El equilibrio llegará más temprano que tarde al mercado móvil brasileño

La Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) informó que al cierre de septiembre había en Brasil 234,2 millones de líneas móviles. La cifra fue casi 6,7 millones inferior que lo registrado un año atrás, un 2,8 por ciento menos para quienes prefieran el porcentaje. La tendencia a la baja se mantuvo en las últimas tres comparaciones interanuales del noveno mes del año, por lo que la novedad sería saber cuándo se podrá la telefonía móvil de Brasil llegará a un equilibrio.

La explicación de la caída que ha mostrado el mercado puede entenderse considerando distintos argumentos, como la desconexión de prepagos obsoletos o con la crisis económica tocando las puertas de las telecomunicaciones. Pero la caída no necesariamente debe tener una connotación negativa, sino ser producto de un mercado sobredimensionado que está en etapa de reacomodo.

Hay que retroceder hasta mayo de 2015 para encontrar el mejor número del regulador brasileño respecto a las líneas móviles. La cuenta da 40 meses. Brasil tenía casi cuatro millones menos de habitantes y registraba 284,1 millones de líneas. La penetración celular de entonces era superior a 130 líneas por habitante, un porcentaje que hoy solo puede encontrarse si se contempla por separado al estado de San Pablo.

Hoy 4G lidera entre las tecnologías y es a septiembre responsable del 53 por ciento del mercado, dejando muy detrás a 3G (28 por ciento) y 2G (11 por ciento). Al concentrarse en los operadores la lucha queda al momento en manos de Vivo, que tiene 74,4 millones de líneas. Segundo se ubica Claro, con 58,9 millones y TIM tercero, con 56,2 millones. Luego, un poco más rezagado, está Oi, que tiene la nada despreciable suma de 38,9 millones. Atrás hay otros operadores más pequeños.

En un segmento con tantos condimentos como el móvil resulta complejo aventurar cuándo Brasil logrará reacomodar su base. Los datos que sí pueden ponerse sobre la mesa es que es un mercado con una penetración celular de 112 por ciento, número no muy alejado del promedio en Latinoamérica, que tiene cinco de 27 unidades federativas con menos de 90 líneas cada 100 habitantes y que el pico máximo está en el Distrito Federal (157 por ciento) y San Pablo (137 por ciento).

Se puede analizar que la modalidad pospago hoy crece un 13 por ciento anual y la prepago se redujo un 11 por ciento en el último año. Considerando estos dos puntos, si de aquí a septiembre próximo el mercado se comporta exactamente igual que de aquí a igual mes de 2017 se podría decir que a Brasil le tomará más de un año y menos de 18 meses encontrar el equilibrio y llegar a tantas líneas en una modalidad como en la otra. Hoy Brasil tiene 138,3 millones de prepagos y 95,8 millones de pospagos. Los primeros representan el 59 por ciento y queda para los otros el 41 por ciento.

La base celular cae hace tres años pero cada vez menos. Entre septiembre de 2015 e igual mes de 2016 hubo unas 14 millones de bajas mientras que el año siguiente la caída fue de nueve millones y bajó a menos de siete millones en los últimos doce meses. Si de tendencias se trata, la balanza podría inclinarse cada vez menos hasta llegar al punto de equilibrio que permita hablar de armonía.

Mientras los operadores logren mantener en alza el segmento pospago, más interesante desde los ingresos porque significa un ARPU mayor, el reacomodo del mercado brasileño puede tomarse como un proceso lógico. Pero si de rachas se trata parece haber argumentos suficientes para deducir que el equilibrio llegará más temprano que tarde al mercado móvil con más líneas de la región.

Nicolás Larocca es Técnico Superior en Periodismo (TEA) y Locutor Integral (ISER). Durante su carrera profesional se desempeñó en diferentes medios radiales, digitales y en gráfica como productor de contenidos, redactor y analista. Tiene conocimientos en comunicación interna, deportes, bancos y seguros, y desde 2013 se especializa en el mercado de las telecomunicaciones a escala regional.

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