Redes ópticas Base-8: una revolución para los datacenters

En un pasado no muy lejano los data centers manejaban la demanda en el mundo informativo con un requerimiento de transmisión relativamente bajo —hasta 1GB por segundo—. Con la expansión del envío de datos y la adopción de la arquitectura de la nube, hace aproximadamente 10 años, ese volumen creció a 10GB.

El incremento en el tráfico de datos comenzó a exigir una nueva estructura de redes de fibra óptica, es decir un sistema de intercambio de mayor capacidad y una infraestructura de cableado capaz de soportar una demanda donde es necesario poder transmitir audio, imágenes y documentos a altas velocidades.

Los cables de cobre ya no satisfacen de manera eficiente las actuales necesidades de alta velocidad por varias razones: algunos ejemplos son las limitaciones de distancia para protocolos de gran ancho de banda, que hacen de la fibra óptica el medio de transmisión preferido; también la interferencia causada por el aumento de la frecuencia de transmisión eléctrica y la creación de cuellos de botella que pueden causar el apagado total del sistema debido a una sobrecarga.

Debido a estos nuevos obstáculos, los operadores de redes reemplazaron el cableado de cobre por fibra óptica, que puede proporcionar la transmisión de datos de gran ancho de banda a largas distancias. De esta forma, la cantidad de información que pasa a través de la red es una función de los puertos del conmutador. Innovaciones como la infraestructura Base-8 permiten la administración de aplicaciones dentro del datacenter. Al soportar las necesidades actuales con la escalabilidad, se obtiene una migración fácil para manejar las demandas de datos del mañana.

Los cables de fibra óptica también aseguran la calidad de la transmisión, aumentan la velocidad y la eficiencia y reducen la huella total del sistema de cableado en un datacenter. La mayor demanda impulsada por innovaciones tales como el Internet de las cosas, Big Data e Internet 5G requiere una actualización de la configuración de este centro, pero esta necesidad presenta importantes desafíos comerciales.

Para simplificar, podemos comparar este paradigma con un camino. Imaginemos que los datos son autos y los cables viejos funcionan como rutas de dos vías (una dirección para ir y otra para volver). Con necesidades bajas de transmisión era posible mantener todas las operaciones. Sin embargo, a medida que el flujo informativo aumentaba exponencialmente (por factores como el incremento de páginas Web, la popularización de los servicios de streaming, la mayor migración de datos a las nubes, entre otros), los datacenter tuvieron que transformarse frente a sus limitaciones.

En respuesta a esto se creó el sistema dúplex (o de dos fibras), que trajo consigo “caminos paralelos”. Bajo la misma metáfora, la autopista de doble carril ganó un camino secundario, y así generó afluentes que aumentaron el tamaño del flujo de datos. Esta solución se extendió gradualmente hasta la llegada de los cables de 12 fibras.

El cable de 12 fibras se popularizó y con el desarrollo de nuevos switches se crearon varios protocolos con transmisión a velocidades de 10GB, 40GB y hasta 200GB por segundo. Uno de los problemas es que no se aprovecha al máximo este modelo. Si bien se adapta sin problemas a bases con 12 o 24 fibras paralelas, es difícil instalarlo en los sistemas de Base 20.

Lo más común para enfrentar esta complicación es desactivar ciertas fibras o ingresar a la red con módulos capaces de hacer conversiones de una base a otra. No obstante, al agregar nuevos elementos, existe un costo y una reducción en la capacidad máxima que la instalación puede alcanzar, que en términos técnicos llamamos atenuación.

Otra dificultad viene de la mano de la construcción de los datacenters, que significa implementar medidas de seguridad para evitar su robo, la redundancia de energía para garantizar que el sistema continúe incluso con una caída repentina en la primera o incluso la segunda fuente y refrigeración para evitar el sobrecalentamiento de la máquina. Estas consideraciones son lo que llamamos el caparazón, en otras palabras, el edificio sin la instalación del equipo.

Estos edificios están construidos para albergar grandes centros de datos con capacidad masiva y almacenamiento escalable, que las empresas utilizan para almacenar grandes cantidades de información para apoyar actividades como el comercio electrónico, los servicios financieros, las redes sociales o la transmisión.

Para superar estas dificultades, y optimizar el uso de cables multifibra en los data centers, la arquitectura Base-8 fue creada recientemente de manera adaptable a todos los conectores cuando se usa en combinación con la Base 2. Con ella, es posible garantizar el uso del 100 por ciento de las fibras en una instalación y alcanzar velocidades de hasta 400GB (es decir, el doble de los 200GB alcanzados en los centros de mayor capacidad).

Las nuevas tecnologías se desarrollan según la demanda del mercado. A medida que más productos y servicios migran al universo digital, existe una creciente necesidad de que las empresas busquen soluciones que garanticen agilidad, estabilidad y seguridad para sus negocios. Sin embargo, cada empresa debe seguir una estrategia particular adecuada a su estructura y flujo de datos: algunas empresas a menudo pueden satisfacer sus demandas con servicios en la nube, mientras que otras pueden necesitar servicios de alojamiento desde un datacenter a gran escala. Independientemente de la ruta que defina cada compañía, el desafío es el mismo: actualizar toda la infraestructura de almacenamiento, desde el cableado, que debe ser capaz de soportar la creciente cantidad de información, hasta el equipo a cargo del procesamiento.

Es flexibilidad al servicio de la velocidad. Los datacenters de todo el mundo ya comenzaron a prepararse para el futuro con el uso de la tecnología de Base-8, conscientes que la demanda de flujo de datos continuará con su evolución. Por esto, podemos movernos más rápido en un mundo cada vez más conectado (y lleno de datos).

Gilberto Gonzaga es un ingeniero electrónico oriundo de Brasil egresado del "Centro Universitário da Cidade" en Río de Janeiro. Se desempeña como sales engineer en Corning para América Latina y Caribe desde el 2011.

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