¿Es el ahorro energético el nuevo KPI de las telcos? Comcast cree que sí

En un sector donde la energía representa una porción creciente del OPEX, reducir kilovatios por byte no solo mejora la sostenibilidad: redefine márgenes, escala operativa y ventaja competitiva.

Comcast acaba de anunciar que ha logrado reducir en un 49 por ciento el consumo eléctrico por byte transmitido desde 2019, mientras el tráfico en su red crecía un 76 por ciento. Este avance, conseguido mediante una combinación de virtualización, tecnologías cloud, desmantelamiento de infraestructura heredada y una capa cada vez más profunda de inteligencia artificial (IA), se enmarca en un ámbito donde eficiencia energética y crecimiento exponencial rara vez van de la mano.

El operador afirma que también ha logrado reducir un 11 por ciento el consumo energético total de su red y operaciones en ese periodo, acercándose a su ambicioso objetivo de duplicar la eficiencia energética de red para 2030, varios años antes de lo previsto.

Aunque podría parecer un simple caso de éxito aislado, lo cierto es que Comcast no está solo. Según el último informe de la GSMA, hasta abril de 2025, 81 operadores móviles –que representan casi la mitad del mercado global por conexiones y dos tercios por ingresos– han adoptado metas de reducción de emisiones a corto plazo validadas por la iniciativa Science Based Targets (SBTi), y 45 de ellos ya sumaron objetivos de carbono neutral, con 35 metas validadas oficialmente.

De hecho, entre 2019 y 2023, las emisiones operativas del sector móvil cayeron un ocho por ciento, mientras las conexiones aumentaban un nueve por ciento y el tráfico de datos se cuadruplicaba. En un contexto global en el que las emisiones de carbono aumentaron un tres por ciento en el mismo periodo, este desempeño resulta especialmente revelador: el cambio tecnológico bien orientado puede ser compatible con el crecimiento y la sostenibilidad.

La eficiencia energética se ha convertido en uno de los pilares más estratégicos del sector, no solo por razones ambientales. Con precios de energía cada vez más volátiles y una digitalización que no conoce pausa, operar con eficiencia se vuelve una necesidad económica. Según diversas estimaciones, el consumo eléctrico puede representar entre el tres y el cinco por ciento de los ingresos totales de un operador.

En algunos mercados, la factura energética puede incluso alcanzar el 40 por ciento del OPEX, especialmente en redes móviles. Por eso, compañías como Vodafone, KPN, BT, Orange o los gigantes chinos están adoptando estrategias cada vez más sofisticadas para sostener el crecimiento sin que cada bit transmitido implique un coste adicional creciente.

Una de las claves está en la transformación de las redes fijas. Migrar de cobre a fibra no solo permite ofrecer mayores velocidades, sino que reduce drásticamente el consumo energético por usuario, en algunos casos en más del 70 por ciento. La fibra, por su naturaleza óptica, requiere menos energía para transmitir datos a larga distancia, y su mantenimiento es más eficiente.

Operadores como BT están acelerando el cierre de sus antiguas centrales de cobre, no solo por una cuestión tecnológica, sino porque desconectarlas implica apagar edificios completos, eliminar costosos sistemas de climatización y reducir gastos estructurales de forma masiva. KPN, por ejemplo, ya opera completamente con electricidad de origen eólico, y ha conseguido reducir su consumo energético más de un 40 por ciento respecto a 2010, todo mientras absorbe el crecimiento del tráfico digital sin comprometer calidad ni cobertura.

En cambio, lograr esos niveles de eficiencia en redes móviles resulta mucho más complejo. Las estaciones base, que representan más del 70 por ciento del consumo energético de una red celular típica, requieren soluciones de mayor sofisticación técnica. Vodafone ha implementado radios capaces de entrar en estado de reposo durante las horas de baja demanda, con consumos mínimos inferiores a los 10 vatios por módulo.

La virtualización de funciones de red, combinada con arquitecturas como Open RAN o los llamados “BBU hotels”, permite concentrar procesamiento y reducir redundancias, pero exige una inversión significativa y una orquestación que aún no es trivial. Aquí es donde la IA empieza a mostrar su verdadero valor: algoritmos que apagan y prenden equipos en función de la demanda, gemelos digitales que simulan escenarios de tráfico y consumo, y modelos predictivos que optimizan cada nodo de red sin intervención humana directa.

