México y Paraguay sumarán sus propias recetas al cúmulo de iniciativas de redes troncales de fibra

Dos países latinoamericanos avanzarán en sus planes para tener sus propias redes troncales de fibra óptica en 2019. Serán México, que tiene en marcha una licitación para elegir al responsable de su construcción, y Paraguay, que acaba de firmar el contrato que dará inicio a los trabajos que desembocarán en la primera red nacional de fibra óptica.

Los acercamientos de los diferentes gobiernos latinoamericanos para llevar adelante los proyectos de fibra óptica distan mucho entre sí. Y, en todos los casos, las iniciativas parecen correr por el costado de los grandes operadores de telecomunicaciones, que no suelen verse atraídos por ninguno de estos proyectos más que para interconectarse y comprar servicios mayoristas una vez que las redes troncales estén operativas y, siempre y cuando —naturalmente— no exista una red propia en el lugar.

Las redes troncales de telecomunicaciones son iniciativas generalmente estatales —o empujadas por el gobierno de turno— para mejorar los servicios de banda ancha al interior del país. En Argentina y Brasil se asignaron de forma directa a los operadores estatales mientras que en países como Colombia, Perú, México y Paraguay se llevaron adelante licitaciones para elegir al responsable del desarrollo.

Uno de los países pioneros fue Brasil que en 2010 eligió al operador estatal brasileño Telebras para poner en marcha una red troncal de fibra que permita soportar las políticas de acceso a la banda ancha, conectar entidades de la administración federal y soportar las redes de compañías privadas. La infraestructura formó parte del Plan Nacional de Banda Ancha de Brasil (PNBL, por sus siglas en portugués) que triplicó la cantidad de localidades conectadas con banda ancha móvil en los primeros años, promovió la banda ancha popular y empujó los precios mayoristas hacia abajo.

Quizás inspirado por el PNBL, Argentina lanza más adelante Argentina Conectada que, con el cambio de bandera política en el gobierno, luego se transformó en el Plan Federal de Internet. En ese país, es la estatal Arsat la encargada de llevar adelante el proyecto que ya cuenta con cerca de 30.000 kilómetros de fibra iluminada. El objetivo de la red fue reducir los precios mayoristas con una tarifa única que fue fijada primero en 15 dólares y que ahora se redujo a 10 dólares.

En Colombia surgió también a principios de la década una idea similar pero, a diferencia de Brasil y Argentina, el proyecto se licitó para que sea un privado el que tome las riendas. Si bien tuvo el interés de los principales operadores de telecomunicaciones del país —quizás el único proyecto que recibió propuestas concretas por parte de este tipo de actores—, fue adjudicado a un consorcio integrado por compañías del mexicano Grupo Salinas, cuando éste todavía intentaba competir en el mercado de telecomunicaciones y antes de volcar enteramente su estrategia hacia el histórico negocio de contenidos. Azteca Comunicaciones construyó una red de fibra óptica de 19.000 kilómetros pero tres años después decidió desinvertir en el proyecto ya que la operación “estaba sobrevaluada” y se “alejaba de los propósitos estratégicos”. Tras un proceso de capitalización por 100 millones de dólares, Azteca se quedó sólo con el 40 por ciento de la operación.

Una suerte similar espera la Red Dorsal de Fibra Óptica de Perú, que acumula dolores de cabeza para el gobierno nacional y el operador encargado de la red. Allí también Azteca Comunicaciones fue elegida para desarrollar la obra y, allí también, una vez completado el proceso aparecieron los problemas: la red no es tan utilizada cómo se esperaba —se cree que existe un problema de diseño ya que se superpone con redes existentes— y le genera pérdidas al gobierno. Y, como consecuencia, también Azteca Comunicaciones busca alternativas para su futuro en el Perú.

Como hemos visto, los resultados de las experiencias con las redes troncales en América Latina son variados, porque también son muy variadas las fórmulas utilizadas para poner en marcha estas iniciativas. También lo son los objetivos, ya que para algunos países, una red troncal de fibra significará reducir los costos de la banda ancha mientras que, para otros, mejorar la penetración de servicio.

A Paraguay podríamos incluirlo dentro del primer grupo. Al ser un país mediterráneo, Paraguay se enfrenta al desafío de llegar a los cables submarinos que desembarcan en los países vecinos de Brasil y Argentina —e incluso Perú, a través de Bolivia—. Es por eso que decidió aprovechar parte del despliegue de fibra que ya había hecho su operador estatal, Copaco, para interconectarla con otras redes existentes y conformar una red troncal de fibra que permita tener una infraestructura más amplia, que atienda a las necesidades del país. El proyecto prevé la unificación de la red de fibra óptica de Copaco, la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) y los ministerios de Hacienda, Interior, Educación y TIC.

La licitación, por un valor de 12,15 millones de dólares, fue ganada por Celexx SA, una compañía que realiza integración de redes de telecomunicaciones y IT. El contrato fue firmado esta semana y se espera que pronto inicien los trabajos para integrar las fibras y conectar escuelas y centros de salud, entre otras dependencias, informó el periódico local ABC Color.

También con el objetivo de aprovechar la fibra óptica existente en las redes eléctricas, mejorar los precios y llevar conectividad al interior, México tiene en marcha un proyecto de red troncal de fibra óptica que recibió en el período de consulta el interés de consorcios que involucran a operadores pequeños y torreras, entre otros. Las propuestas técnicas y económicas recién se conocerán en febrero de 2019.

De esta forma, avanzan proyectos para integrar redes estatales y formar alianzas público-privadas para mejorar la conectividad de la región. El éxito de las futuras redes de México y Paraguay dependerán de la capacidad de sus promotores de fomentar la competencia, el acceso a la fibra y evitar contratos que trasladen demasiada responsabilidad económica y de operación al gobierno, porque de su sustentabilidad depende la continuación de estos proyectos.

Leticia Pautasio es periodista y Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Quilmes (Buenos Aires, Argentina). Durante su carrera profesional se desempeñó en gráfica, radio y medios de comunicación en línea. Desde 2009 se especializa en tecnología, telecomunicaciones y negocios; cubriendo la realidad del sector en América latina. En 2013 obtuvo el diplomado "El Periodista Latinoamericano como agente y líder en el desarrollo social" del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (México). Contacto: [email protected]

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