Perú: cambio político no afecta al sector telecom, por ahora

Las elecciones presidenciales en la cuna de la civilización andina fueron seguidas de cerca por todo el arco empresarial. Es que en los últimos años, Perú ha ido dejando de ser una mera nación turística, ya que la explotación de minerales ha logrado consolidar su economía. Esto permitió crear el marco necesario para el nacimiento de un mercado atractivo en el resto de los sectores. Las inversiones en telefonía móvil previstas en Perú superan los 2.760 millones de dólares para los próximos dos o tres años y pese a que la victoria del nacionalista Ollanta Humala las hizo tambalear, sus primeros pronunciamientos como presidente electo ahuyentaron la desconfianza de los empresarios. La invitación para atacar la desiguladad desde el Estado y los privados quedó enviada.

“Las decisiones que yo tome como presidente electo pueden calmar las aguas, pero también pueden agitarlas”, fue la lectura que Humala hizo en plena euforia triunfalista. Al día siguiente de la segunda vuelta que lo consagró, la bolsa de Lima se desplomó. No era de sorprenderse. Los analistas pronosticaban esta reacción ya que los empresarios apostaban por una victoria de Keiko Fujimori, candidata que lleva el neoliberalismo en la sangre. Los asesores del futuro presidente no tardaron en aconsejarle que no renuncie a sus discursos de izquierda, pero que mire más a Lula da Silva o Dilma Rousseff antes que a Hugo Chávez. La explicación es tan simple, que nadie se atrevió a sugerir otra alternativa: Perú tiene en juego muchos intereses, pero terminar con la continuidad del crecimiento económico es un precio muy alto que nadie está dispuesto a perder.

Durante el 2010, Telefónica había anunciado que invertiría 1.500 millones de dólares en tres años, mientras que Viettel -el recién llegado operador vietnamita- haría lo suyo aportando 250 millones en el país. A esto se le suma el inicio de las operaciones de Virgin como en MVO que eligió a Perú como uno de los ocho países en los que desembarcará en América Latina. Datos y cifras extraordinarias que dan cuenta de la realidad que vive el país. O al menos, de una parte: la nación cuenta con un crecimiento sostenido a un ritmo que algunos años ha superado el 8 por ciento anual, según datos del Fondo Monetario Mundial y el Banco Mundial.

También tiene en su historial el logro de haber sido uno de los países de América Latina con más crecimiento de inversión extranjera durante el 2010, según la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad). Las inversiones directas aumentaron un 45 por ciento y de esta manera logró “superar” estadísticamente a Chile y ubicarse detrás México. Perú es sin dudas un mercado emergente, que ante la grandeza de México, Brasil o Chile, suele pasar inadvertido en los titulares de la prensa.

Pero esta es apenas una de las caras de la realidad peruana. El Banco Mundial indica que el 66 por ciento de la población rural vive en situación de pobreza y más de un tercio en pobreza extrema. El porcentaje se eleva a medida que se viaja hacia el sur del país. El sociólogo peruano Julio Cotler retrata con agudeza la situación: “la paradoja del Perú es que los salarios cayeron el 10 por ciento en los últimos 10 años, pero los beneficios de los grandes grupos económicos crecieron el 30 por ciento”.

La desiguladad, moneda corriente en América Latina, no está ausente en el mercado de las Telecomunicaciones que cuenta con 26,3 millones de celulares, según el Organismo Regulador de Inversión Privada en Telecomunicaciones (OSIPTEL). Pero la penetración de la telefonía móvil -que pisa el 80 por ciento- se debe analizar minuciosamente. “En Lima tenemos una penetración más allá de 100 por ciento. El reto son las provincias”, priorizó la directora de Asuntos Regulatorios y Responsabilidad Corporativa de Telefónica Móviles, Elizabeth Galdo.

Ante este panorama -de crecimiento sostenido, pero gran desigualdad-, Humala fue astuto en garantizar rápidamente que el cambio político no afectaría los intereses de las empresas que estén dispuestas a invertir en su nación. Este simple compromiso de mantener el marco jurídico puede sonar sencillo e innecesario, pero es lo que las empresas esperaban en una región acostumbrada a que las políticas se renueven con la llegada de nuevos gobiernos. Bastaron dos frases de Humala para que el temor de una oleada nacionalista se diluyera, aunque claro está que la convivencia entre el sector privado y el Estado se definirá a lo largo de los próximos años.

“Este es un aporte a la inclusión social y a las mejores oportunidades de desarrollo que vienen aparejadas con el acceso a mejores servicios de telecomunicación. Así, los pueblos del interior, en dos o tres años, tendrán servicios similares a los que disfrutan ciudades más desarrolladas como Lima u otras capitales del mundo”, explicó el Presidente de Telefónica, César Alierta, con argumentos que satisfacen los deseos de quien gobernará Perú hasta el 2016.

El primer paso está dado. Una invitación a la confianza, con la que Humala apunta a conseguir mayores inversiones sin descuidar políticas que reduzcan las brechas sociales. Una difícil tarea, en la que los dos actores son necesarios y complementarios. Lectura que Perú -en la timidez de su protagonismo- parece haber comprendido.

César Salvucci es un periodista argentino egresado del instituto Taller Escuela Agencia (TEA) y actualmente cursa la carrera de Ciencias Políticas en la Universidad de Buenos Aires. Sus primeros pasos en el periodismo fueron en el área cultural, dentro de la Fundación Proa. Más tarde trabajó en la redacción del diario Clarín y luego se destacó como cronista televisivo para el portal Prensa Política, donde siguió de cerca la agenda nacional e internacional entrevistando a las figuras más relevantes de la esfera política. Ahora forma parte del canal de noticias CN23 y desde mayo de 2011 escribe para TeleSemana.com haciendo foco en los sucesos más importantes del sector de las telecomunicaciones en América Latina y el Caribe.

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