El interés por estas tecnologías no es exclusivo del sector telco. En marzo de 2025, el Electric Power Research Institute (EPRI) lanzó un consorcio internacional de IA para transformar la industria energética, con participación de NVIDIA, Microsoft, AWS y Oracle. Aunque su foco inicial es la red eléctrica, los desafíos que aborda –eficiencia, resiliencia, mantenimiento predictivo, gestión inteligente de infraestructura– son prácticamente idénticos a los que enfrentan las telecomunicaciones. Las soluciones que emergen de este consorcio podrían transferirse con naturalidad a las redes de telecomunicaciones, abriendo una vía de innovación energética colaborativa que trasciende sectores.

Sin embargo, hay una tensión persistente entre electrificación y descarbonización. Aunque el sector telco es altamente electrificado, su adopción de energías renovables es dispar y, en regiones como América Latina, prácticamente inexistente. En 2023, apenas el 18 por ciento de la electricidad usada por las telecomunicaciones provenía de fuentes renovables, frente al 80 por ciento en el sector software y al 29 por ciento en electrónica.

Según el informe “Greening Digital Companies 2025” de la UIT, las telecomunicaciones consumen más electricidad que esos dos sectores, pero se encuentran muy por detrás en términos de transición energética. La carrera por la eficiencia no puede ser únicamente tecnológica; también deberá ser energética.

En este nuevo paisaje competitivo, la eficiencia energética no es solo una cuestión de sostenibilidad o cumplimiento. Es, cada vez más, una ventaja competitiva tangible. Permite mejorar márgenes, absorber los shocks de precios energéticos, acceder a incentivos fiscales o financieros y fortalecer la narrativa corporativa frente a reguladores, inversores y consumidores.

En otras palabras, no se trata de transmitir más datos, se trata de hacerlo mejor y con menos. Y en un mundo donde el tráfico digital no deja de crecer, esa diferencia será cada vez más determinante.

Más allá de la red, los operadores están explorando nuevas avenidas para ampliar su impacto climático y su eficiencia operativa. La economía circular –a través de la reparación, reutilización y reacondicionamiento de dispositivos– se posiciona como una nueva frontera ya que los consumidores valoran la durabilidad, y las empresas detectan una oportunidad de ingresos en ese cambio cultural.

Entre 2021 y 2023, las ventas de teléfonos reacondicionados crecieron un 15 por ciento, mientras las de nuevos cayeron en la misma proporción. En paralelo, el mercado global de equipos reacondicionados y servicios de reparación podría superar los 150.000 millones de dólares en 2027. En un entorno donde cada watt cuenta, alargar la vida útil de los terminales puede ser tan estratégico como optimizar la arquitectura del core.

La lección de Comcast no es solo que se puede mejorar la eficiencia energética. Es que hacerlo permite escalar más rápido, con menos riesgos y mejor retorno. En una industria obsesionada con la velocidad y la cobertura, la eficiencia será una nueva métrica crítica. Y no se trata solo de vender más gigabytes. Se trata de transportarlos con inteligencia, con menos emisiones, y con estructuras de red preparadas para un futuro donde el tráfico generado por GenIA y otros usos aún incipientes podría volver a duplicarse en cinco años.

La verdadera revolución no está en mover más datos. Está en hacerlo de forma más consciente, más eficiente y más sostenible. Y en ese juego, la energía –o mejor dicho, su ausencia– será la gran protagonista.

Tu opinión es importante ¿Qué te ha parecido este contenido?

1 0
Cuenta con más de 22 años de experiencia cubriendo el sector de las telecomunicaciones para América Latina. El Sr. Junquera ha viajado constantemente alrededor del mundo cubriendo los eventos de mayor relevancia para la industria en América, Europa y Asia. Su experiencia académica incluye un BA en periodismo escrito por la Universidad de Suffolk en Boston, MA, y un Master en Economía Internacional en la misma institución.

Deje su comentario

Recuperar contraseña

Por favor ingrese su nombre de usuario o dirección de correo electrónico. Recibirá un enlace para crear una nueva contraseña por correo electrónico.