SGP.32 es el estándar IoT que promete apertura y que ¿los operadores podrían enjaular?

No quisiera parecer pesimista, sobre todo en un momento en que los operadores proclaman su voluntad de colaborar y abrir redes como nunca antes, impulsados por iniciativas como Open Gateway. Sin embargo, la llegada del nuevo estándar abierto de la GSMA para IoT, el SGP.32, invita a un escepticismo saludable. Porque, aunque sobre el papel este estándar fue diseñado para derribar barreras y fomentar una conectividad verdaderamente global y flexible, lo cierto es que estamos ante un negocio incipiente, codiciado por todos, donde la tentación de cerrar el ecosistema para evitar la fuga de clientes será fuerte.

Al final, abrir suena bien en los comunicados y en los paneles de la industria, pero cuando toca decidir si compartir significa perder, la resistencia florece. Y esa es la paradoja a la que se enfrenta el IoT celular en la próxima década.

El estándar SGP.32 de la GSMA se ha convertido en tema central de debate entre operadores y fabricantes del ecosistema IoT celular. No es para menos porque la última proyección de Juniper Research anticipa que las conexiones IoT celulares alcanzarán los 6.500 millones a nivel global en 2030, lo que supone un crecimiento del 60 por ciento respecto a 2025 y, sobre todo, un salto que estará determinado, en gran medida, por la adopción de esta nueva especificación eSIM para IoT.

Ante este escenario, los operadores móviles y los MVNOs especializados en IoT observan en SGP.32 no solo una actualización tecnológica, sino una auténtica oportunidad para redefinir su papel en la cadena de valor de la conectividad global, aunque su implementación tiene retos y no se hará de forma inmediata.

En esencia, SGP.32 responde a una necesidad largamente insatisfecha de provisionar y gestionar millones de dispositivos IoT, muchos de ellos con restricciones de energía y sin intervención física posible, desde la nube y de forma centralizada. Hasta ahora, los estándares eSIM existentes –divididos entre modelos de consumo y M2M– presentaban fragmentaciones, dependían de protocolos poco eficientes y obligaban a manejar procesos complejos. SGP.32 unifica y moderniza este panorama, apostando por protocolos IP más ligeros y eliminando mecanismos heredados, como confirman los documentos técnicos de la propia GSMA publicados el año pasado.

Con la incorporación de nuevos componentes como el eSIM IoT Remote Manager, el control masivo de perfiles eSIM, por primera vez, puede ejecutarse de forma remota y sin intervención local. Este avance en la gestión remota se traduce, en la práctica, en la posibilidad de activar, cambiar de operador o borrar perfiles SIM en millones de dispositivos, sin necesidad de desplazamientos ni interfaces de usuario. La gestión masiva de SIM, tradicionalmente inviable, pasa a estar al alcance de las empresas y operadores que despliegan soluciones IoT a gran escala.

Además, la capacidad de cambiar perfiles de operador a distancia no solo facilita el cumplimiento de regulaciones locales y evita el roaming permanente, sino que también reduce los costes logísticos y acelera los despliegues globales, permitiendo que un único hardware pueda adaptarse a cualquier red móvil mediante simples actualizaciones remotas.

La llegada de SGP.32, sin embargo, no solo impacta en el plano operativo. También redefine la dinámica de mercado para operadores y MVNOs. Por un lado, es cierto que desaparece el clásico “lock-in”, ese cautiverio comercial que durante años ha protegido los ingresos de los operadores al dificultar el cambio de proveedor.

Sin embargo, el nuevo estándar multiplica las oportunidades para quienes se adapten rápidamente y desarrollen plataformas de conectividad gestionada basadas en orquestación y flexibilidad. La Trusted Connectivity Alliance (TCA) destaca que la clave competitiva para los operadores estará en ofrecer a sus clientes empresariales conectividad global y resiliente, capaz de optimizar costes y calidad de servicio a lo largo del ciclo de vida del dispositivo.

En la misma línea, Alex Webb, autor principal del estudio de Juniper Research, insiste en que “orquestar la conectividad será el factor diferenciador para capitalizar este crecimiento; la mayoría de las empresas buscarán minimizar la inversión directa en conectividad, lo que brinda una oportunidad significativa para los servicios gestionados”.

