Roaming, crónica de una muerte anunciada ¿la nueva eSIM de Vodafone cambia las reglas del juego?

El anuncio de Vodafone sobre su nueva plataforma global de Travel eSIM no es un simple lanzamiento comercial; es, en realidad, una señal inequívoca de que el modelo clásico de roaming entra en su fase terminal. Durante décadas, el roaming internacional fue sinónimo de márgenes astronómicos y de un modelo de negocio construido sobre la inercia y la escasa competencia. Los operadores exprimieron hasta el último céntimo a los viajeros desprevenidos, convertidos en rehenes de tarifas opacas y facturas sorprendentes. Ese tiempo ha terminado.

La irrupción de actores digitales como Holafly o Airalo, entre otros, que han aprovechado la tecnología eSIM para democratizar la conectividad global, ha sacudido los cimientos del negocio y obligado a los operadores históricos a reaccionar. Vodafone, con su anuncio, no hace sino reconocer lo inevitable ya que el roaming premium parece no tener mucho sentido en la era digital.

La paradoja es evidente. Un operador tradicional decide lanzar un producto que, en la práctica, canibaliza uno de sus servicios más rentables. No es un movimiento desesperado, sino una gestión calculada del declive. Si el pastel ya no les pertenece del todo, más vale quedarse con una porción, aunque sea a menor margen, que perderlo por completo a manos de nuevas empresas digitales.

Así, el operador británico ofrece su eSIM de viaje no solo a sus propios clientes, sino a cualquier usuario de cualquier red, en más de 200 destinos, y solo para datos, el recurso verdaderamente esencial de la economía móvil. El resultado es una segmentación muy clara del mercado para que el roaming clásico permanece para los fieles, los despistados y los viajeros corporativos, mientras que la Travel eSIM se dirige a los nativos digitales y a quienes, de todas formas, buscarían alternativas fuera del ecosistema telco tradicional.

Pero este movimiento no implica solo una cuestión de defensa de cuota. La brecha de precios entre el roaming convencional y las nuevas ofertas de eSIM es ya insalvable para el usuario informado. La transparencia, la inmediatez y la flexibilidad pesan mucho más que la supuesta comodidad de “no cambiar nada”.

Si la activación de una eSIM se resuelve en segundos y el coste es muy inferior, no hay razón para seguir pagando más por menos. Además, la apuesta de Vodafone deja claro que el futuro de la conectividad en movilidad será exclusivamente de datos. El nuevo servicio ignora por completo las llamadas y los SMS tradicionales, que han dejado de ser relevantes para quienes se comunican a través de WhatsApp, Teams o FaceTime. El viejo roaming de voz y SMS está condenado a la irrelevancia, reducido a un producto residual para situaciones excepcionales o para usuarios poco digitales.

Este desplazamiento tecnológico y generacional se acelera con la adopción masiva de dispositivos compatibles con eSIM. Las previsiones, citadas por la propia Vodafone, apuntan a que el mercado de eSIM para viajes casi se duplicará en solo tres años, pasando de 3.100 millones de euros a cerca de 7.000 millones. El paralelismo con el ocaso del SMS es inevitable. Primero llegaron los OTTs, y la mensajería tradicional se desmoronó. Ahora, el roaming recorre el mismo camino, y resistirse solo servirá para ralentizar lo que ya es irreversible.

Ante este panorama, la industria se ve obligada a reinventarse. Vodafone, consciente de la tendencia, incorpora servicios complementarios —seguros de viaje, promociones con Uber— y empieza a perfilarse más como un agregador de experiencias para viajeros que como mero proveedor de conectividad. El objetivo es no perder relevancia en la cadena de valor, aunque el margen que antes ofrecía el roaming tradicional se diluya. Es una cuestión de supervivencia. O se adaptan, o corren el riesgo de convertirse en proveedores invisibles, relegados al papel de simples infraestructuras al servicio de terceros.

Durante algún tiempo, ambos modelos convivirán. El roaming clásico resistirá como producto premium para una minoría, mientras la eSIM de viaje se convierte en la opción por defecto para los viajeros informados y los nativos digitales.

Sin embargo, la tendencia es inexorable. El anuncio de Vodafone marca un antes y un después y la industria acepta por fin, aunque sea a regañadientes, que el futuro del roaming pasa por la eSIM y por una nueva relación con el usuario, mucho más transparente, digital y, probablemente, menos lucrativa.

El roaming tradicional, como el SMS, quedará como un vestigio de otra época. Vodafone no solo lanza una eSIM, sino que, posiblemente, reconoce el final de una era.

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Cuenta con más de 22 años de experiencia cubriendo el sector de las telecomunicaciones para América Latina. El Sr. Junquera ha viajado constantemente alrededor del mundo cubriendo los eventos de mayor relevancia para la industria en América, Europa y Asia. Su experiencia académica incluye un BA en periodismo escrito por la Universidad de Suffolk en Boston, MA, y un Master en Economía Internacional en la misma institución.

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