La guerra contra Huawei podría tener consecuencias no deseadas en la industria de telecomunicaciones

“Es una mala decisión”. La cita no sorprende porque es Huawei la compañía que la dice. Data de cuándo Australia decidió “recomendar” a sus operadores que no compren equipamiento de la compañía china por las sospechas de que eran utilizados para recabar información para la República Popular de China. En ese entonces, el proveedor advertía que la decisión tendría un impacto negativo no sólo en el negocio de telecomunicaciones, sino en toda relación entre compañías chinas y australianas.

El caso de Australia fue el primero en prohibir los dispositivos de Huawei y ZTE, después de que Estados Unidos iniciara su cruzada contra China. Luego, se sumaron otros países y hasta operadores que, ante las sospechas de que los equipos chinos de telecomunicaciones podrían estar siendo utilizados para espionaje, toman la decisión de eliminar el equipamiento chino de sus redes, especialmente en el core.

Zhang Ming, embajador de China en la Unión Europea, señaló esta semana al periódico Financial Times que las sospechas son infundadas —incluso habló de calumnias— y remarcó que existe una discriminación hacia las compañías chinas. Pero, quizás, sus palabras más interesantes no estuvieron en su defensa, sino en su ataque: la situación “tendrá consecuencias negativas para la economía y global y la cooperación científica”.

Ming afirma que la cadena de valor de 5G está tan entrelazada que, cortar con ella, será prácticamente imposible —o, más que imposible, podríamos aventurar que, en realidad, lo que sería es económicamente inviable—. Gran parte de la industria tecnológica se basa en fábricas instaladas en China y, cambiar esa situación, significaría tener que rediseñar toda la cadena de valor de los productos, empezando por los dispositivos móviles.

Las declaraciones de Ming podrían ser calificadas como parciales o infundadas sino fuera porque, probablemente, sean verdad. Además, la situación de la industria de telecomunicaciones tras la “guerra” iniciada en 2018 contra as compañías chinas se volvió no sólo una preocupación de los principales perjudicados sino también de quienes estarían en condiciones de aprovechar el regalo que significa perder un competidor fuerte.

En vez de descorchar champagne y celebrar, el CEO de Ericsson, Borje Ekholm, comentó en una entrevista reciente con CNBC que la situación está creando cierta incertidumbre en el mercado. “Los operadores empiezan a preguntarse alrededor del mundo. ‘Ok, ¿entonces qué significa esto?’ No hemos visto impacto todavía en los pedidos, pero sí estamos viendo clientes preocupados”, señaló el ejecutivo. “Esto nunca es bueno para el clima inversor”, agregó.

Vodafone parece venir a confirmar las preocupaciones de Ekholm con la noticia de que pondrá en “pausa” el despliegue de equipos de Huawei en su núcleo de red hasta tanto “se resuelvan las preocupaciones sobre las actividades de la compañía china”, publicó la agencia Reuters. El operador parece confiar en Huawei, con quien tiene un contrato a largo plazo, y reclama que la discusión “salga de la superficie”.

El operador pide que se hable “de hechos” y parece querer llevar la discusión hacia el foco del problema: ¿están los equipos de Huawei siendo utilizados para espionaje? Por ahora, no existen pruebas para afirmar que los chinos hayan utilizado equipamiento de telecomunicaciones para sus propósitos de investigación nacional. Sin embargo, ante la duda, Vodafone prefiere jugar con las palabras pero ser cauteloso en el terreno de las inversiones hasta tanto no se resuelva este dilema. La decisión, no obstante, no es reemplazar a un proveedor por otro sino parar el reloj.

Es posible que los operadores que ya utilicen un core de Ericsson o Nokia en 4G, a pesar de las preocupaciones que puedan surgir, mantendrán sus inversiones —al menos así lo hemos visto en los Estados Unidos, dónde Huawei no tiene la misma participación de mercado que sí alcanza en otras regiones del mundo—. A lo sumo, estos operadores harán más preguntas y obligarán a Nokia y Ericsson a invertir en respuestas a sus preocupaciones con respecto a la seguridad.

Mientras tanto, los operadores que están analizando proveedores o ya habían elegido a Huawei, como el caso de Vodafone, quizás pongan en pausa las inversiones hasta que la marea se calme. Ninguna de estas noticias es buena para una industria que demanda inversión.

La incertidumbre sobre el papel de Huawei en el espionaje chino podría tener consecuencias no deseadas. Poner en pausa las inversiones son los primeros indicios de lo que está por venir. Si se confirman las sospechas —o si Estados Unidos hace suficiente presión para convencer que China y sus empresas son el enemigo—, quizás el caso Huawei desemboque en una reconfiguración de la cadena de suministro de la tecnología, que hoy cuenta con una gran participación de China.

Leticia Pautasio es periodista y Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Quilmes (Buenos Aires, Argentina). Durante su carrera profesional se desempeñó en gráfica, radio y medios de comunicación en línea. Desde 2009 se especializa en tecnología, telecomunicaciones y negocios; cubriendo la realidad del sector en América latina. En 2013 obtuvo el diplomado "El Periodista Latinoamericano como agente y líder en el desarrollo social" del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (México). Contacto: [email protected]

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