La Unidad Reguladora de Servicios de Comunicaciones (Ursec) considera pertinente el planteamiento de objetivos ambiciosos, aunque en casos parezcan utópicos, para el avance constante del sector. “Si nos planteamos metas altas nuestra gente va a vivir mejor”, consideró el director del regulador uruguayo, Nicolás Cendoya, en el marco de las jornadas internacionales de ATVC.También se debe avanzar en la idea de humildad regulatoria. “Uno de los riesgos de los reguladores es pensar que la sabemos todas. La regulación no tiene que ser catecismo”, consideró. El concepto fue vertido como parte de un listado de corolarios que tiene Ursec a las directrices sobre prácticas idóneas en materia de nuevas fronteras reglamentarias, dispuesto como resultado del Simposio Mundial para Organismos Reguladores de la UIT de 2018 (GSR-18).Por otra parte, indicó que el abordaje de las políticas públicas debe hacerse desde una perspectiva de derechos considerando que los derechos en materia de telecomunicaciones son fines en sí mismos pero también herramientas clave para la consolidación de otros beneficios. “Lo mismo ocurre con la idea de desarrollo, que para nosotros integra no solo lo económico, también lo social, lo cultural y lo ambiental”, agregó.También consideró necesario definir de manera conjunta qué significa exactamente flexibilidad regulatoria y seguir estrategias comunes en algunos aspectos. “No podemos cerrarnos al mundo y hacer que nuestra gente tenga peores servicios para mantener una falsa idea de soberanía pero tampoco nos podemos dejar pasar y ahí estamos llamados a la defensa de ciertas cuestiones”, añadió Cendoya y se referió a la necesidad de que, por ejemplo, las empresas extranjeras paguen impuestos en los países que prestan sus servicios.