Aportar o no aportar, esa es la cuestión. Mientras que en Estados Unidos una propuesta legislativa bipartidista busca reformar la financiación del Fondo de Servicio Universal (FSU) para que las big techs hagan su colaboración a una caja que sólo financiaban las telcos, en Brasil hay legisladores que esperan dar por tierra todo tipo de iniciativa en ese sentido.
¿Cuál es la iniciativa estadounidense?
Se trata del proyecto titulado “Ley para la Reducción de Costos de Banda Ancha para los Consumidores de 2025”, una propuesta presentada en 2023 y reintroducida ahora por senadores como los republicanos Markwayne Mullin, Kevin Cramer y Mike Crapo, y el demócrata Mark Kelly en el que se propone un impuesto para que las empresas de Internet contribuyan al FSU.
En la actualidad, el FSU posee alrededor de 9.000 millones de dólares que aportan las operadoras de telecomunicaciones tradicionales y, ante las reiteradas discusiones acerca de la sostenibilidad del fondo, la rentabilidad de la industria telco y la necesidad de ampliar la cobertura, se plantea que las big techs sean corresponsables de esta estrategia. Y si se aprobara este tema en el Senado, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) tendría 18 meses para establecer el sistema de contribución.
Un punto atractivo del asunto radica en que se trata del mismo Senado que también aprobó la derogación de una norma de la FCC que permitía que las escuelas y bibliotecas pudieran utilizar fondos de E-Rate, del FSU, para contar con puntos de acceso Wi-Fi.
¿Y en Brasil?
En un evento realizado por Abrint y cubierto por Teletime, el diputado David Soares dijo que espera “enterrar” el debate sobre la aplicación del mecanismo de contribución por el tráfico generado en las redes de telecomunicaciones, luego que el congreso local diera en diciembre el primer paso legal para impedirla.
En ese marco, el funcionario compartió que existe una “postura propositiva” para “enterrar la idea del reparto justo de una vez por todas este año”, y adelantó que la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) estaría trabajando en la creación de un espacio en el que los proveedores de servicios de conectividad y de contenido trabajen para lograr el mejor modelo de gestión de red.
Sin embargo, hay quienes consideran que lograr un consenso entre todos los actores es literalmente, imposible. Sobre todo porque en Brasil existen 20.000 ISPs.
Lo único cierto es que el tema no sólo no desaparece de la agenda sectorial desde hace más de una década, sino que está en todas las agendas. Sin ir más lejos, las dadas en la última edición del FutureNet World, de Londres.
Las telcos plantean que las big techs montaron un negocio hiper rentable sobre su infraestructura, y el argumento que las enfrenta reza que la gente no consumiría servicios de telecomunicaciones si no existiera tal contenido. La imagen de un perro que gira mordiéndose la cola.