Brasil llega a más pobres con Internet y logra reducir la brecha digital

El Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) de Brasil registró que el 74,8 por ciento de la población local accedía a Internet al cierre de 2017, cifra superior al 67,9 por ciento informado un año atrás. Si se toman en cuenta solo las personas en situación de pobreza hubo un aumento de más de 10 puntos porcentuales en el acceso hasta el 58,3 por ciento.

Aunque resulta cierto que hubo un crecimiento mayor en el conjunto de peor nivel socioeconómico del país, como destacó el organismo, también se puede indicar que la distancia entre ese grupo y el promedio es todavía de más de 16 puntos porcentuales. La cifra representa una reducción de la brecha digital con respecto al año anterior, cuando la distancia entre el promedio y los menos favorecidos alcanzaba los 20 puntos porcentuales. El informe toma como personas en situación de pobreza a quienes cuentan con un ingreso domiciliar per cápita inferior a 5,5 dólares diarios.

La desigualdad de acceso está más marcada en el acceso a una computadora, pues en este caso la diferencia es de 14,5 por ciento contra 40,7 por ciento del promedio. En contrapunto, resulta menor si se contemplan otros dispositivos como tabletas, celulares y televisores. En ese caso es de 57,5 por ciento frente a 73,7 por ciento.

Brasil no es el único país de la región que muestra esta realidad. En México, por ejemplo, el acceso a banda ancha móvil varía del 95 por ciento al 44 por ciento, según se trate de personas de nivel socioeconómico A o aquellos con menores recursos (clase D y E). Allí, según The Competitive Intelligence Unit (The-CIU), alguien que corresponde al estrato más alto tiene el doble de posibilidades de acceder a banda ancha móvil que una persona de nivel socioeconómico D/E.

El cierre de la brecha digital a través del cumplimiento de metas sociales era uno de los objetivos por el que Brasil envió al espacio el satélite SGDC. Sin embargo, los procesos en contra del acuerdo entre Telebras y Viasat ampliaron por tiempo indeterminado el reloj de la conectividad para personas en situación de pobreza o aquellos que se encuentran en zonas de difícil acceso.

El precio es marcado como una barrera habitual de acceso en una región que también debe trabajar en otras cuestiones, como infraestructura que permita llegar a cualquier sitio o políticas públicas que permitan a todos conocer la ventaja de estar del lado de los conectados. El 24,2 por ciento de la población brasileña tendrá estos u otros motivos para quedar fuera, ellos también, del para algunos utópico sueño de la conectividad.

Nicolás Larocca es Técnico Superior en Periodismo (TEA) y Locutor Integral (ISER). Durante su carrera profesional se desempeñó en diferentes medios radiales, digitales y en gráfica como productor de contenidos, redactor y analista. Tiene conocimientos en comunicación interna, deportes, bancos y seguros, y desde 2013 se especializa en el mercado de las telecomunicaciones a escala regional.

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