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Hacia dónde va Telefónica (y por qué debería importarnos)
Siempre es interesante observar lo que hacen todos los jugadores del ecosistema de telecomunicaciones en América Latina. Dado que las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) son la columna vertebral de nuestras sociedades en el siglo XXI, lo que hacen las empresas en ese ámbito tiene repercusiones de todo tipo. Pero si además se trata de una empresa como Telefónica, con amplia presencia regional y con cuotas de mercado enormes (a veces incluso dominantes) en muchos de nuestros países, el interés es doble.A final del 2017 Telefónica facturó en el mundo unos 52.000 millones de euros. En muchas regiones y/o países, el negocio móvil duplica al fijo y tienen en total unos 343 millones de accesos (de los cuales casi 100 son accesos LTE). En este marco, América Latina representa poco menos del 50 por ciento de los ingresos. Por eso, entender hacia dónde va Telefónica es clave, porque sus movimientos nos permiten anticipar buena parte de la evolución de nuestros mercados, los servicios a los que tendremos acceso como usuarios y el impacto en nuestras economías y demás esferas sociales. Haber accedido hace algunas semanas al evento para analistas de Telefónica dispara estas reflexiones.Pero primero demos un paso atrás. Telefónica, como muchos competidores, hace algún tiempo que ya definió que necesitaba transformarse, poniendo el foco en servicios como ultra banda ancha (FTTH y 4G, más 5G en el futuro), seguridad, Big Data e Inteligencia Artificial. Una prueba de que están en la dirección correcta (y que la transformación es imperiosa) es el hecho de que los ingresos por voz ya en el cierre de 2017 representaban menos del 50 por ciento. La mayoría de los ingresos hoy vienen de los datos y servicios de valor agregado.El dibujo conceptual que eligió la empresa para trazar su estrategia es el de cuatro plataformas. La primer plataforma está constituida por los activos físicos (las redes, que se buscan virtualizar al máximo, aunque también están aquí sus tiendas o los equipos de los clientes). Sobre esta plataforma se asientan los sistemas comerciales y de soporte, que apuntan a una digitalización de punta a punta y con el cliente en el centro. La tercera plataforma son los productos y servicios propiamente dichos, que buscan apalancar el diferencial que les da la red (plataforma 1) y sus sistemas (plataforma 2). Por último, la plataforma tal vez más innovadora es la cuarta, que a partir de Big Data Analytics e Inteligencia Artificial busca tanto aprovechar los datos de modo interno como productizarlos y mejorar la experiencia del cliente.En una de las presentaciones más interesantes, Elena Gil, CEO de Luca (la unidad de negocios enfocada en datos), brindó detalles de cómo están usando los datos para ayudar a sus clientes corporativos a convertirse en organizaciones impulsadas por los datos. Luca ya opera en 12 países (entre los que están los principales de América Latina, como Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, México o Perú), y basándose en datos reales (no lo que declaran, sino lo que efectivamente hacen) de los clientes finales, anonimizados y luego extrapolados a la población total, generan insights de negocio para que sus clientes empresariales tomen mejores decisiones.El otro eje novedoso se centró en el uso de inteligencia artificial. El avance de Telefónica en este campo se llama Aura, una aplicación que utiliza lenguaje natural, y que permite a los clientes de la empresa resolver una gran cantidad de temas de atención (por el momento disponible en Argentina, Brasil y Chile), pero que tiene como horizonte oportunidades de monetización a partir de poder ofrecer productos de forma personalizada para cada cliente.Aunque el foco en nuestra región fue acotado (al menos para la sed de conocimiento de un analista que se concentra en esa geografía), sí hubo un destaque para Brasil, que representa cerca del 25 por ciento de los ingresos de Telefónica. Más allá de golpearse el pecho y destacar lo sólido de la operación brasileña, en efecto el potencial todavía es enorme, como lo indica el crecimiento en clientes de ultra banda ancha (47 por ciento entre 2016 y 2017), algo que piensan seguir alimentando con una inversión proyectada para 2018-2020 de unos 600 millones de dólares.En resumen, todo indica que Telefónica seguirá siendo uno de los grandes animadores de los mercados de nuestra región. A partir de su propia transformación, será un actor clave de la transformación de todo el ecosistema.