Otra fintech que se convierte en MVNO: ¿deben los operadores empezar a preocuparse?

N26, el banco digital con sede en Berlín, quiere que sus clientes no solo gestionen su dinero desde el móvil, sino que también usen su móvil gracias a él. Esta semana, anunció su entrada en el mercado alemán de las telecomunicaciones con el lanzamiento de N26 SIM, un operador móvil virtual (MVNO, por sus siglas en inglés) completamente digital, sin SIM física, sin papeleo y sin contratos largos. Solo una eSIM activable con unos toques en su propia app, acceso inmediato a la red 5G de Vodafone, y tarifas agresivas.

Para quienes siguen de cerca la evolución de las fintech, el movimiento de N26 no es una sorpresa, sino una confirmación. El neobanco alemán se suma a una tendencia creciente: bancos digitales que lanzan su propio servicio de telefonía móvil. En 2024, Revolut hizo lo mismo en Reino Unido y Alemania, con una oferta móvil nativa en su app y sin permanencias. En América Latina, Nubank opera su propio operador móvil virtual bajo el nombre de NuCel en Brasil. Este servicio se lanzó en octubre de 2024 en asociación con la operadora móvil Claro Brasil, utilizando su infraestructura de red para ofrecer conectividad 5G con una cobertura del 93 por ciento del territorio brasileño. Por el momento, NuCel solo está disponible en Brasil. Sin embargo, dado que Nubank también tiene una presencia importante en México y Colombia, no se descarta que en el futuro pueda expandir su servicio de MVNO a estos mercados. De hecho, se ha reportado que Nubank estaría avanzando en un acuerdo con Telcel en México para ofrecer un servicio similar.

En Estados Unidos, Zolve —una fintech enfocada en migrantes indios que se trasladan a Norteamérica— ofrece desde 2023 un plan móvil con número estadounidense preactivado, gestionado desde la misma app donde se abre la cuenta bancaria. Y en Europa, bunq permite ahorrar hasta un 90 por ciento en roaming internacional gracias a una eSIM de datos integrada en su app.

A primera vista, estos movimientos pueden parecer iniciativas accesorias o beneficios marginales para clientes premium. Pero lo que se está configurando es algo mucho más ambicioso: una estrategia de expansión territorial por parte de las fintech, no sobre mapas geográficos, sino sobre el ecosistema digital del usuario. Las fintech están pasando de gestionar su dinero a querer controlar también su conectividad. No es una integración anecdótica. Es una ofensiva total con intenciones muy claras en un mundo donde los datos son el nuevo “oro”.

La razón es tan audaz como pragmática. En un mercado saturado de bancos digitales, con márgenes limitados y pocas barreras de entrada, diferenciarse es una cuestión de supervivencia. Y ofrecer planes móviles es una forma poderosa de hacerlo. Pero además, se trata de controlar más capas de la experiencia del usuario. Un banco que ofrece también el servicio móvil tiene más datos, más puntos de contacto, más retención y más capacidad de ofrecer una experiencia unificada. Es más difícil que un cliente cambie de banco si también tiene que cambiar de número de teléfono. Y si el paquete incluye datos gratuitos al viajar, o integración total con la cuenta, la comodidad empieza a pesar más que la tarifa para muchos usuarios de este tipo de servicios.

El valor real, sin embargo, podría estar en realidad en la agregación de datos. Al convertirse en MVNOs, los neobancos no solo venden conectividad, capturan nuevos tipos de información que complementan su visión financiera del cliente. Geolocalización, hábitos de uso, consumo de datos y patrones de movilidad, entre otros. Todo eso, cruzado con los datos bancarios, permite construir un perfil de usuario mucho más completo. Esto puede traducirse en decisiones de crédito más precisas, ofertas más relevantes o productos personalizados. En mercados donde el historial crediticio es débil o inexistente —como sucede en buena parte de América Latina, África o Asia—, los datos derivados del uso móvil pueden ser una alternativa poderosa para evaluar riesgo. Y las fintech lo saben.

Desde el punto de vista de ingresos, el argumento también tiene lógica. El negocio telco, pese a sus márgenes cada vez más apretados, sigue moviendo cifras astronómicas. En Europa, por ejemplo, representa más de 500.000 millones de euros anuales. Para una fintech que ya tiene canales digitales, base de usuarios y marca instalada, lanzar un MVNO representa un esfuerzo moderado con potencial de retorno. Y no necesitan ganar en telecomunicaciones para ganar en el conjunto: pueden incluso asumir pérdidas en su servicio móvil si eso significa adquirir, retener o monetizar mejor a los clientes bancarios. Es un juego de subsidios cruzados que los operadores tradicionales, más rígidos y dependientes del ARPU, difícilmente van a igualar.

Además, la tecnología juega a favor de las fintech. El auge de las eSIM y la aparición de plataformas como Gigs o 1Global permite lanzar un MVNO en cuestión de semanas, sin infraestructura física ni licencias de espectro. El umbral de entrada ha bajado, pero el valor estratégico ha subido. Un banco que da señal ya no es solo un banco. Es un proveedor integral de servicios digitales. Un hub desde el cual se paga, se viaja, se conecta y se gestiona la vida diaria.

Que N26 haya lanzado N26 SIM en Alemania no es una anécdota local: es la cristalización de un nuevo frente competitivo. Las fintech ya no quieren ser simplemente un banco. Quieren ser una red. Una app de confianza y una antena invisible. Quieren ocupar más espacio en el bolsillo del usuario, pero también en su vida digital. La pregunta no es si otras les seguirán, sino qué harán las telcos tradicionales cuando descubran que la banca les está empezando a invadir el terreno.

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Cuenta con más de 22 años de experiencia cubriendo el sector de las telecomunicaciones para América Latina. El Sr. Junquera ha viajado constantemente alrededor del mundo cubriendo los eventos de mayor relevancia para la industria en América, Europa y Asia. Su experiencia académica incluye un BA en periodismo escrito por la Universidad de Suffolk en Boston, MA, y un Master en Economía Internacional en la misma institución.

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