“Como para malgastar está la situación”, que diría mi abuela. Pues parece que los usuarios pospago del Reino Unido parecen no haberse dado cuenta de la crisis económica o de que están en planes de servicio que no son eficientes para sus propias economías. Así lo concluye un nuevo estudio divulgado por Billmonitor, una consultora del Reino Unido, que destapa un posible “pufo” de casi 8.000 millones de dólares al año.
Al parecer este sobre gasto de los usuarios pospago móviles de ese mercado—25 millones— se debe a que el 76 por ciento de los usuarios se encuentran en planes pospago que no corresponden con su patrón de uso lo que provoca que de media los usuarios gasten la no despreciable cifra de 316 dólares al mes, lo que suma al año los casi 8.000 millones de dólares—esto sí que debe haber sido un “bill shock”—.
Profundizando en las cifras, Billmonitor dice que el 52 por ciento de los usuarios malgastan por estar en planes muy por encima de su consumo real ya que sólo utilizan un 25 por ciento de su capacidad de consumo bajo su contrato actual. Por el contrario, un 29 por ciento se encuentran en planes demasiado bajos para su consumo, lo que les supone cada mes cargos adicionales por sobrepasar la cantidad de minutos, SMS o datos que pueden utilizar por mes.
Billmonitor lo pone en perspectiva y asegura que esa cantidad representa en la actualidad el 44 por ciento de los ingresos retail de los operadores excluyendo las cargas impositivas. Billmonitor dice estar absolutamente seguro de sus cifras debido a que han podido cotejar 28.417 facturas de usuarios pospago anónimos para realizar su estudio y reiteran que no se trata de una encuesta.
Como con toda revelación, la siguiente pregunta es saber qué hacer. Los usuarios evidentemente deben revisar sus planes, pero ¿cómo? Algunos operadores ofrecen herramientas que permiten llevar a cabo una vigilancia, pero por lo general las decisiones sobre los planes pospago se hacen a ojo.
Por otro lado, los reguladores están alertas a cualquier error en la facturación de los operadores móviles, incluso cuando se trata de posibles despistes de los propios usuarios, como con los conocidos “bill shocks” con algunos servicios de datos, especialmente los de roaming. En Estados Unidos quieren evitar precisamente que los usuarios que se pasan de su bolsa de minutos, mensajes o datos reciban alertas para poder detener su consumo si así lo desean.
En definitiva, si las cifras que maneja Billmonitor son reales y al regulador del Reino Unido, Ofcom, se le ocurre cotejarlas, no sería descartable que a alguien se le ocurra la idea de obligar a los operadores a modificar los planes de sus usuarios según sus patrones de uso. Tampoco sería descartable que los propios operadores utilicen estas cifras para ofrecer planes más ajustados al uso real de los usuarios.
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