La escalada de EE.UU. contra Huawei podría provocar cambios en la estructura del mercado

Una orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump y una decisión del Departamento de Comercio de los Estados Unidos podrían cambiar por completo el panorama competitivo de las telecomunicaciones. La semana pasada, el presidente de los Estados Unidos firmó un documento que insta a prohibir el uso de cualquier tecnología de comunicación que provenga de países enemigos, amparado en el argumento de que podría afectar la seguridad nacional en el marco de una “guerra fría” que ha escalado a lo largo de los meses.

Luego de esa decisión, el Departamento de Comercio anunció que añadirá a Huawei Technologies a su lista negra, acusada de haber violado la ley que prohibía hacer negocios con Irán y obstruir la justicia, entre otros. De esta manera, “la venta o transferencia de tecnología americana a otra compañía o persona dentro de la Lista de Entidades requiere una licencia otorgada por el BIS (Bureau de Seguridad e Industria) y puede ser denegada si la venta puede afectar la seguridad nacional o los intereses de la política exterior”, según consta en el comunicado del Departamento de Comercio.

De acuerdo con un artículo publicado en CNN Business, la decisión le podría costar a las compañías estadounidenses 11.000 billones de dólares, que es lo que Huawei gastó el año pasado en compra de componentes de compañías norteamericanas como Qualcomm, Broadcom y software de Microsoft y Google. Justamente, poco después de la decisión de la Casa Blanca, Reuters daba a conocer la noticia de que Google dejaría de proveer el sistema operativo Android para los dispositivos de Huawei y Bloomberg, que fabricantes como Qualcomm e Intel también romperían relaciones con la compañía china.

El CEO de Huawei se ocupó rápidamente de asegurar que la compañía “sobrevivirá” y que no hace falta tener componentes estadounidenses para sus equipos. Y, justamente, existen algunos indicios de que la decisión lastimará más a las compañías estadounidenses que a Huawei.

Por un lado, Huawei es una de las compañías que más ha invertido en investigación y desarrollo en los últimos años por lo que es factible que pueda mantenerse en el mercado con tecnología exclusivamente china. Por otro lado, Europa parece todavía respaldar a la compañía china y los fabricantes europeos aseguraron a Bloomberg que no seguirán el camino de los Estados Unidos. Y es lógico que eso suceda ya que, luego de algunos años en la sombra de sus pares estadounidenses, encuentran en la prohibición una oportunidad de hacer crecer su negocio, apalancándose en una región que no parece ceder a las presiones de Estados Unidos —incluso el presidente francés, Macron, ya señaló que “no prohibirá a Huawei”—.

Huawei no abandonará su deseo de posicionarse como proveedor de equipamiento en 5G pero los mercados en los que podría actuar podrían ser limitados si la guerra contra las compañías chinas sigue escalando. Al igual que ocurrió con Australia, algunos analistas consideran que otros países puedan llegar a tomar decisiones similares a la de los Estados Unidos. Por ahora Europa parece encaminado a aceptar un acuerdo con Huawei para garantizar la seguridad del equipamiento y otros mercados de Asia, África y Latinoamérica no se han pronunciado sobre el asunto, por lo que parecen tomar distancia de los intereses geopolíticos en juego.

No obstante, incluso cuando todo el mundo se ponga en contra de Huawei, el negocio en China es tan grande que probablemente la gigante asiática podría seguir como uno de los principales proveedores del mercado de telecomunicaciones —especialmente en smartphones—, aún cuando no tenga negocio fuera de ese país.

No hay dudas que la noticia de que Google abandonaría algunos negocios que tiene con Huawei, por ejemplo, el de ofrecerle soporte y actualizaciones para su sistema operativo Android, fue un sacudón en la industria de smartphones. Si bien se entiende que los dispositivos que ya cuentan con Android seguirán teniendo acceso a todos los servicios de Google, los próximos modelos que fabrique la compañia china se verán impactados. A pesar de que Huawei podría acceder a la versión de código abierto de Android, el espaldarazo de Google podría significar que la compañía decidiera abandonar por completo el sistema operativo creado la empresa estadounidense.En caso de que se corten las relaciones con China y no haya margen para que Huawei utilice Android, para Google será perder el 18,8 por ciento del mercado de teléfonos móviles que ostenta Huawei.

Se puede suponer que a todas las empresas nortamericanas que comercializaban con Huawei las han puesto entre la espada y la pared. Quizás puedan seguir vendiendo componentes a la empresa china, pero deberán pasar por un exhaustivo trámite para garantizar que el negocio que intentan hacer no daña la seguridad nacional. Tampoco la tienen fácil quienes compraron equipamiento de Huawei en el pasado porque se teme que la compañía china sea incapaz de seguir apoyando con soporte técnico en el país.

En silencio, quizás algunos de los fabricantes que compiten con Huawei, tanto en equipamiento y smartphones, pueden estar festejando la movida. La situación podría modificar la cadena de valor y la participación de mercado de los proveedores de telecomunicaciones, tanto en el ámbito de los componentes como en aquellos mercados de terminales y equipamiento para redes.

Algunas empresas estadounidenses perderán un mercado que buscará ser capturado por compañías europeas, asiáticas y, especialmente, chinas, en aquellos lugares dónde todavía no se prohíben sus productos. Pero no hay que olvidar que la decisión seguramente también tendrá impacto en la cadena de suministro de la tecnología, que tiene buena parte de su proceso de fabricación y ensamblaje dentro de territorio chino.

El proceso de internacionalización que logró que Huawei saliera de China para ser uno de los principales proveedores a nivel mundial podría tener fin con estas decisiones, obligando a la compañía china a retraerse en su país natal hasta que pase la tormenta y los vientos cambien. El bloqueo podría tener poner en jaque a China y a toda la cadena de suministro de telecomunicaciones.

Si el país asiático decide avanzar con tecnología propia, hay riesgos de que se fragmente todavía más el mercado. Y eso no puede ser una buena noticia para un negocio que demanda escala.

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Leticia Pautasio es periodista y Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Quilmes (Buenos Aires, Argentina). Durante su carrera profesional se desempeñó en gráfica, radio y medios de comunicación en línea. Desde 2009 se especializa en tecnología, telecomunicaciones y negocios; cubriendo la realidad del sector en América latina. En 2013 obtuvo el diplomado "El Periodista Latinoamericano como agente y líder en el desarrollo social" del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (México). Contacto: [email protected]

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