Están las cableras de EE.UU. mostrando el camino al resto

Todos los operadores de telecomunicaciones pasan, en algún momento, por una situación por la cual quieren entrar a otros ámbitos del negocio que antes estaban bien acotados. Las cableras por un lado, los fijos por otro, y los móviles a lo suyo, pero con la certeza de que la movilidad acabaría siendo la estrella de la película. Los avances en el mercado ya sabemos que han borrado las fronteras y ahora todos quieren estar en todos lados, cuantos más “play” se puedan ofrecer, mejor; por ello, el quadruple play sería el objetivo de todo bicho viviente en el sector de las telecomunicaciones.

Cómo llegar a convertirse en ese animal de cuatro patas no está tan claro y algunos operadores se han estrellado con inversiones millonarias que han servido, literalmente, para nada. Bueno sí, suponemos que para aprender algún tipo de lección sobre el negocio. Y parece que las cableras de Estados Unidos se han dado un par de castañazos de importante calibre; por eso, parecen estar, ahora, tomando algunas decisiones más eficientes, si se quiere. ¿Podrían estar mostrando el camino a algunos cableros de la región que parecen estar siguiendo la misma ruta que estas cableras ya recorrieron en Estados Unidos sin éxito?

Empecemos el cuento con una cronología inversa. Después de un par de años jugueteando con la idea, cinco cableras de Estados Unidos anuncian el lanzamiento de una marca conjunta “CableWiFi” para ofrecer acceso en hotspots. Bajo este nombre, los usuarios de Bright House Networks, Cablevision, Comcast, Cox Communications y Time Warner Cable podrán acceder a los 50.000 hotsposts públicos que combinan entre todas ellas sin costo adicional. Es decir, un usuario de Cox Communications podrá acceder a hotspots de Time Warner Cable y viceversa sin saberlo, pues lo único que identificará el hotspot será la nueva marca CableWiFi.

Hay dos aciertos en esta decisión. Primero, apostar por la tecnología Wi-Fi e incrementar los puntos de acceso Wi-Fi públicos, o hotspots, para aprovechar que la mayoría de los usuarios de las cableras tienen algún dispositivo con esta tecnología: un smartphone, tableta o laptop. Segundo, el asociarse entre ellas en un acuerdo que incremente los accesos para todos sus usuarios, un valor añadido que en ese país se catalogaría como un “no brainer” o un “win-win”.

El acceso a redes Wi-Fi públicas en Estados Unidos se ha multiplicado en los últimos años, como consecuencia de la rápida masificación de los smartphones con esa tecnología y porque los propios operadores móviles, como Veziron Wireless y AT&T, han hecho un trabajo de campo para dejarles saber a sus usuarios que pueden, y deben, acceder a sus hotspots, una cortesía necesaria para evitar congestionar las macro redes celulares. Se estima que en Estados Unidos más del 50 por ciento de los dispositivos en circulación ya son smartphones.

Por si fuera poco, el usuario valora significativamente el tener acceso a redes Wi-Fi públicas. Según una encuesta desarrollada por el Wi-Fi Alliance con 1.000 usuarios de smartphones y tabletas en Estados Unidos, el 72 por ciento  de los encuestados se cambiaría de operador si hubiese uno que ofreciera acceso a Wi-Fi en sus hotspots sin cargo adicional. Y el 72 por ciento estaría dispuesto a pagar un extra porque la autenticación en esos hotspots fuese automática. Es decir, que el hotspot le reconociera como usuario del operador y automaticamente le conectara.

Así pues, las cableras no están haciendo nada que no deban, sino todo lo contrario, están encontrando en su asociación, en la tecnología Wi-Fi, y en la composición de dispositivos en su mercado nacional la combinación perfecta para llevar sus servicios más allá del hogar sin realizar grandes inversiones en espectro o infraestructura de red.

Pero cuidado, que esta toma de decisión viene predecida de lo que se podría catalogar como meteduras de pata de consideración. En 2006, varias de estas cableras crearon un Joint Venture (JV) bajo el nombre de Spectrum Co. Y como su nombre indica, la idea era participar en la subasta de espectro Advanced Wireless Spectrum (AWS) que llevó a cabo la Federal Communications Comission (FCC) ese mismo año. Lo peor para este JV fue que se adjudicó 20 MHz de espectro inalámbrico que quedó practicamente inutilizado a excepción de Cox Communications que intentó, sin éxito, lanzar su propia red. Este mismo operador también se adjudicó espectro en la banda de 700 MHz en la licitación que se celebró en 2008. El año pasado Cox anunciaba que era imposible competir contra Verizon Wireless y AT&T, algo que también declararon la semana pasada ejecutivos de Sprint, y, por eso, desistía de invertir en una red propia.

En la actualidad, los operadores de cable que forman Spectrum Co. están a la espera de que la FCC apruebe la compra de su espectro por parte de Verizon Wireless. Este operador pagaría a las cableras 3.600 millones de dólares por el espectro —hay oposición a la compra por parte de operadores regionales que creen que Verizon Wireless ya tiene suficiente—. Esto significa que aquellos que pensaban que las cableras serían capaces de desarrollar su propia red y ofrecer una alternativa nacional a los operadores existentes, tendrán que esperar a que estas mismas empresas se animen a hacerlo como operadores virtuales (MVNOs), pues como operadores de red ya no parecen tener ninguna intención.

Curiosamente, si la FCC aprueba la compra de l espectro de Spectrum Co. por parte de Verizon Wireless, este operador se compromete precisamente a ofrecerles a las cableras la opción de crear un MVNO en su red. De esta forma, las cableras tendrían todo lo necesario para ofrecer quadruple play sin tener que pelearse con los grandes peces de la telefonía móvil y sin desviarse de su negocio, pues al final, llegar al quadruple play puede verse como un valor añadido y no como un core del negocio.

 

Cuenta con más de 22 años de experiencia cubriendo el sector de las telecomunicaciones para América Latina. El Sr. Junquera ha viajado constantemente alrededor del mundo cubriendo los eventos de mayor relevancia para la industria en América, Europa y Asia. Su experiencia académica incluye un BA en periodismo escrito por la Universidad de Suffolk en Boston, MA, y un Master en Economía Internacional en la misma institución.

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