En España nos recuerdan que podrían abundar los despliegues 5G compartidos

Existen dos premisas que podríamos traer a colación en una charla de café o poner en letras gigantes en una presentación de cualquier evento y ninguna persona del ámbito de telecomunicaciones sería capaz de discutir: la 5G demandará fuertes inversiones y la 5G demandará nuevas formas de implementación. No es nada que los operadores no estén acostumbrados; cada vez que aparece una nueva tecnología móvil vuelve a empezar el ciclo de inversión, despliegue y actualización hasta su lento pero inevitable apagón.

La realidad es que, acercándonos al año de la 5G —aunque algunos ya iniciaron sus despliegues, recién los primeros desarrollos masivos se darán en 2019—, también comenzamos a ver cómo los operadores están jugando sus cartas. Es que la 5G demandará grandes inversiones pero no todos los operadores están en condiciones de realizarlas.

Hace algunas semanas analizábamos como la deuda de la industria de las telecomunicaciones ponía presión a los operadores a la hora de invertir en la próxima generación de tecnología móvil. Y no es solo la deuda, sino que los operadores ponen paños fríos frente a una tecnología que, por ahora, no parece convencer de que les permitirá generar nuevos ingresos.

Es notorio como, por ejemplo, ha disminuido el entusiasmo por la 5G en los foros del sector, especialmente aquellos que tienen a Latinoamérica como protagonista. La 5G llegará también a nuestra región, pero quizás ni tan pronto ni de forma tan masiva como nos quieren hacer creer al norte del continente.

Si a este contexto le sumamos un pago excesivo por la concesión de espectro, todo indica que el camino hacia la 5G puede ser más sinuoso de lo que pensábamos. Entonces, quizás los operadores deberán buscar una nueva forma de implementación de la tecnología, mucho más económica y eficiente que la habitual. Y eso es lo que estamos empezando a ver en Europa dónde, además de enfrentar todos los problemas señalados anteriormente, tiende a tener más de tres o cuatro operadores de red por país, un número que ya muchos han señalado como excesivo.

En España, dos operadores móviles acaban de anunciar un acuerdo para construir una red piloto 5G y explorar el concepto de red compartida. Se trata de MásMóvil y Euskatel, dos operadores que cargan sobre sus hombros los rumores de una posible integración —es que el “número mágico” parece ser siempre el tres—.

Según cuenta el periódico español Expansión, el proyecto de MásMóvil y Euskatel tiene como objetivo ensayar la compartición de una red para reducir los costos de inversión en el despliegue de 5G.

La experiencia contará con el apoyo de Ericsson, que proveerá los equipos para la red, del Gobierno Vasco y otras entidades de gobierno, entre otras compañías y organizaciones. El proyecto arranca con un presupuesto de casi 12 millones de euros y prevé, además, probar casos de uso como distribución masiva de video, entretenimiento en transporte público, gestión de flotas, uso de robots para la producción y educación digital.

No es la primera vez que aparece en Europa noticias similares. Luego de la multimillonaria licitación de espectro en Italia también se comentó que TIM y Vodafone podrían avanzar en la construcción de una red 5G en conjunto para ahorrar los costos. Sin embargo, son MásMóvil y Euskatel los que llevaron esta posibilidad a un proyecto concreto.

La realidad es que la compartición de redes parece ser la meta natural de las telecomunicaciones, pero no siempre logra ser atractiva para un mercado que todavía prefiere su propio espectro y equipamiento para dar servicios.

En Latinoamérica está en marcha el principal “experimento” de este tipo de modelo: la Red Compartida en México en la banda de 700 MHz, también impulsada desde el ámbito público. Su éxito quizás pueda ser argumento para que la industria se mueva hacia un escenario de mayor compartición de infraestructura y su fracaso, si es que ello ocurre, puede ser argumento para mantener el status quo.

Sin embargo, tampoco puede decirse que lo que no funcione para la 4G no pueda hacerlo para la 5G. En México, la Red Compartida hoy está activa en sitios donde ya hay despliegue de otras redes en 4G, por lo que es posible que al menos en esta primera instancia no revista interés de los operadores. Telefónica firmó un acuerdo con Altán para explorar su uso, pero un aprovechamiento real de la Red Compartida recién se espera para cuando ésta alcance zonas donde la española hoy no tiene cobertura.

La compartición fue un tema siempre sobre la mesa del sector, pero casi siempre estuvo impulsado desde la regulación y no tanto desde los propios acuerdos entre pares. En Brasil, también el regulador alertaba sobre la necesidad de compartir infraestructura de cara a la 5G hace no mucho tiempo y, ahora, vemos los primeros acuerdos de operadores que permitirían pensar que la discusión comienza a salir del ámbito de las palabras.

Mientras la industria se define entre compartir o no infraestructura, algunos países encuentran soluciones más tradicionales al problema de inversión de 5G.

En China también están pensando en que, para hacer más eficiente la 5G, lo mejor será que operadores compartan la inversión. Pero en este caso, no sería a través de una red compartida sino de una integración entre dos de los operadores más grandes del mercado. Esto llevaría al mercado chino de tres a dos jugadores. En Estados Unidos es el mismo argumento el que llevó a Sprint y T-Mobile a anunciar finalmente su fusión, luego de años de rumores.

La industria de telecomunicaciones vive sus tiempos quizás más sombríos y la colaboración (y hasta la consolidación) puede ser la fórmula que se termine eligiendo para acomodar el mercado, otra vez.

Leticia Pautasio es periodista y Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Quilmes (Buenos Aires, Argentina). Durante su carrera profesional se desempeñó en gráfica, radio y medios de comunicación en línea. Desde 2009 se especializa en tecnología, telecomunicaciones y negocios; cubriendo la realidad del sector en América latina. En 2013 obtuvo el diplomado "El Periodista Latinoamericano como agente y líder en el desarrollo social" del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (México). Contacto: [email protected]

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