Conceptos como conectividad o inclusión digital se convirtieron en familiares para poblaciones, estados y organizaciones. Esto acompañó que sean más frecuentes normas a favor del despliegue de infraestructura en Latinoamérica. Sin embargo, los operadores renuevan sus desafíos constantemente y lo hecho hasta el momento por las autoridades es poco homogéneo y, en consecuencia, insuficiente.
Un informe presentado por 5G Americas repasa la normativa vigente en 13 países de la región para concluir que “una de las primeras barreras sigue siendo la burocracia de las normas a nivel municipal e incluso contradicciones que pueden existir entre reglas, trámites y procedimientos a distintos niveles de gobierno”. Agilizar los procesos es solo uno de los pasos posibles dentro de las buenas prácticas para que los países logren avanzar en este sentido.
A la falta de homogeneidad y problemas de coordinación entre las distintas autoridades se suman otras dificultades. Por un lado, juega en contra la desinformación respecto de los efectos en la salud de la instalación y puesta en funcionamiento de infraestructura. También es usado como argumento de oposición a los despliegues cuestiones ajenas al sector, como contaminación visual o depreciación de propiedades aledañas por efecto de la misma, indica el informe.
Ante esto, la entidad señala que el establecimiento de procedimientos definidos de forma precisa y estandarizada a nivel nacional facilita el desarrollo de la industria y la efectiva adopción digital. En paralelo deben reducirse los tiempos de revisión de solicitud y considerar la aceptación automática. También es conveniente que cada regulación al respecto considere todo tipo infraestructura posible y su impacto en el entorno.
Así las cosas, entonces, resulta clave que “las políticas gubernamentales sectoriales se desarrollen teniendo en cuenta las nuevas tecnologías y características de redes más desafiantes”. Algunos países de la región han mostrado públicamente avances en este sentido pero la disparidad, falta de coordinación y desinformación juegan hasta ahora una mala pasada para una región con urgencias en materia de conectividad.