¿Un cuarto operador o tres con un marco para el desarrollo de MVNOs?

En un mundo ideal, más competencia siempre es mejor. Cuatro operadores son más que tres. Y más opciones para los consumidores debería implicar mejores precios, más innovación, mayor cobertura. Pero el mundo ideal ya no existe —si alguna vez existió—, y menos aún en el sector de las telecomunicaciones, donde la rentabilidad se ha convertido en un bien escaso, la inversión es una carrera contra el tiempo, y los operadores se ven empujados hacia una nueva fase de consolidación global, más por necesidad que por estrategia.

La narrativa del cuarto operador —convertida casi en dogma por ciertos reguladores— parte de una premisa aparentemente incuestionable: si tres es bueno, cuatro debe ser mejor. Pero esa lógica aritmética se rompe contra la pared de un mercado que está diciendo otra cosa. Lo que hoy predomina no es el entusiasmo por nuevos entrantes, sino el regreso de las fusiones, los recortes de red, los acuerdos de compartición, las ventas de activos no estratégicos y la racionalización de portafolios. Lo que predomina es la supervivencia.

Desde TeleSemana.com ya lo advertimos: el sector ha entrado, una vez más, en su ciclo natural de consolidación. Un ciclo que no es señal de fracaso, sino de maduración. El mercado está dejando claro que no todos los países necesitan cuatro operadores con infraestructura duplicada para ofrecer servicios eficientes, innovadores y sostenibles. A veces, tres es suficiente. Y no por capricho, sino por estructura.

El caso alemán suele citarse como ejemplo de consolidación razonable. Durante casi una década, tras la fusión de E-Plus y O2 en 2014, el país funcionó con tres operadores móviles con red propia. Pero eso cambió en 2023, cuando 1&1 —hasta entonces un MVNO— empezó a desplegar su propia red. Desde entonces, Alemania volvió a tener cuatro operadores móviles con infraestructura propia: Deutsche Telekom (DT), Vodafone, Telefónica y 1&1.

¿Es esto un retorno al modelo virtuoso de más competencia? No necesariamente. De hecho, la llegada del cuarto operador ha coincidido con fricciones visibles ya que 1&1 tuvo dificultades técnicas y regulatorias en su despliegue, y su presencia no ha alterado sustancialmente los indicadores de mercado. La competencia ya existía, empujada por una combinación de regulación pro-MVNO y rivalidad comercial, no por la cantidad de redes. Alemania no necesitaba una red más; necesitaba más dinamismo en el acceso mayorista y la diferenciación de servicios.

Este caso ilustra un punto esencial y es que la estructura competitiva no depende sólo del número de operadores con antenas. Depende del diseño institucional, del acceso a la red, del poder de negociación de los MVNOs, de las reglas sobre compartición de infraestructura y de la presión que ejercen actores digitales —desde hyperscalers hasta plataformas OTT— sobre el modelo tradicional telco.

En América Latina, el modelo de cuatro operadores se sostuvo en algunos países con éxito limitado. Pero cuando el mercado empezó a saturarse, los ingresos se estancaron, las inversiones en 4G y 5G se volvieron más pesadas, y las rentabilidades se erosionaron. El resultado fue una ola de consolidación y una lógica de supervivencia que reemplazó al entusiasmo por el crecimiento.

La obsesión por mantener cuatro operadores activos en cada mercado suena heroica, pero en realidad puede ser destructiva. En lugar de incentivar la innovación, muchas veces fomenta guerras de precios que hunden el ARPU, debilitan la capacidad financiera de los operadores y postergan las inversiones necesarias en infraestructura y tecnología. Esto, a su vez, retrasa la digitalización de las economías, justo en el momento en que más se necesita.

Paradójicamente, lo que los reguladores buscan al preservar la competencia puede terminar erosionándola desde dentro. La historia reciente ofrece numerosos ejemplos donde un mercado de tres operadores —acompañado de un entorno saludable para MVNOs y reglas de acceso abiertas— ha generado más beneficios para los usuarios y para el ecosistema que un cuarto actor forzado por decreto.

Estamos en una fase de ajuste. No sólo por razones financieras, sino porque la naturaleza de la competencia ha cambiado. Hoy, los operadores ya no compiten sólo entre ellos, sino también con gigantes digitales, con nuevos verticales, con fintechs que se vuelven MVNOs, y con plataformas que convierten la conectividad en una mercancía invisible.

Forzar la entrada de un cuarto operador en este contexto es pelear la batalla equivocada. El desafío actual no es sumar actores por sumar, sino habilitar nuevos modelos de competencia, que los MVNOs tengan reglas claras y acceso efectivo, que los grandes operadores puedan monetizar sus redes mediante APIs, slicing o alianzas B2B, y que las inversiones se dirijan a servicios de valor, no a duplicar torres por politiqueo barato.

El mercado ya no es lo que era. Hoy, los desafíos son otros: monetizar las redes más allá del acceso, capturar valor en el B2B, acelerar la automatización, incorporar inteligencia artificial (IA) y sostener modelos operativos con márgenes que ya no se inflan con cada usuario nuevo.

Tres operadores sanos y sostenibles, con un ecosistema fuerte de MVNOs y una regulación que promueva competencia funcional, pueden ofrecer más valor que cuatro operadores debilitados que luchan por no caer en la irrelevancia.

La regulación inteligente no se mide por cuántos actores hay, sino por cómo compiten, cómo invierten y qué resultados producen. En tiempos de transformación estructural, la tentación de volver al libreto antiguo debe ser resistida. Hay que dejar atrás el fetiche del cuarto operador y abrazar un enfoque más sofisticado, que entienda que el verdadero objetivo no es la cantidad, sino la calidad de la competencia.

En la era de la IA, de la convergencia telco-cloud, de las redes programables y del slicing bajo demanda, pensar que el mercado se arregla sumando un cuarto actor es como intentar arreglar un reloj suizo a martillazos. Lo que hace falta no es un nuevo jugador, sino una nueva forma de jugar.

Tu opinión es importante ¿Qué te ha parecido este contenido?

0 0
Cuenta con más de 22 años de experiencia cubriendo el sector de las telecomunicaciones para América Latina. El Sr. Junquera ha viajado constantemente alrededor del mundo cubriendo los eventos de mayor relevancia para la industria en América, Europa y Asia. Su experiencia académica incluye un BA en periodismo escrito por la Universidad de Suffolk en Boston, MA, y un Master en Economía Internacional en la misma institución.

Deje su comentario

Recuperar contraseña

Por favor ingrese su nombre de usuario o dirección de correo electrónico. Recibirá un enlace para crear una nueva contraseña por correo electrónico.