Las telcos tienen claro que su supervivencia está en peligro ¿que harán para no desaparecer?

En Londres, lejos del bullicio superficial de ferias tecnológicas masivas y a la sombra de rascacielos donde las decisiones aún se toman con corbata, Futurenet World 2025 se convirtió en el confesionario colectivo de una industria que ya no puede fingir normalidad. Las telcos, atrapadas entre el legado de lo físico y la promesa de lo digital, acudieron no para hablar de futuro, sino para declarar que la transformación está sucediendo y es irreversible.

Si hubo un dogma aceptado por todos, fue este: automatización e inteligencia artificial (IA) no son “nice to have”, son “must survive”. Como lo resumió Andrea Dona, CTO de Vodafone UK: “Me encanta FutureNet porque va más allá de la teoría; muestra el beneficio real que la tecnología puede aportar a nuestros clientes”. La tecnología, en otras palabras, ya no vive en el laboratorio, sino en la calle. O al menos, eso pretende.

Las redes deben aprender a caminar solas, fue el mantra repetido en los paneles. Telefónica compartió sus avances en redes autónomas, no como visión futurista, sino como necesidad operacional. La referencia constante al modelo del TM Forum —y la ansiedad colectiva por escalar del Nivel 3 al 4— reveló una industria atrapada entre la automatización declarativa y la autonomía real. Afnan Ahmed, director de estrategia y arquitectura tecnológica de Telenor, fue categórico: “La autonomía no es un destino técnico, es un imperativo comercial”.

¿La motivación? Una maraña de APIs. Las telcos se ven forzadas a convertirse en plataformas abiertas. “El futuro modelo de negocio se basará en APIs”, afirmó Matthias Sauder, director de redes de O2 Telefónica. Pero como reconoció Gabriela Styf Sjöman, directora general de investigación y estrategia de redes  de BT Group, “todavía hay mucho que aprender sobre cómo se desarrollarán esas soluciones habilitadas por API”. Es decir, la industria camina hacia lo abierto, pero con los ojos vendados.

Y entonces, el elefante en la sala: ¿quién paga por esto?

Las telcos llevan años prometiendo que 5G SA lo cambiaría todo. Pero como dijo Jeanie York, CTO de Virgin Media O2, “la infraestructura está lista, pero los desafíos de adopción y monetización persisten”. Bruno Zerbib, Group CTIO de Orange, fue aún más provocador: “Tenemos que movernos de un enfoque centrado en la oferta a uno impulsado por la demanda. Los modelos de tarifa plana no son sostenibles”. ¿Traducción? Las telcos necesitan cobrar más por algo que los usuarios aún no perciben como que tenga más valor.

Aquí emergen los intentos de crear nuevos caminos: APIs expuestas, Telecom-as-a-Platform, precios dinámicos, y modelos basados en consumo. Pero como apuntó Colin Bannon, CTO de BT Business, “las empresas perciben una brecha de valor”. Esa brecha es mortal. O se cierra, o se extingue la promesa del 5G.

Uno de los paneles más reveladores giró en torno a la cloudificación. Deutsche Telekom (DT) presentó su caso de gestión de red con IA basada en GitOps, mientras Elisa apostó por GenIA como motor de valor. Michal Sewera, jefe de DevOps del core 5G nativo en la nube de DT, lo dejó claro: “La nube no es una opción, es el esqueleto de la nueva telco”.

Pero lo verdaderamente disruptivo fue la convergencia entre IA y experiencia del cliente. Damien Leong, CTO de Hutchison Telecom Hong Kong, habló de “Agentic AI” para gestión autónoma de la experiencia. El concepto de devolver al cliente al centro del diseño de red, ya no como usuario pasivo, sino como nodo inteligente que informa y adapta el servicio en tiempo real, resonó como un eco de algo radicalmente nuevo.

“Hay que pasar de un modelo ‘de adentro hacia afuera’ a uno ‘de afuera hacia adentro’”, sentenció Laurent Leboucher, CTO del grupo y vicepresidente ejecutivo de redes e innovación en Orange. No es sólo cuestión de datos, sino de humildad operativa. Las redes deben aprender del cliente, no imponerle esquemas heredados.

Donde hubo menos ambigüedad —y más apetito comercial— fue en el segmento B2B. Las redes privadas 5G, los servicios gestionados y la inteligencia en el edge aparecieron como oasis de rentabilidad. Andrea Calvi, jefe de innovación tecnológica de TIM, dejó entrever que el verdadero 5G no es para el consumidor, sino para la fábrica. Tommy Björkberg, vicepresidente de redes y cloud de KPN, se unió al coro, señalando el papel de la IA en entornos empresariales como catalizador real de adopción.

Aquí la narrativa fue pragmática: el mercado B2B puede pagar lo que el consumidor ya no paga. Pero solo si las telcos aprenden a hablar en el idioma del negocio, no del espectro.

La presencia masiva de proveedores tecnológicos fue tan densa como inevitable. Nokia, Ericsson, Dell, Red Hat, IBM, Cloudflare, y muchos más compitieron por definir los marcos mentales de la nueva telco. Cada uno con una visión, pero todos con el mismo argumento: la telco ya no puede hacerlo sola.

Y en ese nuevo mapa, la colaboración se convierte en estrategia. La frontera entre proveedor y operador se difumina, y quien domine la narrativa —y los algoritmos— dominará el mercado.

Futurenet World 2025 no fue un evento de declaraciones vacías, sino una rendición honesta ante lo inevitable. La red ya no es un conjunto de cables y torres, sino una entidad viviente que se adapta, aprende y —muy pronto— decidirá por sí misma.

Las telcos que sobrevivan serán aquellas que se atrevan a reescribir sus propios principios. Las demás, como tantas veces en la historia, simplemente desaparecerán en silencio.

Tu opinión es importante ¿Qué te ha parecido este contenido?

1 0
Cuenta con más de 22 años de experiencia cubriendo el sector de las telecomunicaciones para América Latina. El Sr. Junquera ha viajado constantemente alrededor del mundo cubriendo los eventos de mayor relevancia para la industria en América, Europa y Asia. Su experiencia académica incluye un BA en periodismo escrito por la Universidad de Suffolk en Boston, MA, y un Master en Economía Internacional en la misma institución.

Deje su comentario

Recuperar contraseña

Por favor ingrese su nombre de usuario o dirección de correo electrónico. Recibirá un enlace para crear una nueva contraseña por correo electrónico.