Uruguay se permite dudar de la portabilidad ante un mercado con opiniones encontradas

La portabilidad numérica es un derecho para los usuarios de la mayoría de los países de la región, algunos de los cuales la implementaron hace 10 años. Sus ventajas se han visto más en los discursos que en los hechos, pues su aplicación tiende simplemente a enfatizar el comportamiento que ya tenía cada mercado. Uruguay retoma el debate con los beneficios de la experiencia ajena y el desafío de evaluar si tiene sentido integrarse a la lista o eso solo significará tirarse del puente porque los demás lo hicieron.

El tema llegó al Parlamento local hace varios años y se reparten voces a favor y en contra de crear una entidad que se ocupe de la portabilidad en el país, lo que sería el primer paso para la implementación definitiva del proceso por el cual los usuarios pueden mantener su número al cambiar de proveedor. La visión de los operadores sobre el tema depende de su posición en el mercado, aunque quizás el razonamiento de cada uno no sea del todo correcto a juzgar por los datos que arroja el asunto en Latinoamérica.

La Administración Nacional de Telecomunicaciones (Antel) prefirió no referirse al tema en las últimas semanas pero años atrás, su por entonces presidenta, Carolina Cosse había indicado que el tema no estaba en la agenda de la estatal porque “a nivel internacional ha fracasado, finalmente no se aplica. Se destinan millones de dólares en implementarla y después se porta un ínfimo porcentaje de abonados”. Cosse ahora es ministra de Industria, Energía y Minería de Uruguay.

Claro no tiene dudas. “Es un tema saldado en el mundo y acá ni siquiera tuvimos el debate. La compañía apoya discutir la portabilidad porque vuelca a los usuarios más beneficios, pone la competencia más dura y exige a las telefónicas en calidad y experiencia de servicio para el usuario”, señaló a El País el gerente de Marketing de la empresa, Sebastián Aguiar.

“Estamos a favor de todo lo que implique mayor libertad para el cliente”, dijo Fernando Luis como director de Marketing de Movistar. Por eso se indicó antes que la postura de cada uno parecería depender de la posición del mercado: Antel está primero y no quiere y de los privados la más efusiva en su pedido es la filial de América Móvil. La de Telefónica lo respalda pero con menos énfasis, que quizás lo explica que está segundo entre los proveedores.

La discusión no es solo entre las empresas que prestan servicios en el país. Mientras algunos diputados piden que se revise el tema por considerarlo un paso importante para el sector, la Dirección Nacional de Telecomunicaciones (Dinatel) no la considera una buena medida. “Su implementación implica una serie de complicaciones técnicas que aumentan los costos y alguien lo tiene que pagar. También hay otras complejidades, agregar nuevos elementos a la red generaría posibles fallos y, por ende, confiabilidad menor en las llamadas”, consideró el titular del organismo, Rodrigo Díaz.

Un pantallazo en otros casos regionales permite advertirles a los operadores que quizás estén equivocados. Varios países confirman la idea de que los mercados móviles competitivos se mantuvieron competitivos con la portabilidad mientras que los más concentrados siguieron el mismo camino e incluso su aplicación hizo más grande la brecha entre el líder y el resto. Chile es un buen ejemplo del primer escenario y México del segundo.

Antel concentra el 53 por ciento del mercado móvil uruguayo, lo que a juzgar por el patrón regional lo posiciona mejor que el resto en una eventual puja por portabilidad. Los privados, en tanto, entienden que la implementación del sistema los acercaría un poco más al competidor estatal pero, en realidad, podría convertirse en un remedio peor que el problema. Movistar tiene una participación del 31 por ciento y Claro del 16 por ciento.

Fuera de los números y las probabilidades, iniciar un debate parece siempre una buena noticia. Pero Uruguay presenta la ventaja de llegar más tarde que el resto y debe aprovecharla para evaluar si corresponde o no aplicarla en el mercado local, si traería beneficios adicionales a decir que también lo hicieron o se caería en unos años en el mal de muchos para consolarse por los resultados por debajo de lo esperado.

La portabilidad numérica se aplicó en los países con tres principios fundamentales. Subir la vara de la competencia y con ello reducir los precios mejorar la atención al cliente y acelerar la innovación son los ítems que estaban en lo más alto de ranking de objetivos de quienes incursionaron en la materia. Algún optimista podrá decir que se cumplieron parcialmente, pero lo cierto es que la portabilidad no es condición para que un mercado mejore alguna de estas cuestiones. Los precios bajaron por la evolución natural de los mercados, la competencia se intensificó en sitios donde ya estaba instalada y sobre la atención no hay datos que permitan sostener que mejoró pero sí que confirman que hay más quejas que antes por parte de usuarios.

Así las cosas, Antel podría preguntarse por qué no avanzar en un sistema que podría servir para aprovechar los beneficios de dominar y los otros debatir internamente por qué tienen menos clientes que su competidor. En este contexto, tienen algunas puntas para escalar posiciones mientras la portabilidad se mantenga en debate: mejorar los precios y la atención al cliente al punto de “obligar” al usuario a analizar cambiar de proveedor. No le será sencillo, claro, más aún si se tiene en cuenta que hasta la costumbre aparece entre los factores que benefician a las empresas con más usuarios.

La penetración móvil en Uruguay es superior al 150 por ciento y esto parece obligar a las empresas escoltas a pedir a gritos cualquier herramienta que pueda servir para ganar clientes de la competencia. Aprovecharían, quizás, para presentar promociones especiales a quienes porten tal como hacen las empresas en países donde la portabilidad ya funciona. La decisión está en las manos de las autoridades en un mercado con cinco millones de usuarios y una estatal que prefiere evitar sobresaltos aún a riesgo de perderse una oportunidad.

Nicolás Larocca es Técnico Superior en Periodismo (TEA) y Locutor Integral (ISER). Durante su carrera profesional se desempeñó en diferentes medios radiales, digitales y en gráfica como productor de contenidos, redactor y analista. Tiene conocimientos en comunicación interna, deportes, bancos y seguros, y desde 2013 se especializa en el mercado de las telecomunicaciones a escala regional.

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