La tranquilidad que suele caracterizar el discurso de las autoridades uruguayas al momento de referirse a la Administración Nacional de Telecomunicaciones (Antel) se rompió en las últimas horas. El presidente Lacalle Pou revocó una resolución firmada por el titular del operador, Guillermo Iglesias, y pidió su renuncia. Iglesias ya la formalizó, según medios locales, y dejó el cargo vacante tras apenas semanas al mando.
Es que en el transcurso de esta semana tomó estado público la decisión del directorio del operador por el que se presupuestó a 857 personas que hasta entonces estaban contratadas en régimen de función pública. Este documento se firmó el pasado siete de mayo, con vigencia desde el primero de este mes. De acuerdo a El País, esta determinación tenía también la firma de la secretaria de Antel así como de su gerente de recursos humanos.
El presidente de la República no estaba, al parecer, al tanto de la situación. Se enteró y solicitó a Iglesias la renuncia. Casi inmediatamente después, además, revocó la decisión considerando, en palabras algo menos prácticas, que resulta inconveniente en tiempos de pandemia y contraria al compromiso de austeridad presupuestaria que persigue el gobierno local.
Quedará para el próximo, entonces, el desafío de mantener saludable a Antel. El operador suele mostrar ganancias e ingresos en alza en sus registros periódicos y tiene la medalla de primero en el lanzamiento de 5G en Latinoamérica. Cuenta con el 53 por ciento del mercado móvil local, es líder absoluto en Internet fijo y monopólico en telefonía fija. También ha sabido mezclar negocios con interés social en sus proyectos, algo no tan habitual en la región.
Quien reemplace a Iglesias, ejecutivo con más de 15 años en la compañía, deberá indicar cuándo será oficialmente que Antel cubra con fibra todo Uruguay, un objetivo planteado para marzo de este año pero que todavía no fue tildado como cumplido por las autoridades. Todo esto, claro, a conciencia de que sus movimientos estarán vigilados por propios y extraños y que cualquier decisión podría ser eje de un debate público. Antel fue otra vez noticia, pero no por los motivos habituales: ahora se le busca nuevo presidente.
