La española calificó de “brillante” al mercado brasileño y pese a que no emitió calificativo para el mercado venezolano, está claro que lejos está de brillar. Pese a que Venezuela es la cuarta filial en orden de importancia dentro de América Latina, la imposibilidad de aumentar tarifas y repatriar dividendos generan dolores de cabezas del otro lado del Atlántico.
A principios de mes, informamos sobre el escueto comunicado de prensa que la empresa utilizó para anunciar que suspendía el aumento de tarifas “hasta nuevo aviso”. La decisión se tomó luego de que el Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios (Indepabis) iniciara un procedimiento administrativo. En realidad, todo empezó cuando más de 3.000 clientes presentaron sus reclamos ante el aumento y las fallas en el servicio de telefonía móvil.
Pero este no es el único problema que enfrenta el operador en el país. Telefónica tiene retenida una repatriación de dividendos debido a un control de cambios que el Gobierno aún no autoriza. Desde finales de 2006, tiene pendiente de repatriar entre 2.500 a 3.000 millones de dólares.
Las utilidades generadas por el operador se encuentran congeladas por un esquema de control de cambio aplicado desde la devaluación del bolívar venezolano en enero de 2010. En los últimos tres años la compañía sólo pudo repatriar 550 millones de dólares. En agosto del año pasado el operador suspendió a los clientes venezolanos el servicio de roaming internacional debido a la falta de divisas para cumplir con el pago a proveedores en el exterior.
La compañía continúa en negociaciones con órganos del Gobierno para llegar a un acuerdo antes de fin de año.