Se vuelve a hablar de una posible integración de las operaciones del grupo español en Colombia. De acuerdo con un artículo del diario colombiano Portafolio, vuelve a cobrar fuerza el interés de Telefónica de consolidar su operación fija, en Telefónica Telecom, con su negocio móvil, Movistar. Una de las razones sería la integración operativa de sus principales rivales regionales, Telmex en el mundo fijo y América Móvil en el sector celular, que ya está teniendo lugar en Colombia al igual que en el resto de los países de la región. Pero para ello, primero habrá que ver qué ocurre con la participación que tiene el Estado nacional en el operador, que alcanza casi el 48 por ciento del total de acciones.
Desde hace mucho tiempo que se espera en la industria la fusión o integración operativa de los principales grupos de telecomunicaciones que poseen operaciones tanto en fijo como móvil. Los ahorros por sinergias y en acciones de marketing y publicidad son razones que se vienen esgrimiendo desde hace años por los expertos. Sin embargo, los operadores nunca demostraron demasiada prisa hacia este objetivo, aunque algunas cosas se hicieron: ya queda lejos en el tiempo la ocasión en que Telefónica decidió bautizar Movistar a todas sus operaciones de la región —excepto la de Brasil—, aunque bastante más acá el mismo movimiento de su principal rival, América Móvil, que adoptó Claro a nivel regional, exceptuando Ecuador —donde se quedó con la marca Porta— y Colombia (donde actúa como Comcel). También más recientemente, el grupo Telefónica anunció que dejaría a su tradicional nombre un rol puramente institucional y pasaría a llamar a su servicio fijo al igual que el celular, Movistar. Se espera que también la marca Telmex vaya dejando lugar, al menos fuera de México, a la de Claro —tal vez Porta y Comcel continúen persistiendo—.
Más cerca en la línea temporal, aconteció la integración operativa de Claro y Telmex. Eso debió ser un llamado de atención para su adversario español en lo que respecta al mercado colombiano, uno de los pocos donde Telefónica no tiene todavía el control absoluto. Por eso es probable que el grupo, que ahora ya tiene encaminada la reorganización en Brasil, continúe acomodando sus papeles esta vez en Colombia.
En Brasil, hace algunos meses Telefónica sacó del aire una novela de años, que protagonizaba junto con Portugal Telecom. Ambas firmas —ex socias en el operador celular Vivo— llegaron a un acuerdo para que los españoles adquirieran, finalmente, la parte de sus ex socios. En el mercado brasileño, el grupo español controlaba su filial fija de São Paulo, Telesp, pero compartía el mando de su operador celular nacional, Vivo. En Colombia, en tanto, es a la inversa.
En la tierra del café, Telefónica es dueña absoluta del operador móvil Movistar, pero en el caso de Telefónica Telecom —la operación fija—, posee el control de la firma con algo más de la mitad de las acciones, el 52,03 por ciento. Un 47,96 pertenece a la Nación, y finalmente otros accionistas cuentan con una ínfima parte de la participación. El gobierno de la compañía se rige por el Acuerdo Marco de Inversión —firmado en abril de 2006 por Telefónica, el Gobierno colombiano y los representantes de Colombia Telecomunicaciones (Telecom)—, que establece las reglas de vinculación, compromisos y obligaciones de Telefónica Telecom, así como las normas de funcionamiento y las normas para la toma de decisiones. Telefónica cuenta con tres representantes del grupo en la filial local, mientras que el Estado posee dos representantes.
Ahora, un artículo del diario colombiano Portafolio vuelve a mencionar la posibilidad de que el Estado colombiano abandone su participación en Telefónica Telecom. Según el periódico, el Gobierno colombiano definirá en los próximos meses el futuro de su inversión en la empresa.
Según los términos del Acuerdo Marco de Inversión, los accionistas de Colombia Telecomunicaciones pueden ofrecer todas sus acciones en un solo paquete a Telefónica, que está obligada a adquirirla directamente, vía una de sus subsidiarias, a un precio que debe ser determinado por una banca de inversión designada mediante un acuerdo entre las partes.
Entre las alternativas está la venta a su socio Telefónica, que tiene interés en consolidar sus operaciones fijas y móviles tal y como comenzó a hacerlo recientemente en Brasil desde que se hizo con el control total de la filial celular en aquel país. Una de las opciones que se manejan es que el Estado intercambie sus acciones en la operación fija por una participación accionaria menor en la empresa resultante de la fusión entre la operación fija y la móvil. Lo que está claro es que Telefónica no consolidará las operaciones hasta que no tome el control de la parte fija.
Esta no es la primera vez que se habla de la posible venta de la participación estatal en la empresa. De hecho, en la primera mitad de 2010 sonaba con fuerza esta posibilidad. Uno de los aspectos que preocupa al Gobierno son los compromisos pensionales asumidos por el operador, que son herencia de la época en que la empresa estaba totalmente bajo la órbita estatal. Estos compromisos, en relación con el desempeño que hoy tienen los servicios fijos de telecomunicaciones, generan inquietud acerca de la viabilidad financiera de la empresa en el mediano y largo plazo, de continuar el actual estado de situación. Al parecer, en la primera mitad de 2011 podría haber novedades para la operación local de Telefónica.
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