¿Está Estados Unidos bloqueando a los fabricantes chinos?

La pregunta es de tan fácil respuesta que no resuelve nada porque depende de a quién se le pregunte. Sin embargo, hay hechos que podrían inclinar la balanza hacia el “sí”: Estados Unidos no quiere ni en pintura a los proveedores chinos en su infraestructura pública ni en la privada.

Desde hace ya varios años la agresividad con la que Estados Unidos impide que Huawei gane mercado en su territorio se ha intensificado, tanto en el ámbito privado como en el público. El último episodio está relacionado con la construcción de una red LTE que utilizaría el gobierno para sus servicios de emergencia. Los proveedores de infraestructura podrán entrar en la licitación ofreciendo sus propuestas. Según algunos medios de Estados Unidos, el gobierno de ese país no permitiría al proveedor chino participar de la licitación por considerar que sus equipos pueden ser utilizados por el gobierno y el ejército de ese país para maniobras de espionaje.

En el ámbito privado, los operadores del país también ignoran algunas de las propuestas que ofrece el fabricante chino y se asume que reciben presiones para intentar minimizar el número de equipos y servicios provenientes de Huawei. El último caso lo escenificó Sprint quien no consideró en noviembre de 2010 las propuestas de Huawei y ZTE para modernizar su infraestructura, a pesar de que estas eran considerablemente más asequibles en precio que las propuestas por el resto de proveedores. Aunque Sprint apeló a la desconfianza sobre la capacidad de estas empresas de entregar lo que ofrecían en su propuesta, varios senadores del país levantaron la voz contra una posible contratación de Huawei y ZTE aduciendo que su participación podría poner en riesgo la seguridad nacional.

Los proveedores chinos, especialmente Huawei, han tragado con todas estas acusaciones intentando no alimentarlas haciendo mucho ruido al respecto. Esta semana, sin embargo, su tono ha cambiado y parecen haber decidido que es el momento de entrar en acción.

Y la táctica puede que no sea desacertada, pues los intentos de asustar a la ciudadanía con la seguridad nacional, hoy pueden ser suavizados con el desempleo y la deceleración económica. De ahí que, Huawei, que tiene a 1.500 personas en su plantilla en Estados Unidos y consume en el país 6.100 millones de dólares en productos y servicios para mantener su operación, amenace con reducir sus inversiones en el país, lo que podría incluso suponer la reducción de su plantilla actual.

El fabricante chino demanda que el gobierno acuse con pruebas, si es que las tiene, de que existen relaciones comprometidas con el gobierno chino o el ejército, y que de no tenerlas frene este constante goteo por el cual se le acusa de ser una amenaza para la seguridad nacional del país.

Los cierto es que Huawei ha ganado mucho terreno en el mercado y que los precios de sus equipos y servicios levantan malestar entre el resto del sector, por considerar que a nivel internacional esta empresa no juega limpio en lo que respecta a su estructura de costos y a posibles ayudas financieras gubernamentales en momentos puntuales. Por lo que, pruebas, lo que se dice pruebas, el gobierno de Estados Unidos no tiene para realmente asegurar que los equipos de Huawei son una amenaza para su seguridad nacional. Pero Huawei aún no es lo transparente que algunos gobiernos fuera de china necesitan para confiar en su oferta al igual que lo hacen con la de otros proveedores.

Cuenta con más de 22 años de experiencia cubriendo el sector de las telecomunicaciones para América Latina. El Sr. Junquera ha viajado constantemente alrededor del mundo cubriendo los eventos de mayor relevancia para la industria en América, Europa y Asia. Su experiencia académica incluye un BA en periodismo escrito por la Universidad de Suffolk en Boston, MA, y un Master en Economía Internacional en la misma institución.

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