En el conflictivo mercado mexicano, Cofetel gana protagonismo bajo la lupa

La disputa que desde hace años mantienen el Gobierno mexicano y Telmex no da respiro, y ahora se le suma un nuevo condimento con tono escandaloso. La Secretaría de la Función Pública (SFP) analiza si la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) favoreció a Telmex al demorar su definición sobre el pedido para acceder a televisión paga. Aunque la investigación oficial pone el foco el caso referido a la empresa de Carlos Slim, la Cofetel actuó de manera similar frente a otras solicitudes, antecedentes que si bien no permiten hablar de corrupción—podría ser un caso de ineficiencia o dejadez—, la dejan en el banquillo de los acusados.

Según reveló Reuters, los documentos confirman que ex funcionarios de la Cofetel evaluaron la petición de Telmex para entrar en el segmento de TV paga presentada hace tres años y que intercambiaron memos para más tarde responder con una negativa. Hasta aquí, nada parecería estar fuera de lo estipulado, ya que el rechazo es una de las opciones posibles. Pero cuando se analizan las fechas, queda al descubierto una importante irregularidad. El organismo demoró más de lo previsto, por lo que su definición carece de legalidad y la empresa -en este caso Telmex- puede asumir que se le había dado vía libre a su requerimiento.

Ante esta situación, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) -quien tiene la última palabra- salió a revertir el panorama, pero Telmex ya tenía los argumentos necesarios para poder dar batalla en la justicia, conflicto que todavía hoy busca definición en los tribunales. Tanto la SCT, como la SFP investigan cómo es que la decisión de Telmex fue manejada tan ligeramente.

Pero el de Telmex no fue el primer episodio en el que la Cofetel cometió un desliz para beneficiar a un privado. En abril de 2008, sucedió algo similar cuando TV Azteca pidió permiso para ofrecer el servicio de video bajo demanda. El organismo regulador argumentó que el título de refrendo señala que la infraestructura del servicio de radiodifusión está integrada por una red de canales de televisión y, en tales condiciones, no es posible prestar servicios de valor agregado.

Sin embargo, Cofetel se excedió en el tiempo previsto (90 días) para emitir respuesta y de esta manera le otorgó una victoria legal a la empresa que reclamó ante la justicia por la omisión del regulador.

Las diferencias entre la SCT y la Cofetel no son nuevas y sus integrantes siempre se ocuparon de hacerlas públicas. Basta buscar en el archivo de la prensa local para encontrar declaraciones con acusaciones cruzadas que van desde problemas para fijar fechas de licitaciones hasta debates sobre cuál de los organismos tiene competencia ante determinadas situaciones. Incluso llegaron a existir denuncias penales entre directivos de las dos instituciones por “falsedad de declaraciones”.

Dado estos antecedentes, no sorprende que la SCT y la SFP pongan a la Cofetel bajo la lupa; una contundente confirmación de lo conflictivo que es el marco regulatorio en México. Por otro lado, la situación también servirá para dilatar aún más la disputa de Telmex que está dispuesta a seguir combatiendo legalmente para conseguir que se modifique su título de concesión y así poder ofrecer el servicio triple play.

Seguramente, uno de los argumentos que la Cofetel utilizará para defender sus gestiones será la falta de presupuesto que se podría traducir en una reducción de su capacidad operativa para resolver muchos conflictos en corto plazo. Esta advertencia fue hecha sobre el presupuesto actual que maneja el ente: “en el presupuesto nos fue mal, perdimos 106 millones de pesos (ocho millones de dólares), a pesar de haber presentado una propuesta presupuestal y justificación. Pero lo que también es preocupante es que las empresas saben que la unidad regulatoria no tiene la capacidad de vigilarlos”, alertó Mony de Swaan, presidente del órgano, en el 2010 cuando se le otorgaron 50 millones dólares para el año siguiente.

Se sabe que las telenovelas mexicanas son las más impactantes de toda la región y se consumen como pan caliente en toda América Latina. Así lo confirma este culebrón protagonizado por el Gobierno, organismos reguladores y empresas. Una historia apasionante, en la que cada episodio presenta un nuevo villano y traiciones que buscan venganza. Para los amantes de este género, tranquilidad, aún quedan muchos espisodios.

César Salvucci es un periodista argentino egresado del instituto Taller Escuela Agencia (TEA) y actualmente cursa la carrera de Ciencias Políticas en la Universidad de Buenos Aires. Sus primeros pasos en el periodismo fueron en el área cultural, dentro de la Fundación Proa. Más tarde trabajó en la redacción del diario Clarín y luego se destacó como cronista televisivo para el portal Prensa Política, donde siguió de cerca la agenda nacional e internacional entrevistando a las figuras más relevantes de la esfera política. Ahora forma parte del canal de noticias CN23 y desde mayo de 2011 escribe para TeleSemana.com haciendo foco en los sucesos más importantes del sector de las telecomunicaciones en América Latina y el Caribe.

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