El Organismo Supervisor de la Inversión Privada en Telecomunicaciones (Osiptel) publicó un informe que analiza la situación comercial de la Red Dorsal Nacional de Fibra Óptica (RDNFO), en el marco de una asistencia técnica solicitada por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), que se ha puesto como objetivo reducir la tarifa que hoy cobra Azteca Comunicaciones para su servicio de transporte.
La Red Dorsal enfrenta una situación delicada: la infraestructura se encuentra subutilizada y el modelo de concesión —que garantiza los ingresos independientemente de las ventas— provoca que el Estado peruano destine grandes sumas de dinero para sostener el servicio.
El informe del regulador parece indicar que el modelo de negocio debe modificarse ya que el mercado peruano ha cambiado y, por tanto, las proyecciones realizadas en 2012 ya no tienen razón de ser en un mercado competitivo y con alta penetración de banda ancha móvil.
“A pesar de que hay expectativas de crecimiento en el mercado de servicios finales, en especial para la banda ancha móvil, la cuota de tráfico que se cursaría a través de la RDNFO sería mucho menor de lo proyectado en 2012”, indica en sus conclusiones Osiptel. La razón es que los principales operadores han desplegado fibra óptica y cursan parte de su tráfico por estas redes. Según Osiptel, Viettel cuenta con la mayor cantidad de fibra desplegada, con cerca de 9.521 kilómetros en 71 provincias. América Móvil se ubica en segundo lugar con 5.070 kilómetros en 34 provincias, seguido de Telefónica con 4.134 kilómetros en 98 provincias y el operador mayorista Internexa, con 3.424 kilómetros en 38 provincias. De esta manera, Azteca solo tiene presencia exclusiva en 56 distritos, es decir, solo el 2,99 por ciento de la totalidad de sitios con enlaces de transporte.
Esta situación, como era de esperar, tiene un impacto directo en la demanda. En 2012 se esperaba un tráfico de 93 Mbps para 2018 y de 357 Mbps para 2025. Sin embargo, llegando a finales de 2017, Osiptel tuvo que realizar estimaciones a la baja que indican una demanda de solo 37 Mbps en 2018 y de 230 Mbps en 2025. La demanda se ajustaría a unos 221 Mbps anuales en el largo plazo.
Además del volumen total, también hubo que modificar las proyecciones con respecto a su composición. Entel —que adquirió las operaciones de Nextel Perú en 2014— contrariamente a lo que se esperaba, es el principal comprador de transporte de la Red Dorsal, con el 78 por ciento de la capacidad actual contratada.
“En la fase de diseño no se contemplaron escenarios de superposición de las redes de fibra óptica de otras empresas, la aparición de la tecnología 4G y la adopción de Internet móvil”, destacó el regulador. El incremento de la competencia no solo se ve en tarifas, sino en tipo de productos ofrecidos. “Las empresas que compiten en el mercado de transporte no solo disponen de una gran flexibilidad tarifaria, sino que también pueden ofrecer servicios diferenciados y adaptados a las necesidades de sus clientes”, señala el estudio.
Frente a este escenario, son varias las alternativas que se barajan. Por un lado, Osiptel considera desde reducir la tarifa única a un nivel de 15 dólares, permitir la flexibilidad tarifaria hasta transferir la RDNFO al Estado. Si bien todas las alternativas fueron analizadas, la estatización de la Red Dorsal —con un modelo que podría asemejarse a la Red Federal de Fibra Óptica de Argentina— parece haberse descartado debido a que significaría un pago de alrededor de 185,55 millones de soles (56,74 dólares) a Azteca Comunicaciones.
El regulador también rechazó la posibilidad de crear una tarifa única, que ya otros actores habían señalado como perjudicial para el mercado. “La posible reducción de la tarifa única debe hacerse con mucha cautela ya que podría no proteger la libre competencia y la actividad empresarial privada”, había alertado el presidente de Internexa, Sergio Mavila. El ejecutivo afirmaba que una tarifa única y a bajo precio podría afectar la permanencia de otros operadores en el mercado que “no podrían competir en iguales condiciones”.
En cambio, Osiptel recomienda implementar la alternativa de flexibilidad tarifaria, con una tarifa tope única que rondaría los 23 dólares por megabit. Bajo este esquema, Azteca tendría a posibilidad de determinar libremente sus tarifas en función de diversos tributos como plazo de contratación, volumen o velocidad contratada. Paralelamente, se prevé restricciones para minimizar efectos en sitios donde la empresa podría actuar como un monopolio. Además, se mantiene la facultad del regulador de monitorear la oferta de tarifas, “teniendo en consideración que la empresa concesionaria podría tener incentivos para arriesgar demasiado a nivle comercial, toda vez que sus ingresos se encuentran garantizados según su contrato de concesión”.
El documento, publicado en la página de Osiptel, estará en consulta pública por 20 días hábiles. El 19 de diciembre, el regulador realizará una audiencia pública para recoger opiniones de usuarios, empresas y especialistas del sector.
La pregunta que cabe hacerse es si las modificaciones que propone Osiptel serán suficientes para valorizar la infraestructura y generar un negocio rentable que aliente la inversión en el Perú. Mientras tanto, TV Azteca ya analiza alternativas para su filial peruana. Luego de la decisión de deshacerse del 60 por ciento del paquete accionario de Azteca Comunicaciones Colombia, la compañía “está en proceso de actualizar la valuación y perspectivas de su inversión en telecomunicaciones de Perú”. Se sabe que la compañía del Grupo Salinas tiene como estrategia focalizarse en el negocio de contenidos, que les genera mejores réditos a sus finanzas. Las telecomunicaciones —especialmente en la modalidad de transporte de fibra óptica— aparecen solo como un capítulo secundario en la estrategia global de la compañía. ¿Podrán los cambios que propone Osiptel darle un nuevo aire a la red dorsal?
