Conectividad Constante: ¿por qué los proveedores de servicios de Internet deben adaptarse a la nueva realidad?

Desde que Motorola lanzó el primer teléfono móvil, la promesa de las redes celulares siempre ha sido la conectividad constante. Incluso se lanzaron con nombres como el de la compañía Británica EE “Everything Everywhere” (Todo En Todas Partes), con la idea de que los dispositivos móviles deberían crear una sociedad permanentemente interconectada. Pero aunque la publicidad ha prometido conexiones confiables las 24 horas del día, los siete días de la semana a través de la red celular, la práctica ha sido diferente y la realidad económica otra.

A pesar de que hayan habido avances significativos en la tecnología desde que se lanzó el teléfono “ladrillo” de Motorola, todavía hay regiones a las que las redes celulares no llegan; incluso en muchos lugares como en oficinas u hogares donde la tecnología Wi-Fi hace más sentido, aún no hay conectividad. Los operadores de redes móviles se establecieron para cubrir un nicho muy específico: brindar conectividad en los sectores donde las personas se desplazan, diferentes a sus lugares de trabajo o a sus hogares. Sin embargo, esto no está ocurriendo y la situación está cambiando rápidamente.

Por otro lado, los teléfonos inteligentes continúan creciendo. Por ejemplo en América Latina éstos representan el 60 por ciento del total de conexiones celulares actuales y el usuario promedio está utilizando datos con mayor regularidad. A medida que más teléfonos inteligentes ingresan al mercado y el uso de datos continúa creciendo, tanto los proveedores de servicios celulares como los de servicios de Internet (ISP) tendrán que cuestionarse si aún pueden seguir existiendo como entidades separadas.

La llegada de las redes 5G al mundo real está abriendo un nuevo espectro que puede proporcionar el ancho de banda requerido para descargar una gran proporción del tráfico de Internet que se está utilizando en la actualidad. Así mismo, tecnologías como el LAA (License Assisted Access) están desdibujando las líneas entre el espectro público y el privado, haciendo que la elección entre las redes celulares y el Wi-Fi sea un protocolo, en lugar de una frecuencia.

Para abordar estos cambios, las principales empresas de conexiones de Internet por cable están o bien entrando por primera vez al mercado inalámbrico, o bien volviéndose a enfocar en ese negocio. Empresas como Comcast en los Estados Unidos o BT en el Reino Unido ven los beneficios potenciales de ofrecer servicios por cable e inalámbricos  al mismo tiempo y están invirtiendo -a un costo muy alto- en la industria móvil. El mercado latinoamericano se encuentra en una etapa diferente, pero la tendencia hacia una conectividad constante es clara. En Argentina por ejemplo, Personal, Cablevisión y Fibertel se fusionaron para dar a sus usuarios servicios integrados de televisión paga, Internet, telefonía fija y móvil, a través de un sólo proveedor. De la misma forma, Telefónica y América Móvil están incursionando en ese mercado en los países en los que operan, ofreciendo paquetes que incluyen televisión por suscripción, Internet y sus servicios móviles tradicionales.

Los beneficios son evidentes tanto para los consumidores como para los operadores: los operadores de red que ofrecen conectividad constante a partir de diferentes maneras simplifican la ecuación de la conectividad. Parece entonces inevitable que los modelos actuales con planes separados, eventualmente se fusionen en un sólo proveedor de conectividad. Los clientes comprarán una conexión constante de 100 Mbps para un dispositivo o conjunto de dispositivos en particular, y dependerá del operador de la red proveer ese servicio, ya sea a través de una red W-Fi doméstica, una microcelda 5G, una macro-celda para zonas rurales o incluso una conexión satelital de órbita terrestre baja.

Desde la perspectiva financiera, los beneficios de ofrecer conectividad constante son enormes. Se ha demostrado que la simple combinación de servicios reduce drásticamente el porcentaje de clientes que se dan de baja (churn), además de que el costo de adquirir un nuevo suscriptor es mucho mayor que el de retener clientes ya existentes. En 2017, los operadores canadienses Bell y Telus revelaron que les cuesta 50 veces más adquirir un nuevo cliente que retener uno existente. Incluso ese cálculo no tiene en cuenta los beneficios que el cliente da al valor de la marca o a su lealtad, que se logran con la simplificación: menos contratos y canales de facturación y mejor atención al cliente. A medida que la industria pase de “vender datos” a “proporcionar conectividad” esos beneficios se verán aumentados.

Maximizar la calidad de la experiencia, en lugar de la calidad del servicio, será la clave para los operadores que desean sobresalir en este nuevo mercado. Se espera ver un cambio proporcional en la manera en que las redes evalúan la calidad de la experiencia del usuario final; ejemplos de esto son el drive-testing, que es de gran ayuda para verificar las características de radiodifusión de una red inalámbrica, o el tiempo de actividad de un módem que sirve para evaluar la confiabilidad de banda ancha doméstica en términos de conectividad central. Sin embargo, cuando la métrica que necesita un ISP es saber “las veces en que los usuarios pudieron ver Netflix”, estos datos pueden proporcionar respuestas equivocadas a preguntas como esa.

Por esta razón, los operadores necesitan una comprensión más completa de cada ubicación en la que el usuario está tratando de obtener una conexión, y no solamente saber si esa conexión existe, sino también si proporciona una calidad de experiencia aceptable para el suscriptor. La medición de datos en esa escala necesita una solución de crowdsourcing para cubrir el alcance geográfico y técnico del servicio que se debe proporcionar.

El mito de la conectividad constante está a punto de convertirse en una realidad, pero para lograrlo se necesitarán firmar nuevos acuerdos y una integración más profunda entre los resultados generados con datos basados en QoE (calidad de experiencia) y las prácticas de los proveedores de comunicaciones. Mientras 5G está liderando el camino hacia velocidades gigabit y latencia ultra baja sin necesidad de una conexión alámbrica, vamos a llegar al punto en el que la tecnología estará lista para la extensión de redes confiables, siempre y cuando los operadores sepan cómo dar el primer paso.

Sin embargo, una cosa está clara: los ISP ya no podrán operar en su nicho tradicional. A medida que los consumidores esperen una conectividad permanente, los operadores que estén preparados para esta nueva realidad serán los que seguirán adelante, a expensas de aquellos que no asuman este cambio.

Leandro Demarchi es Ingeniero en Telecomunicaciones graduado por la Univ. Blas Pascal de Córdoba, Argentina. Con más de 10 años de experiencia en la industria de comunicaciones móviles, Leandro se ha especializado en diversas tecnologías para análisis de calidad de redes móviles. Actualmente se desempeña como Director Comercial en Tutela para América Latina y Sur de Europa.

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