La Comisión de Regulación de las Comunicaciones (CRC) de Colombia decidió eliminar el procedimiento de homologación de terminales fijos y satelitales. La razón, afirma, es la disminución de las solicitudes de homologación de este tipo de equipos, que pasaron de 30 en 2016 a nada más que ocho en 2018. Sin embargo, existe un segundo argumento que el regulador señala en su comunicado y que representa una curiosidad: “la mayoría de los modelos de este tipo de equipos ya se encuentran certificados por organismos internacionales que garantizan sus condiciones de funcionamiento y uso seguro por parte de los usuarios”, afirma la CRC.
La lógica del regulador colombiano se entiende en un mercado que ha crecido en escala global, por lo que los esfuerzos de homologación locales podrían estar perdiendo sentido. Si los equipos ya han sido revisados por expertos internacionales, ¿cuál es el sentido de que el regulador tenga que destinar recursos a hacer una segunda homologación? En el caso de Colombia, CRC decidió eliminar el procedimiento de homologación, pero mantuvo las normas técnicas asociadas a los terminales.
Por ahora, la medida incluye únicamente a los terminales fijos como teléfonos de mesa, teléfonos inalámbricos fijos y terminales satelitales de uso industrial o seguridad. Los teléfonos móviles celulares, por el momento, mantienen la obligatoriedad de homologación.
La medida determinada por CRC es parte de una simplificación regulatoria, un proceso que llevó a eliminar 203 normas vigentes en el país. De esta manera, el regulador se compromete a contar con “un marco legal acorde a las necesidades del sector, que responda a los cambios tecnológicos y verifique cuellos de botella dadas a las nuevas dinámicas del sector TIC y postal”. CRC dejó un mensaje claro, ¿para qué gastar esfuerzos en revisar y homologar un terminal que ya tiene un aval internacional?