Desde la Estación de la Fuerza Aérea del Cabo Cañaveral en Florida, Space X puso en órbita 60 satélites LEO. Fueron enviados a 440 kilómetros de altura pero alcanzaron tiempo después 550 kilómetros con sus propios equipos de propulsión. La constelación, que según previsiones de la empresa estará compuesta por más de 1.000 artefactos, servirá para llegar a sitios que todavía no cuentan con banda ancha.
Para el lanzamiento se utilizó el mismo Falcon 9 que antes apoyó el lanzamiento Telstar 18 Vantage, dispuesto en el espacio en septiembre de 2018 con pisada en Asia Pacífico y Oceanía, y la misión Iridium 8 en enero de este año.
Cada satélite pesa 227 kilogramos y cuenta con antenas HTS. Son fácilmente ubicables y capaces de rastrear desechos para, por ejemplo, evitar colisiones. En un comunicado, la compañía indicó que “espera encontrar problemas en el camino pero el aprendizaje será clave para desarrollar un servicio de banda ancha confiable y asequible en el futuro”.
La novedad puede emparentarse con la de One Web, que hace tres meses presentó su misión LEO y llevó al cielo seis artefactos de los más de 600 que tiene previsto lanzar. El mercado tiene cada vez más jugadores que encuentran en la eficiencia de costos y menor mantenimiento características beneficiosas para sus intenciones de llevar banda ancha a todo el mundo, como si fuera fibra, pero desde el espacio.