“No es solo beneficios en comunicación o entretenimiento, es la oportunidad de cambiar la calidad vida de las personas”, decía sobre 5G José Otero hace unos meses, durante el BCN Latam Summit 2018. Desde hace unos meses, países de todas las latitudes y operadores de los más diversos han puesto su voto en la tecnología con inversiones en alguna de sus etapas. Latinoamérica no quiere quedarse atrás y avanza a un paso tan apresurado como su realidad se lo permite.
Quedan cosas por mejorar en el camino, habilitadoras de un proceso más rápido que permita convertir en realidad los beneficios que propone la quinta generación. Aunque ya algunos se animan a hablar de la 6G, Latinoamérica tiene pendientes algo más básicos, como una cobertura más robusta de 4G, menos impuestos para inversiones y entrega de espectro que ponga a la región un poco más cerca de las recomendaciones internacionales sobre el tema.
Mientras busca afianzarse en cuestiones como regulación o seguridad, Latinoamérica avanza en 5G. Tiene la ventaja de ver las huellas de quienes ya han comenzado el camino y las dificultades compartidas con todas de una transición compleja, que involucra verticales que ni siquiera se han mencionado hasta ahora. ¿Cuál será el lugar de las telecomunicaciones? ¿Qué porción le quedará a sus actores de la torta de ingresos que propone el futuro?
Como sea, prácticamente todos los países de la región han presentado sus ideas respecto de 5G. Algunos avanzaron más que otros, Brasil y Chile por ejemplo planean para el corto plazo licitaciones que involucren espectro compatible con la nueva tecnología. Uruguay ya lanzó, aunque de forma limitada y advirtiendo que los tiempos de implementación serán largos. México identificó bandas, Colombia presentó un documento y Venezuela dijo que iniciará pruebas aunque su realidad la pone algo lejos de poder lograr algún objetivo que involucre las telecomunicaciones.
Perú ya había mostrado sus primeros avances, con el anuncio de que inició un proceso de reordenamiento de espectro, el cual concluyó hace menos de un mes. Eso le resultó argumento al ex Osiptel, Gonzalo Ruíz Díaz, para considerar que es prematuro hablar de 5G pero Perú avanza en el sentido correcto. Ahora el ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) dio un paso más y presentó para comentarios la propuesta de identificación y canalización del rango de frecuencias 3400-3800 MHz, “a fin de que se encuentre disponible su asignación (…) y, de esta manera, promover la introducción y la expansión de 5G”.
La decisión, que ya estaba contemplada en el cronograma de reordenamiento, se suma a las pruebas que hicieron sobre la tecnología los operadores locales Entel y Claro dentro del mismo rango de espectro. La primera lo hizo en abril y la filial de América Móvil se sumó, en acuerdo con Huawei, a fines de mayo, “alcanzando velocidades superiores a 3 Gbps”, según informó a través de un comunicado.
A los más de 85 países identificados por GSA como aquellos que están invirtiendo en 5G hay que sumarle también a República Dominicana, pues a pocas semanas de conocerse pruebas del operador Viva, las autoridades locales informaron que están trabajando en “los preparativos para la llegada de la quinta generación”. A reuniones bilaterales con ejecutivos de otros países, el regulador Indotel informó que estudiará mayor disponibilidad de espectro con, por ejemplo, la actualización del Plan Nacional de Atribución de Frecuencias.
La decisión del país caribeño no es la primera y tampoco será la última que involucra avances de la región en el camino a la nueva generación. Todos quieren mostrarse activos pero algunos presentan mejores herramientas que otros para conseguir los objetivos en un tiempo que permita hablar de éxito. Solo resta esperar para saber qué operar o qué regulador querrá poner en su discurso dos caracteres que hoy concentran la atención de todos: 5G.
