¿Es la dispersión de servicios OTT de video una oportunidad para los operadores?

En 2011, cuando Netflix llegaba a tierras latinoamericanas, veíamos en él a un competidor de la TV paga, capaz de ofrecer series y contenidos a precios económicos y canibalizar el modelo tradicional de la industria. Netflix aterrizaba ofreciendo muchos de los contenidos que programaba la TV paga tradicional, en un modelo mucho más conveniente para el usuario, tanto a nivel de usabilidad como precio.

En ese entonces, la preocupación del OTT norteamericano era como achicar las ventanas de explotación de contenidos para ofrecer películas y series simultáneamente o incluso antes de lo que se ofrecía en modalidad “pago para ver” (PPV, por sus siglas en inglés) y televisión paga lineal. Netflix contaba en su catálogo con contenidos con al menos uno o dos años de antigüedad y ya se podía ver que no se conformaría con ser un repositorio de películas y series que los grandes estudios cinematográficos ya no le encontraban valor para comercializar.

Lo que quizás nadie podía esperar era que su modelo viraría hacia un productor de contenidos originales de televisión. Hacer negocios con los grandes estudios es dificultoso y el verdadero diferencial que encontró Netflix para hacer crecer su negocio fue comenzar a producir contenidos propios.

Para la misma época, los productores de contenidos comenzaron a darse cuenta que los usuarios prefieren consumir sus productos en modalidad bajo demanda y decidieron desarrollar sus propias plataformas. Es así como nacen propuestas como Fox Play, ESPN, Play, HBO Go, entre otras. En una primera etapa, aparecían asociadas al operador de TV Paga: cuando un usuario contrataba un paquete Premium de estas señales, tenían acceso también a los contenidos en modalidad bajo demanda y OTT.

Ya en los últimos dos años, con Netflix consolidándose como un productor de contenidos —y priorizando en su plataforma sus series en lugar de las de terceros—, los estudios comenzaron a romper relaciones con el gigante del streaming y lanzando sus propias plataformas de manera mucho más activa. El pensamiento detrás de este movimiento es que si Netflix puede saltearse toda la cadena tradicional, ellos también pueden llegar al usuario con una propuesta de series y contenidos OTT.

Fue así como nacen Amazon PrimeHBO Go —ahora sí, con una oferta directamente al usuario de banda ancha— y Crackle (Sony Picture Television), entre otros. Recientemente, Disney anunció que también rompería con Netflix para lanzar el próximo año una oferta propia OTT.

A este enorme listado de alternativas hay que sumarle iniciativas más pequeñas como la argentina Qubit, YouTube Red —por ahora no disponible en Latinoamérica— y todas las plataformas OTT y VoD que los operadores de TV paga han lanzado para hacerle frente a los OTTs. En América Latina, algunos ejemplos son Megacable (México) con Xview y Cablevisión (Argentina) con Flow, entre muchos otros. En el Caribe, Digicel es uno de los más activos en TV Everywhere.

Además, hasta los operadores de telecomunicaciones fijos y móviles han desembarcado con propuestas como Clarovideo, Movistar Play y Tigo Play, con resultados variados. Incluso, Telefónica intenta competir con OTTs emulando la estrategia de producción de contenidos originales.

Es importante diferenciar los modelos: mientras que Amazon, HBO y Netflix atacan directamente a los usuarios de banda ancha, los operadores de TV paga suelen ofrecer sus OTTs de manera gratuita y como un complemento a su oferta tradicional de televisión —aunque algunos también se animan a llevar sus productos fuera de su cartera de clientes—. Existe un tercer modelo, el de Crackle, que aprovecha la alianza con los operadores de TV paga para que sean ellos el canal de comercialización de su servicio de VoD OTT. Una estrategia que recuerda a los inicios de Qubit, una compañía que nació como una marca blanca para el operador pero que hoy está vendiendo directamente al cliente final.

De la dispersión a ¿la convergencia?

Esta dispersión de ofertas, plataformas y aplicaciones aparece también en los precios de los servicios al usuario. Netflix ofrece tres planes: un básico, estándar y premium entre ocho y 12 dólares mensuales, dependiendo el país y la moneda en que se realice el cobro por el servicio —en algunos mercados ya ha comenzado a realizar la facturación en moneda local, fundamentalmente por reglas impositivas, aunque también para evitar que la fluctuación cambiaria atente contra la posibilidad de pago de sus clientes—. Amazon Prime compite a un precio muy económico, de sólo 2,99 dólares los primeros seis meses y 5,99 dólares pasado ese tiempo. HBO Go, en tanto, cuesta unos 10,99 dólares mensuales la suscripción de manera independiente.

Es decir que si un usuario quiere ver un día una película de diferentes estudios deberá tener al menos dos servicios contratados, dos aplicaciones instaladas en su dispositivo de preferencia y cambiar entre una y otra cada vez que quieran consumir contenidos de diferentes productores.

Esta dispersión, que primero parece una franca amenaza a los modelos tradicionales, no obstante, puede representar una oportunidad tanto para los fabricantes de dispositivos, desarrolladores de sistemas operativos y operadores de TV paga y telecomunicaciones. El fabricante de equipamiento (CPEs, SmarTV y dispositivos móviles, entre otros) capaz de tener todas las aplicaciones de VoD OTT disponibles en su tienda tendrá una mayor oportunidad de penetrar en el mercado. Y lo mismo servirá para los operadores de telecomunicaciones y televisión por suscripción.

Quizás no sea eficiente a nivel económico pero sería útil para un usuario tener un intermediador entre él y todos los estudios: un único operador que pueda ofrecerle una misma plataforma para ver contenidos de diferentes OTTs. Y que sea este mismo operador el que le cobre por la conectividad y por los servicios de streaming de video en una única factura y en moneda local. Axtel en México ya lo está haciendo. El operador ofrece un servicio VoD que integra contenidos de Crackle, Fox Premium y HBO Go. El precio de su servicio VoD es de 3,68 dólares mensuales y luego se deben contratar los paquetes de Crackle, Fox y HBO por separado. La facturación se realiza en pesos mexicanos y en una única factura.

Cualquier operador que ofrezca servicios de TV paga está en condiciones de hacer este tipo de acuerdos. Son los que tienen el know how y el contacto con los grandes estudios y saben cómo ofrecer productos de televisión por suscripción. Es posible que esta dispersión de ofertas OTTs de video sea una oportunidad, en vez de una amenaza, para volver a ser el eslabón de la cadena más cercano al cliente.

Leticia Pautasio es periodista y Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Quilmes (Buenos Aires, Argentina). Durante su carrera profesional se desempeñó en gráfica, radio y medios de comunicación en línea. Desde 2009 se especializa en tecnología, telecomunicaciones y negocios; cubriendo la realidad del sector en América latina. En 2013 obtuvo el diplomado "El Periodista Latinoamericano como agente y líder en el desarrollo social" del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (México). Contacto: [email protected]

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