La decisión ya estaba sobre la mesa pero se oficializó en las últimas horas: Telebras pidió a Ellalink Irlanda la rescisión del contrato de derecho irrevocable de uso de conexión entre Brasil y Europa a través de un cable submarino. La empresa, que atraviesa una delicada situación financiera, asegura no tener recursos para cumplir con las obligaciones asumidas.
El plan ganó color a mediados de 2017, en un foro binacional en el que autoridades de ambos países anunciaron que un tendido submarino uniría Fortaleza y San Pablo con Lisboa y Madrid. Contaría con cuatro pares de fibra óptica con una capacidad total de 72 terabytes por segundo. Estaría listo para 2019 pero, casi de inmediato, se habló de posibles cambios en el cronograma de despliegue.
La propuesta, en realidad, se gestó mucho antes. En 2012 ya se hablaba de cuatro iniciativas en Brasil: dos satélites geoestacionarios y dos cables submarinos, el primero hacia África y otro hacia Europa. Hasta ahora se envió al espacio un único artefacto y del lanzamiento del otro hay dudas. El tendido hacia África entró en operaciones pero sin Telebras, que también por entonces alegó complicaciones financieras para salirse del proyecto.
Con respecto a la decisión que acaba de tomar, Telebras dijo que “las partes iniciarán tentativas para postergar el cumplimiento de sus obligaciones para 2020”. La empresa “aguardará respuesta de EllaLink sobre la propuesta de rescisión amigable y mantendrá informado a los accionistas sobre todos los movimientos, en especial la hipótesis de extinción del contrato”, añadió.
Con esto, queda más de manifiesto un futuro incierto de la operación de la compañía. Este año fue listada como una de las empresas estatales que podrían ser privatizadas. Recibió críticas por sus decisiones, como la elección de un socio extranjero para el uso del satélite geoestacionario, y hay dudas sobre el cumplimiento de planes gubernamentales. Una mancha más para Telebras, que da argumentos a sus detractores.