Telefónica notificó un primer impacto positivo de 1.985 millones de pesos (103,5 millones de dólares) como consecuencia de la devolución de espectro en distintas bandas al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT). Confirmó además la devolución de cada uno de los bloques adquiridos en 2,5 GHz, lo que abre la puerta a que se libere de las obligaciones de cobertura asumidas en la licitación que tuvo lugar en noviembre de 2018.
La compañía envió un reporte financiero a la Bolsa de Madrid en el que informó el valor generado por el espectro devuelto en México como parte de un total de 176 millones de euros obtenidos de distintas acciones ejecutadas en Latinoamérica, entre las que también incluyó venta de filiales y activos que consideró no estratégicos. Todos los movimientos responden a la necesidad de la empresa de sanear su situación financiera.
La solicitud de firma de devolver espectro ya había sido autorizada por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), según certificó el portal local El Economista. Se comunicó por etapas e involucrará una vez terminados todos los procesos el total de bloques obtenidos por la empresa en 2,5 GHz y en 850 MHz y la devolución parcial de frecuencias en 1,9 GHz en las regiones dos, tres, cuatro, seis, siete, ocho y nueve.
En las bases de la última licitación en 2,5 GHz se estableció que los ganadores de uno o más bloques estarían sujetos a una serie de condiciones, entre ellas ofrecer servicios de acceso inalámbrico con tecnología 3G o superior en al menos 200 poblaciones del país. Por entonces, el IFT permitió a los adjudicatarios acciones conjuntas o el uso de activo previamente obtenido en 2,5 GHz para cumplir los objetivos.
Para mantenerse activo en el mercado local, Telefónica anunció un acuerdo con AT&T para el acceso a la capacidad de última milla inalámbrica de la compañía estadounidense en el país. Esta decisión, que ya está en los papeles, se hará completamente efectiva recién en 2022 pero sirvió para esfumar al menos temporalmente los rumores de salida de Telefónica de México, alarmas que volvieron a encenderse cuando la firma no colocó al país en su lista de prioridades en su proceso de reestructuración.
