DTW Ignite 2025: ¿Optimismo genuino o espejismo digital?

Primer día en Copenhague: promesas de reinvención, alianzas y el eterno dilema de quién gana realmente en la economía digital

En Copenhague, el telón del DTW Ignite 2025 se alzó hoy para recibir a un sector de telecomunicaciones que, por una vez, dejó atrás la retórica vacía para entregarse a una agenda de acción ambiciosa.

Sin embargo, mientras las presentaciones se llenaban de métricas espectaculares y las keynotes vibraban con promesas de IA y automatización, la pregunta subyacente nunca estuvo demasiado lejos: ¿están las telcos realmente listas para el vértigo de la reinvención, o se enfrentan a una carrera en la que las reglas del juego siguen siendo dictadas desde fuera?

El primer gran titular fue la alianza TM Forum-GSMA y su promesa de simplificar la jungla de las APIs. Un solo proceso de certificación para el marco Open Gateway, la posibilidad de transformar activos de red en productos y —en teoría— la apertura de un mercado global de servicios listos para el consumo digital.

Telefónica se apresuró a tomar la delantera, pero no escapa a la pregunta que flotó en cada encuentro en los pasillos del evento: ¿serán las telcos quienes capturen el nuevo valor, o estamos ante una sofisticada autopista donde los verdaderos peajes los siguen cobrando los gigantes digitales? Por mucho que la narrativa hable de “monetización” y nuevos flujos de ingresos, el temor persiste y la infraestructura, una vez más, podría ser la tubería por donde otros hacen pasar el oro.

Si la economía de APIs genera tanto entusiasmo como dudas, el despliegue de redes autónomas parece —al menos en cifras— avanzar con paso firme. China Mobile, TDC NET y Telefónica exhibieron números de vértigo con menos incidentes críticos, ahorros multimillonarios y despliegues instantáneos.

Pero conviene matizar el optimismo. La distancia entre el piloto espectacular y el despliegue a escala masiva es, todavía, un campo minado. Los niveles de autonomía de red “nivel 4” suenan futuristas y sí, hay éxitos palpables en dominios específicos, pero la meta de tener redes verdaderamente self-driving para 2030 implica retos de inversión, talento y, sobre todo, una reconversión cultural que no se resuelve con software ni certificaciones. Los legados, tecnológicos y humanos, pesan más de lo que las slides quieren admitir, y la resistencia al cambio en la organización suele ser proporcional al tamaño del operador.

Mientras tanto, la Open Digital Architecture (ODA) hizo su entrada triunfal con la certificación oficial de componentes modulares. El relato de interoperabilidad y cloud-native convence, pero detrás de cada integración plug and play se esconde una realidad de inversiones sostenidas, alianzas con hyperscalers y un delicado equilibrio entre independencia tecnológica y dependencia de nuevos socios. Es cierto que 2.000 millones de usuarios ya están bajo operadores ODA, pero la transición completa promete ser un maratón de años, no un sprint de trimestres.

A lo largo de la jornada, el ambiente fue de optimismo vigilante. La industria reconoce que sobrevivir no depende solo de ajustar costes, sino de arriesgar con nuevas alianzas y abrirse a la colaboración, aunque eso signifique ceder protagonismo en la cadena de valor.

El caso de Aduna, la joint venture de doce operadores con Ericsson para federar APIs de red y llevarlas a la nube de Azure, ilustra la paradoja: rivales históricos compartiendo catálogo para acelerar el mercado, pero siempre bajo la sombra de quién acabará capturando la parte más jugosa del negocio. Los altos ejecutivos del sector ya no pueden fingir desconocer el dilema porque el riesgo de quedar relegados al papel de “utility digital” es real, aunque la narrativa del renacimiento siga inspirando a la sala.

La IA, omnipresente en cada charla, es tanto promesa como advertencia. Automatizar, anticipar al cliente e hiperpersonalizar. Todo depende de la capacidad de la telco para reinventar no solo sus sistemas, sino su mentalidad. Las preguntas incómodas están servidas: ¿serán capaces las grandes operadoras de moverse al ritmo que impone la economía digital? ¿O la velocidad de ejecución seguirá siendo su talón de Aquiles mientras otros, con más agilidad y menos lastre, cosechan los frutos?

El primer día de DTW Ignite 2025 fue un ejercicio de autoconvicción, sí, pero también de realismo estratégico. Las telcos parecen más decididas que nunca a romper el bucle de la prudencia y a apostar por IA, arquitecturas abiertas y alianzas disruptivas.

Pero la partida está lejos de definirse porque los desafíos estructurales, culturales y competitivos siguen ahí, exigiendo algo más que titulares y promesas. El sector ha recuperado, por fin, el tono desafiante, aunque sabe que la batalla por el valor real apenas empieza y que, como siempre, el diablo se esconde en la ejecución.

CEOs y CTOs harán bien en celebrar el impulso, pero más aún en vigilar de cerca quién termina llevándose el premio mayor en esta renovada carrera digital.

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Cuenta con más de 22 años de experiencia cubriendo el sector de las telecomunicaciones para América Latina. El Sr. Junquera ha viajado constantemente alrededor del mundo cubriendo los eventos de mayor relevancia para la industria en América, Europa y Asia. Su experiencia académica incluye un BA en periodismo escrito por la Universidad de Suffolk en Boston, MA, y un Master en Economía Internacional en la misma institución.

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