Así, los ingresos futuros residirán menos en la simple provisión de SIM y más en el desarrollo de soluciones integrales, como la conmutación automática entre operadores según cobertura, tarifa o rendimiento local, o la integración de perfiles multi-operador que garanticen continuidad y optimización.

Al mismo tiempo, los MVNOs IoT emergen como grandes beneficiados. Gracias a SGP.32, pueden construir plataformas multi-operador que integren varias redes y permitan cambiar de proveedor sin sustituir hardware, lo que facilita la oferta de conectividad global, “vendor-agnostic”, y agrega valor en aplicaciones industriales, logísticas o internacionales donde la flexibilidad es crítica.

De hecho, la magnitud del cambio se refleja en las cifras: alcanzar los 6.500 millones de conexiones IoT celulares en 2030 no solo es un salto cuantitativo, sino una muestra de la madurez y el peso que la conectividad móvil está adquiriendo en el universo digital. El segmento celular representará entre el 15 y el 20 por ciento de todas las conexiones IoT a finales de esta década, concentrando aquellas aplicaciones donde la cobertura, la movilidad y la confiabilidad resultan diferenciales, según un informe de la GSMA Intelligence del año pasado.

En algunos mercados avanzados, las conexiones IoT ya rivalizan o superan al número de usuarios humanos; para el final de la década, se espera que el IoT represente hasta el 40 por ciento del total de conexiones móviles globales. Además, Juniper Research calcula que los operadores podrían obtener del IoT celular ingresos anuales en torno a los 30.000 millones de dólares para 2030, una cifra relevante aunque el ingreso medio por línea sea menor que en el mercado de personas, ya que el valor provendrá del volumen y los servicios agregados, dice Juniper.

Por supuesto, la llegada de SGP.32 no está exenta de riesgos y desafíos. El primer escollo es el calendario ya que la plena disponibilidad del estándar y su ecosistema tecnológico, que incluye chips, plataformas y certificaciones, no se concretará antes de 2025, por lo que muchas empresas deberán gestionar una transición escalonada o convivir temporalmente con soluciones híbridas.

Además, la ausencia de retrocompatibilidad con los estándares M2M anteriores implica que quienes ya han desplegado grandes bases de dispositivos deberán planificar con cuidado la migración o gestionar dos plataformas de manera paralela, al menos durante los primeros años.

A esto se suma la cuestión de la interoperabilidad. Si bien SGP.32 facilita el cambio de perfil de operador, la integración efectiva de backend y las particularidades técnicas de cada red siguen requiriendo ajustes y acuerdos, lo que introduce una dosis de complejidad que solo podrá resolverse con colaboración entre operadores, proveedores e integradores. Incluso podrían surgir resistencias comerciales, con intentos de algunos actores de mantener prácticas de bloqueo o limitar la portabilidad efectiva, pese al espíritu abierto del estándar.

Finalmente, la curva de aprendizaje para usuarios empresariales y la necesidad de mantener altos estándares de seguridad obligan a todos los actores a invertir en formación, certificación y gobernanza tecnológica, una tarea en la que la GSMA y los grandes fabricantes están acelerando el paso.

SGP.32 representa un cambio de paradigma que puede convertir a los operadores móviles en orquestadores globales de conectividad, abrir la competencia a nuevos modelos de negocio y consolidar el IoT celular como una de las columnas vertebrales de la digitalización. Si el sector logra superar los desafíos de transición, inversión y colaboración tecnológica, la meta de los 6.500 millones de conexiones IoT celulares podría no solo cumplirse, sino transformar para siempre el rol de la conectividad móvil en la economía digital global.

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Cuenta con más de 22 años de experiencia cubriendo el sector de las telecomunicaciones para América Latina. El Sr. Junquera ha viajado constantemente alrededor del mundo cubriendo los eventos de mayor relevancia para la industria en América, Europa y Asia. Su experiencia académica incluye un BA en periodismo escrito por la Universidad de Suffolk en Boston, MA, y un Master en Economía Internacional en la misma institución.

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