La semana en Estados Unidos ha sido movidita, no sólo por las presidenciales al país, sino porque el debate sobre el espectro y los posibles avances tecnológicos para maximizar su uso se han cruzado de una forma paralela, cuando debería ser un debate convergente. Por un lado la asociación CTIA volvió a la carga recientemente, reclamando más espectro para el despliegue de servicios de banda ancha móvil. Al poco de sus reclamaciones, que se suceden cada trimestre, medios reconocidos del país pusieron en cuestión el argumento de que Estados Unidos estuviera sufriendo una crisis con este bien finito.
CTIA se vio obligada a reaccionar con un comunicado en su blog donde se defendían de las acusaciones de que estaban exagerando el problema espectral en el país. No hay que olvidar que como todo grupo de lobby, CTIA defiende unos intereses concretos, por lo que también es de esperar que el resto de observadores tengan este detalle en cuenta cuando estos altavoces tiran sus máximas.
Y mientras este debate corría por la Web, entre CTIA defendiendo que sus argumentos son “honestos”, y que siempre lo han sido, en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) se anunciaba un avance que podría ser clave para poder aprovechar el finito recurso del espectro —CTIA puede tener razón en sus peticiones, pero el problema espectral llegará un momento en que no se resolverá con más espectro porque no habrá—.
Los investigadores de MIT dicen que durante una sesión inalámbrica de datos, algunos paquetes se pierden en la transmisión debido a interferencias o congestión. Estos paquetes en sí mismos generan congestión en la red ya que siguen generando tráfico, entre otras cosas porque el sistema los vuelve a enviar para asegurar la transmisión correcta. Esta corrección de paquetes perdidos por nuevos provoca un uso ineficiente de los recursos.
La tecnología, que se llama en código TCP y que ya ha sido licenciada a varias compañías cuyo nombre MIT no puede divulgar por acuerdos de confidencialidad, ha demostrado en el laboratorio que una pérdida del dos por ciento de los paquetes provoca que una conexión Wi-Fi pase de operar de 1 Mbps a subir a 16 Mbps. En pruebas de campo en el tren en Boston, Massachussets, donde se experimenta una pérdida del cinco por ciento de los paquetes, al recuperarlos la red pasa de ofrecer velocidades de 0,5 Mbps a 13,5 Mbps.
Esto se consigue mediante ecuaciones de álgebra que se envían describiendo los paquetes a través de la red, en lugar de enviar los paquetes de datos. Debido a que estas ecuaciones son “lineales” provocan poca carga en la red y los dispositivos —esperamos que alguien en la audiencia sepa de qué estamos hablando—.
MIT espera que la tecnología esté disponible comercialmente en dos o tres años, y quién sabe, igual CTIA y sus operadores no tendrán que solicitar nunca más espectro.
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