Una noticia que se repite una y otra vez en el mercado mexicano: un operador que no cumple y el regulador que impone una multa que seguramente será abonada sin mayores quejas para que luego todo siga igual.
Esta vez es el caso de Telcel, Nextel y Telmex que serán multadas luego de que la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) presente la propuesta ante la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) por incumplimiento a sus obligaciones como concesionarios.
“Se encontró que dicho concesionario (Nextel) no presta los servicios que tiene concesionados de acuerdo a la cobertura que se le autorizó, y que no cumple con la normatividad aplicable respecto a la expedición de sus facturas”, señala un comunicado del organismo.
En el caso de Telmex, Informador publica que la compañía si bien presentó el sistema de quejas y reparación de fallas, pero en la entrega de los reportes mensuales no incluyó la incidencia de fallas por tipo, las acciones correctivas adoptadas y las bonificaciones realizadas, burlando la normativa vigente.
En tanto, Telcel presentó diversas fallas durante el año pasado y múltiples quejas de sus usuarios que derivaron en una inspección del regulador.
Tras el paso de la lupa de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que reveló -¿para sorpresa de las autoridades?- que el mercado local no era competitivo, los responsables del sector comenzaron a dar ciertas señales de alerta.
El Subsecretario de Comunicaciones y Transportes de México, Héctor Olavarría, por ejemplo indicó que se tomarían 10 medidas, como si se tratara de los pasos a seguir para concretar un truco de magia, para volver al sector de las telecomunicaciones más competitivo.
Sin embargo, la realidad muestra que México parece seguir apostando a lo que más sabe hacer: multar y por qué no llevar los conflictos hasta el terreno legal.
Desde TeleSemana.com planteamos hace un tiempo si las multas eran realmente efectivas para crear mayor competitividad. El mercado local parece responder que existe un acuerdo tácito en el que los reguladores multan, los operadores pagan y todo sigue igual, ya que esto resulta una vía de escape más económica que la de invertir para mejorar los servicios.