El mercado móvil en América Latina y los desafíos para una base de consumidores online

En 2015 una señora mexicana de 79 años llamada Lorenza Solís contó al diario El País, uno de los más relevantes para América Latina, que no sabía el significado del término smartphone, pero que todos los días antes de salir de casa chequeaba las condiciones del tiempo, los mensajes y el intercambio de fotos con la familia en su celular. Una situación que ilustra claramente como la región camina para convertirse en el segundo mayor mercado de dispositivos móviles en el mundo en 2020, de acuerdo con la GSMA, entidad que actúa y monitorea el sector.

En aquel reportaje también llamó la atención el hecho de que ni la señora Lorenza ni cualquier otro entrevistado citó el uso de estos aparatos para conversaciones por voz. El escenario ya se resumía en contenido y datos. Un cambio cultural, que limita antiguos modelos, pero que abre un gran número de oportunidades.

Los servicios de voz fueron la principal fuente de ingresos de los operadores de telecomunicaciones durante un buen tiempo. Ahora, el gran desafío es entender este movimiento, aprender con él y adaptarse. Es ver que la base de aparatos en América Latina parte de 270 millones en 2014 hacia una expectativa de 605 millones en 2020 y que, junto al número de smartphones, también crecen las oportunidades de negocios, enfocadas en un nuevo perfil de público: conectado, activo y consumidor.

Según la GSMA, Brasil es el país de América Latina con mayor número de smartphones online, con 234,6 millones de conexiones sin cable. México está en segundo lugar, con 108,6 millones. En cambio, países como Haití, El Salvador y Honduras, no llegan al 35 por ciento de conexiones. Y es posible asegurar que toda esta masa no adquirió sus aparatos enfocado en la comunicación por voz sino para estar incluido en los procesos digitales, de juegos a los videos e interacciones.

Pero si, por un lado, el número de dispositivos móviles es enorme (y en crecimiento) y el mayor interés es por datos y contenido, una de las principales barreras para el consumo de aplicaciones y otros formatos es la baja inserción de tarjetas de crédito. En Brasil, por ejemplo, muchos usuarios móviles no poseen ese medio de pago. Sobre todo en líneas prepagas, que hoy representan el 66 por ciento de la base nacional.

Es ahí donde entra el entendimiento del mercado sobre las necesidades del nuevo perfil de público y la claridad en relación a los próximos movimientos de negocio. Continuará en el juego quien busque partner para, primero, dar acceso a las compras online y, segundo, desburocratizar el proceso. Antiguamente estos acuerdos no eran interesantes para las empresas de telecomunicaciones, pero con la caída en los ingresos de voz, SMS y servicios de valor adicional, la historia cambia.

Ya nadie compra paquetes de minutos interurbanos, por ejemplo. Las aplicaciones, las películas, el “Mário Run” para jugar o el Tinder para relacionarse son los nuevos hits. Pero si la tienda sólo acepta tarjetas de crédito o débito, el consumidor que no tiene una cuenta bancaria se queda fuera.

El término que quedaba en el pasado, tiene un sentido. Las operaciones en carrier billing (pago directo en la cuenta de teléfono) vienen ganando cada vez más espacio en la región.  Un sistema que no es exactamente nuevo, pero es fundamental para el público desbancarizado y para las empresas que no quieren perder usuarios y, principalmente, aumentar sus ingresos.

Fernando Dias actúa en el mercado de movilidad desde hace más de 15 años teniendo gran experiencia con operadoras, aplicaciones y medios sociales. Él es uno de los top influencers en América Latina. En el Bango desde 2016, es vicepresidente de desarrollo de negocios, responsable por las operaciones en toda la región.

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