Siguen enfrentando a Wi-Fi con las redes móviles cuando en realidad son complementarias

“Aquí no hay Wi-Fi, hablen entre ustedes”, dicen los carteles en bares y restaurantes que intentan fomentar el diálogo cara a cara en una sociedad en la que la conexión inalámbrica se ha vuelto casi una necesidad básica. A todos nos ha pasado llegar a un local de comidas y, antes de preguntar cuál es el menú del día, pedir la contraseña de Wi-Fi. Es que esta tecnología es, posiblemente, la preferida para el acceso a Internet por parte de los propios usuarios (y algunos fabricantes de terminales).

Quizás estas pequeñas costumbres cotidianas puedan cambiar a juzgar por los comentarios de quienes aseguran que Wi-Fi se está quedando atrás en comparación a las redes móviles. El CTO de Ofcom señalaba recientemente que con la 5G no habrá lugar para esta tecnología y ahora un informe de OpenSignal vuelve sobre un tema que ya veíamos que comenzaba a suceder en 2015: las redes móviles se están volviendo más rápidas que Wi-Fi.

En 33 países analizados por OpenSignal, los usuarios experimentaron una velocidad de download mayor al utilizar una red móvil que al hacerlo con Wi-Fi. Esto se da especialmente en países desarrollados como Australia —dónde los usuarios móviles descargaron a una velocidad 13 Mbps más rápido que Wi-Fi—, Francia, Catar o Turquía. También ocurrió en países latinoamericanos como México, dónde los usuarios experimentaron 1,5 Mbps más de velocidad en redes móviles. En 50 de los países analizados (el 63 por ciento del total), las redes móviles 4G ofrecían una velocidad de descarga mucho mayor al Wi-Fi.

Con estos datos en la mano, no es difícil pensar que la 5G llevará a incrementar esta diferencia entre móviles y Wi-Fi, poniendo quizás a la próxima generación móvil por encima de la red inalámbrica en espectro sin licencia. Por esto es que OpenSignal aprovecha a recomendar a los operadores móviles y fabricantes de dispositivos a que revalúen sus estrategias de Wi-Fi, especialmente en cuanto al offload móvil, la selección automática de la red y la cobertura indoor.

Pero, mientras esto ocurre, Wi-Fi se prepara con la nueva versión de su estándar que promete eliminar estas deficiencias que, teóricamente, lo están poniendo unos pasos más atrás que las redes móviles. De acuerdo con las previsiones de ABI Research, los chipsets de Wi-Fi 6 (802.11ax) superarán los 1.000 millones para 2022, tres años después de los primeros despliegues comerciales que se esperan para 2019. Y, como ya se ha vuelto habitual, ABI Reseach tampoco se olvida de esta supuesta contraposición con 5G y destaca que Wi-Fi seguirá ganando en términos de dispositivos ya que al estándar 5G le llevará seis años alcanzar el número de terminales que Wi-Fi 6 dice poder conseguir tres años después del primer lanzamiento comercial.

Estas predicciones distan de las de Ericsson, que afirma que la 5G será la red móvil con más rápido desarrollo global, con 1.500 millones de suscripciones activas de banda ancha enriquecida para finales de 2024, casi seis años después de los primeros lanzamientos de la versión non-standalone de la tecnología. Y estas cifras no contemplan Internet de las Cosas (IoT), la joya de la corona 5G.

La realidad es que, de cumplirse estos números, la única conclusión a la que podemos llegar es que ambas tecnologías convivirán y se complementarán. Wi-Fi hoy aparece como una tecnología útil para incrementar la cobertura en zonas dónde las redes móviles no pudieron penetrar (especialmente en espacios cerrados, sótanos o en altura), mientras que las redes móviles se ocuparán de todo lo demás.

Además, de perdurar los modelos de tarifas que contemplan la venta de bolsas de datos en redes móviles, los usuarios seguirán prefiriendo Wi-Fi para hacer el offload, sin importar la velocidad a la que se conectan. Es que Wi-Fi todavía se percibe como un servicio cuasi gratuito porque se ofrece de forma libre en restaurantes, centros comerciales y hasta espacios públicos. Y, en el hogar, dónde el usuario paga por el servicio, la tarifa plana fomenta a priorizar esa red por sobre la móvil.

Por último, no hay que olvidar que, llegado a una cierta velocidad de descarga de tráfico —y siempre que hablemos de servicios que no demanden capacidades especiales de la red—, la diferencia entre 1 Mbps o 10 Mbps adicional tiende a ser irrelevante para el usuario final. A pesar de querer ponerlos uno contra los otros, Wi-Fi y redes móviles sobrevivirán. La pregunta que queda hacerse es, ¿hasta qué nivel se integrarán entre sí?

Leticia Pautasio es periodista y Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Quilmes (Buenos Aires, Argentina). Durante su carrera profesional se desempeñó en gráfica, radio y medios de comunicación en línea. Desde 2009 se especializa en tecnología, telecomunicaciones y negocios; cubriendo la realidad del sector en América latina. En 2013 obtuvo el diplomado "El Periodista Latinoamericano como agente y líder en el desarrollo social" del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (México). Contacto: [email protected]

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