Orange pateó el tablero: ahora también es un banco móvil

Hace ya largo rato que los operadores móviles presentan servicios financieros como parte de su cartera de productos y la relación de ellos con entidades bancarias es tan particular como interesante. Sería injusto hablar de tendencias o posiciones de unos y otros porque lo cierto es que cada banco y cada operador mantuvo, con pocas excepciones, su postura particular. Algunas entidades adoptaron a los móviles como parte del sistema financiero e incluso firmaron acuerdos conjuntos y otras se quejaron con un argumento: la seguridad (o falta de ella).

La resistencia es lógica ya que los bancos vieron su negocio en riesgo y, más aún, notaron que el uso de dispositivos móviles permitía a los usuarios ventajas adicionales como no tener que usar efectivo o que ya no sea necesario caminar hasta una sucursal para enviar dinero. A esto se le sumó el respaldo de gobiernos y reguladores a las empresas celulares; había allí una posibilidad sin precedentes para la inclusión financiera.

En este contexto aparecieron los acuerdos. La combinación entre unos y otros parecía lo más razonable y útil para los usuarios. Y ellos así lo entendieron: podían hacer desde cosas muy simples como recargar su teléfono utilizando el homebanking hasta pasar dinero a un familiar del extranjero usando su celular. La relación creció y se consolidó en países poco desarrollados, donde el número de personas que tiene cuentas en bancos es reducido y la penetración móvil alta.

En este contexto el vínculo entre bancos y empresas móviles se mantuvo, la explicación de algunos es la revolución móvil mientras que otros se apoyan en la simple necesidad de más mercado y, en consecuencia, más negocio. Pero ahora Orange fue por más y lanzó su propio banco móvil, al que llamó Orange Bank. Sí, ya no es uno u otro: es ambos.

Con la promesa de reinventar los pagos y el aliciente de una plataforma creada exclusivamente para los móviles, el operador pateó el tablero y se convirtió en el primero del mundo en ofrecer su propio servicio bancario. Estará disponible a mediados de mayo para clientes de la empresa y desde julio para el público francés.

Los clientes, que contarán con un asistente virtual exclusivo para este segmento, podrán suscribirse directamente desde la aplicación móvil, en línea o en cualquiera de las 140 tiendas certificadas, señaló Orange en un comunicado. Podrán verificar sus cuentas en cualquier momento del día y realizar transacciones vía SMS. También contarán con una tarjeta de débito de uso convencional, que podrán utilizar y bloquear desde el teléfono.

El objetivo es alcanzar 400 millones de euros en ingresos provenientes de servicios financieros en 2018 y llegar a dos millones de clientes en Francia, aseguró la compañía. “Con el lanzamiento estamos escribiendo un importante capítulo en la historia del grupo. A partir de ahora Orange también es un banco, que pone al cliente en el centro de su modelo de negocio”, concluyó.

La opción era aliarse o resistir, pero la decisión de Orange deja puertas abiertas para la discusión. Los operadores móviles revolucionaron el sistema financiero con la inclusión como bandera y la alta penetración celular como respaldo. Primero se habló de transacciones móviles, luego de servicios financieros y después de banca móvil. Eso ya no alcanza, habrá que buscar un nuevo nombre para los casos como el de Orange, que es el primero pero ¿será el último?

Nicolás Larocca es Técnico Superior en Periodismo (TEA) y Locutor Integral (ISER). Durante su carrera profesional se desempeñó en diferentes medios radiales, digitales y en gráfica como productor de contenidos, redactor y analista. Tiene conocimientos en comunicación interna, deportes, bancos y seguros, y desde 2013 se especializa en el mercado de las telecomunicaciones a escala regional.

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