Telefónica será más latinoamericana que española

Dicen aquellos que han tenido la suerte de inmigrantes y amar por igual a dos naciones que uno no es de donde nace sino de donde se hace. Y Telefónica, monopolio español, ha sufrido una transformación importante desde su privatización y su foco en Latinoamérica. Tanto que la región se le ha ido instalando debajo de la piel de tal forma que ahora, la operadora parece más de la región que de España.

Como dato revelador encontramos que la facturación en Latinoamérica creció un 20 por ciento en el último trimestre de 2010 mientras que en España, que atraviesa una importante crisis económica, los ingresos cayeron en un 7,5 por ciento en relación al mismo periodo un año antes en España, lo que supuso que todo el Grupo se resintiera en su beneficio neto que disminuyó en un 45 por ciento en ese periodo.

Las expectativas de recuperación no pasan precisamente por España, donde Telefónica no ve una recuperación antes de 2013 o 2014. El Grupo esta semana hacía ya un anuncio “no oficial” sobre la posibilidad de reducir su plantilla de 32.000 empleados en España en 6.400 a su vez que planea ajustar los salarios de su plantilla a su productividad y no a la inflación del mercado.

El resto de las filiales europea, a excepción de O2 en Alemania, ofrecen un panorama alentador en los próximos dos o tres años. Así, las operaciones en la región, especialmente Brasil, serán un foco de principal importancia para el Grupo en un intento de sortear la situación de una sobre saturada Europa. En ese mercado, el operador cuenta con unos 200.000 usuarios de banda ancha móvil a través de su filial Vivo y espera tener 5,5 millones para 2013. De hecho Brasil en solitario representa un 20 por ciento de la facturación total del grupo, porcentaje que aumentará en los próximos años debido a la fuerte posición económica de Brasil y a los acontecimientos deportivos en 2012 y 2014. Por ello, y en concordancia con el crecimiento esperado en Brasil, el Grupo planea invertir unos 15.000 millones de dólares hasta el 2014 para modernizar y expandir su actual infraestructura.

Y es que Telefónica maneja varios frentes. En Europa se enfrenta a France Telecom, Vodafone y Deutsche Telekom en varios mercados de importancia como España, Reino Unido o Alemania. Esto grandes competidores también se están expandiendo en otras regiones como mecanismo para poder adquirir mayor escala, pero sobre todo para obtener resultados positivos para sus inversionistas en mercados vírgenes con aún margen de crecimiento, ya sea en usuarios o ingresos.

Vodafone se está centrando en India y África. France Telecom en África y Medio Oriente, y Deutsche Telekom está saliendo de Estados Unidos para centrarse en sus operaciones europeas. Telefónica contrarresta estas expansiones con sus actividades en Latinoamérica, donde planea llevar la mayoría de sus inversiones, ya sea para realizar adquisiciones muy selectas que ayuden a consolidar su posición de mercado, o mediante la inversión en nuevo espectro para ampliar sus operaciones móviles mediante el lanzamiento de nuevas tecnologías de banda ancha móvil, como puede ser LTE.

En Latinoamérica, aunque tiene el terreno bien asfaltado, enfrenta una competencia muy fuerte con América Móvil allá donde se encuentran y en muchos mercados de interés el operador de Carlos Slim le arrebata al Grupo Español el ansiado liderazgo de mercado.

El Grupo Telefónica ya no se presenta como un grupo español, ni siquiera europeo, sino que debe poner como reclamo para los inversores a sus operaciones en la región que son las que están mostrando los números que prometen un retorno y compensan las nubes que planea sobre sus filiales europeas. Y cuando uno habla más de su nueva patria que de la de origen…

Cuenta con más de 22 años de experiencia cubriendo el sector de las telecomunicaciones para América Latina. El Sr. Junquera ha viajado constantemente alrededor del mundo cubriendo los eventos de mayor relevancia para la industria en América, Europa y Asia. Su experiencia académica incluye un BA en periodismo escrito por la Universidad de Suffolk en Boston, MA, y un Master en Economía Internacional en la misma institución.

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