Así lo revela una investigación realizada por Coleman Parkes que encuestó a más de 4.700 usuarios de diferentes edades en 14 países de Norte y Sudamérica, Europa, Asia y Oceanía. Además, el 49 por ciento, considera su dispositivo móvil como un factor social clave. En tanto, el 70 por ciento tiene deseos de que a futuro se puedan hacer aún más cosas con los teléfonos.
El informe también destaca que los consumidores se pueden clasificar en tres grandes grupos: Cyborgs, Centauros y Cowboys del espacio.
Los primeros utilizan los dispositivos en todos lados y son los más dispuestos a pagar por servicios premium. Son usuarios entusiastas de redes sociales y juegos online, pero también utilizan los mensajes instantáneos, de voz y de texto para mantenerse en contacto.
Los Cyborg se encuentran principalmente en América Latina y en mercados emergentes de Asia, como Singapur, Vietnam y Tailandia.
Los Centauros ven a su móvil como un dispositivo funcional y no como un reflejo de su personalidad. Ponen límites entre los lugares, especialmente para diferenciar ámbitos laborales del hogar. No usan el mismo teléfono para uso profesional y para uso personal. Prefieren la interacción cara a cara antes que las conversaciones telefónicas con sus amigos y familiares, pero no para contactarse con su proveedor de servicio.
Lo interesante es que los Centauros hacen un uso más intensivo de los mensajes de texto, porque los mensajes erosionan los límites antes mencionados de una forma más sutil, y esto explica por qué el mensaje de texto sigue siendo un servicio popular a pesar de las nuevas plataformas de mensajería. Prefieren aquellos planes que les permiten controlar el gasto, como los prepagos, pero están dispuestos a pagar un extra por servicios adicionales como mejor calidad de servicio o la posibilidad de acceder a contenidos y aplicaciones con el dispositivo móvil. Son la comunidad predominante en Europa y en mercados como Australia y Nueva Zelanda.
Por último, los Cowboys del espacio son nómadas tecnológicos que son individualistas e imprevisibles, y que cambian habitualmente de dispositivo y de proveedor por motivos tanto tecnológicos como económicos.
Buscan un camino, un servicio y un plan personalizado, y evitan la interconectividad y la sincronicidad. Tienen una actitud funcional frente a la tecnología y utilizan el teléfono móvil para su ventaja personal más que para aumentar su interacción o conectividad social.
Son los más dispuestos a ser influenciados por el proveedor de servicios, tanto en términos del producto como del servicio que compran, aunque sólo pagan por un servicio adicional en la medida en que perciben su valor. Este perfil es más frecuente en Norteamérica.
