Parece que la controversia en el mercado argentino por el control de Telecom Argentina ha llegado a su punto final. Los socios del consorcio Telco —participado por el grupo Telefónica y controlador de Telecom Italia— se han reunido hace algunos días y han modificado algunos aspectos de los estatutos para ajustarse a los requerimientos de las autoridades argentinas. Los cambios apuntan a limitar la participación de la compañía española en las decisiones vinculadas al mercado argentino, para evitar la configuración de un monopolio virtual.
La fuente de la información es el diario económico italiano Il Sole 24 Ore. El periódico precisa que Telefónica, la aseguradora italiana Generali y los bancos Intesa Sanpaolo y Mediobanca se reunieron antes de Navidad para firmar los estatutos modificados. Luego de que hace un año la sociedad inversora Sintonia abandonara el consorcio, Telco es controlado por Telefónica con el 46,1 por ciento de la participación accionaria, seguido por Generali (30,7 por ciento), Intesa Sanpaolo (11,6 por ciento) y Mediobanca (11,6 por ciento).
En Argentina, la filial local del grupo Telefónica y Telecom Argentina, propiedad de Telecom Italia y el grupo argentino Werthein, son las dos incumbentes que se reparten el mercado de telefonía fija, y además son dos jugadores de peso en el segmento de banda ancha y telefonía móvil. Cuando Telco adquirió el control de Telecom Italia —para salir al cruce de América Móvil, que pretendía ingresar en el grupo italiano—, miembros del grupo Werthein alertaron del riesgo de monopolio en el país, al tener el grupo Telefónica poder de decisión indirecto en Telecom Argentina, además de en su propia filial. Como consecuencia, Telecom Italia y sus socios locales, los Werthein, quedaron enfrentados en una tensa relación.
Así comenzó una investigación de alrededor de tres años por parte de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CDNC), con múltiples idas y venidas. El organismo antimonopolios determinó que el ingreso de Telefónica en Telecom Italia configuraba una concentración de mercado, y ordenó al grupo italiano vender sus activos en su filial local.
Versiones periodísticas aseguraban que Telecom Italia estaba conduciendo un proceso para vender sus participación en Telecom Italia, y se mencionaron varios candidatos. Pero el grupo italiano nunca se apresuró para desprenderse de sus activos, y finalmente el proceso se diluyó.
A comienzos de agosto de 2010, Telecom Italia y los Werthein acercaron posiciones. Los socios lograron un acuerdo por el cual los argentinos venderían una parte de sus acciones en Sofora (controlador de Telecom Argentina) a los italianos, aunque éstos resignarían parte del poder político para alejar el fantasma de la concentración de mercado. Según AFP, Telecom Italia se quedó con el 58 por ciento de Sofora.
Posteriormente, en octubre pasado, la CNDC cerró la investigación del caso y fijó una serie de requisitos para aprobar el estado de la situación. Las autoridades antimonopólicas exigieron a los italianos que se limite la intervención de Telefónica en la conducción de Telecom Argentina, y que también se establezca un límite en las relaciones comerciales con la filial del grupo español en el mercado local.
Ahora, los cambios dispuestos por los socios de Telco cumplen con lo exigido por la CNDC. El nuevo artículo cinco del estatuto de Telco, según Il Sole 24 Ore, indica que, hasta que las restricciones comprometidas con las autoridades argentinas tengan validez, Telefónica no tendrá “derecho de voto con respecto a cualquier materia relativa a las actividades de las sociedades directa o indirectamente controladas por Telecom Italia que desarrollan actividades en el mercado argentino”.
En tanto, el artículo 16 de los nuevos estatutos pone de manifiesto cómo los representantes de Telefónica no podrán participar en las discusiones que tengan por objeto actividades desarrolladas en Argentina y “no podrán votar o poner el veto sobre materias en el orden del día del Consejo de Administración o de cualquier comisión interna que afecten a ese tipo de asuntos”. De esta manera, el círculo parece haberse cerrado, y las controversias por el acuerdo entre los grupos europeos, quedado atrás.