Un informe conjunto entre la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y Unicef señala que dos de cada tres niños, el 67 por ciento, en edad escolar en el mundo no tiene acceso a Internet en su hogar. Latinoamérica es el tercer bloque con mayor grado de acceso en el segmento, con el 49 por ciento. La situación en contexto de aislamiento obligatorio y clases virtuales se vuelve más urgente, advierte el estudio.
En el mundo hay 1.300 millones de menores de entre tres y 17 años que no tiene acceso en sus hogares. En jóvenes de 15 a 24 años son 759 millones, el 63 por ciento. “Esto es más que una brecha, es un precipicio digital”, dijo la directora de Unicef, Henrietta Fore. Añadió que “la falta de conectividad limita la capacidad de niños y jóvenes para conectarse en línea, les impide competir en la economía moderna y los aisla del mundo”.
A la fecha hay unos 250 millones de estudiantes en todo el mundo que todavía están afectados por el cierre de escuelas por el covid-19. Esto significa que la falta de conexión puede ser igual a falta de educación, más aún en hogares de estratos económicos más bajos y zonas rurales. “Entre los niños en edad escolar de los hogares más ricos, el 58 por ciento tiene conexión contra el 16 por ciento en viviendas más pobres”.
La región más afectada en África Occidental y Central. Allí la desconexión en el hogar es una realidad para 194 millones de niños en edad escolar, el 95 por ciento del total. En África Oriental y Meridional y en Asia Meridional el porcentaje es del 88 por ciento mientras que en Oriente Medio y África del Norte es del 75 por ciento. Asia Oriental y el Pacífico tiene el mejor ratio, de 32 por ciento, seguido de Europa Oriental y Asia Central (42 por ciento) y la ya mencionada Latinoamérica.
En 2019 Unicef y la UIT lanzaron la iniciativa Giga, que consiste en conectar a Internet a escuelas y comunidades de todo el mundo. Se puso foco en 800.000 colegios de 30 países y se trabaja con gobiernos, el sector civil y el privado para generar alianzas que viabilicen inversiones para construir la infraestructura necesaria para soluciones de aprendizaje digital y otros servicios. A todas luces, la propuesta luce interesante pero está repleta de desafíos.
