¿Cuánto falta para hacer realidad la conexión a Internet a través de la luz?

En 2011 una charla TED dio el puntapié inicial. A pesar de que ya existían patentes que exploraban ideas parecidas, es la conferencia del ingeniero Harald Haas la que se marca como el inicio. La razón es que Haas le puso nombre a lo que, hasta entonces, era sólo un proyecto de investigación por parte de algunos (pocos) ingenieros: Li-Fi.

El plan era utilizar la luz visible para transmitir datos con bombillas con tecnología LED. Antes, Power-Line Communications (PLC) ya había intentado hacerse un lugar en el negocio de banda ancha, utilizando como última milla las redes eléctricas de los hogares.

A PLC probablemente le hayan ya dado el certificado de muerte pero Li-Fi se muestra como un niño que recién inicia su camino de escolarización.

La propuesta de aprovechar la luz visible para transmitir datos tuvo su mayor momento de esplendor en 2011, cuando Haas publica la charla TED, y unos tres años después, cuando se conocen los primeros resultados de las pruebas de la tecnología que, aseguran, podría superar en velocidad a Wi-Fi.

Además, al no operar en las ondas de radio tradicionales, Li-Fi aparece como particularmente útil en industrias que tradicionalmente aprovechaban otro tipo de tecnologías —fundamentalmente satélites—, como el transporte náutico o la aviación, para resolver sus problemas de comunicación.

A pesar de algunas excepciones, la tecnología que propone revolucionar la forma en que se transmite la información parece haber quedado fuera del radar por otros dos o tres años. Y así llegamos a 2018, cuando las noticias muestran que apenas existen algunos signos de avance.

El año pasado, el instituto técnico IEEE creó un grupo de interés (TIG) entorno al grupo 802.11(Wi-Fi) para determinar las oportunidades técnicas y económicas para el uso de la luz como medio para las comunicaciones inalámbricas. La razón es que el uso de bombillas LED se ha masificado, ofreciendo una oportunidad para aprovechar el espectro de luz para comunicaciones.

IEEE eligió 802.11 como el espacio “ideal” para comenzar a analizar la comunicación por luz (LC, por sus siglas en inglés) con fabricantes, operadores y clientes finales (tanto hogares, empresas como ambientes industriales). La tecnología, aseguran, permitirá ofrecer cobertura indoor para el mercado masivo, llevando datos a cada lugar dónde exista luz.

Durante 2018 se trabajó y aprobaron los pedidos de proyecto de autorización (PAR) y los criterios para el desarrollo de estándar (CSD), producidos por el Grupo de Estudio LC. El cronograma prevé tener un nuevo estándar para mayo de 2021, aunque, como toda tecnología, IEEE prevé que puedan existir productos Li-Fi antes de esa fecha utilizando versiones anteriores del estándar.

A juzgar por el silencio que reina en algunas compañías que según Research and Markets están trabajando con Li-Fi como Panasonic, Samsung o Qualcomm, es probable que la producción anticipada de soluciones con Li-Fi sea más una expresión de deseo que realidad.

Li-Fi no parece estar entre las prioridades de ninguna de las grandes compañías tecnológicas excepto de las que nacieron exclusivamente para investigar y fomentar el uso de esta tecnología. Este es el caso de PureLiFi, la compañía de Haas, que ha despertado el interés de la británica O2 con quien, también en 2018, montaron un laboratorio para experimentar con la tecnología. Otras compañías que están invirtiendo en pruebas son Wipro en India, Cisco, Babcock y BT, informó Financial Times.

Research and Markets estimaba que el mercado de Li-Fi podría alcanzar un valor de 35.820 millones de dólares en diez años, con un crecimiento compuesto anual del 71,20 por ciento entre 2018 y 2028. La consultora justifica estas previsiones por la existencia de un incremento de la demanda de transmisión de datos —como si este crecimiento no podría ser captado por otras tecnologías que ya existen en el mercado y que, además, tienen un ecosistema maduro—.

Aunque en los números reine el optimismo, la verdad es que Li-Fi todavía debe resolver algunos problemas técnicos. El principal es el hecho de que la luz no pueda penetrar a través de las paredes. Excepto que logre convertirse en Peter Pan y perder la sombra, Li-Fi necesita línea de vista —es decir, que no haya ningún obstáculo entre las lámparas LED y los receptores— para poder funcionar. Este es un inconveniente que las comunicaciones móviles y hasta el Wi-Fi han resuelto hace ya varios años.

De todas maneras, esto no significa que el ecosistema no siga invirtiendo en investigación y desarrollo de Li-Fi, inclusive en América Latina. De hecho, en el último CES, la compañía mexicana Gigalifi presentó un desarrollo para Li-Fi,. Se trata de una luminaria con un sistema electrónico que toma los datos de un cable de Internet y distribuirlo a través de la luz hacia las computadoras a través de un receptor USB, publicó Forbes. La compañía apuesta a captar inversores para desarrollar comercialmente la tecnología y aplicarla en sitios dónde es difícil el acceso a Wi-Fi como aeropuertos y hospitales.

Li-Fi parece prometedor pero la lectura inicial muestra que es una tecnología a la que le falta todavía tiempo para madurar. Los problemas técnicos son algunas de las dificultades que atraviesa. Las otras son de ecosistema y conocimiento de la tecnología. Incluso, también podríamos aventurar que en el futuro también habrá aspectos regulatorios que resolver. ¿Cómo se iluminará el camino?

Leticia Pautasio es periodista y Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Quilmes (Buenos Aires, Argentina). Durante su carrera profesional se desempeñó en gráfica, radio y medios de comunicación en línea. Desde 2009 se especializa en tecnología, telecomunicaciones y negocios; cubriendo la realidad del sector en América latina. En 2013 obtuvo el diplomado "El Periodista Latinoamericano como agente y líder en el desarrollo social" del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (México). Contacto: [email protected]

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