La brasileña Oi reportó ingresos de 6.703 millones de reales (1.823,6 millones de reales) en el último trimestre del año pasado, una caída del 8,5 por ciento en comparación al mismo período en 2014.
El operador consignó pérdidas de 4.551 millones de reales (1.238,1 millones de dólares). El Ebitda totalizó 1.706 millones (464,1 millones de dólares), una baja interanual del 46,6 por ciento, mientras que el margen cayó 18,2 puntos porcentuales hasta 25,5 por ciento.
En el segmento residencial, Oi registró ingresos por 2.392 millones (650,7 millones de dólares), una baja del 3,3 por ciento. El ARPU creció 5,8 por ciento y alcanzó los 79,6 reales (21,6 dólares), beneficiado por las ofertas convergentes y de high end. Sin embargo, las bases de telefonía, televisión paga y banda ancha fija se redujeron en un 8,6 por ciento; 6,3 por ciento y 2,9 por ciento hasta 10 millones, 1,1 millones y 5,1 millones de clientes, respectivamente.
En el segmento móvil, Oi registró una facturación de 2.106 millones de reales (572,9 millones de dólares), una caída anual del 13,4 por ciento que la firma atribuyó al impacto del recorte de las tarifas de interconexión móvil y la externalización de la venta de equipos. El ARPU móvil cayó un 7,6 por ciento hasta los 17,3 reales (4,7 dólares).
La base de usuarios móviles bajó 5,4 por ciento hasta 45,8 millones de los cuales el 85,1 por ciento suscribía a prepago y 14,9 por ciento a postpago. Por su parte, la base de clientes corporativos se redujo 8,5 por ciento hasta 7,2 millones. En este segmento, 4,4 millones de usuarios estaba abonado a servicios de telefonía fija, otros 2,2 millones a telefonía móvil y 580.000 a banda ancha.
Aquejada por un rojo financiero que ascendía a 54.981 millones de reales (14.958,1 millones de dólares) al cierre de diciembre, Oi tendría intenciones de negociar con sus acreedores transformar deudas en acciones. En el transcurso del año, el valor de las acciones ordinarias de la empresa cayó 53 por ciento hasta 1,11 reales (0,3 dólares).
