Resguardar la información y proteger las redes. En tiempos de acelerada transformación digital producto de la pandemia, la ciberseguridad es una prioridad incuestionable. Es necesario dimensionar el riesgo para actuar y generar acciones de confianza. Se trata de un trabajo que le competerá no sólo a quienes se dedican a ese negocio sino también a la industria de las telecomunicaciones, porque el movimiento hacia cloud es protagonizado por las pequeñas y medianas empresas más tradicionales, que necesitan apoyarse en los operadores para avanzar en este proceso de transformación.
La migración de los sistemas legados de las empresas a cloud crecerá un 30 por ciento en los próximos cuatro años, según datos de IDC. Las corporaciones ya tienen internalizado esto desde hace años. Las startups ya nacen nativas digitales, de modo que son las organizaciones del medio las que deben encarar el proceso rápidamente si es que quieren mantenerse en el escenario actual.
José Díaz, senior research analyst de IDC para América latina, señaló que “mover un sistema o carga de trabajo a un ambiente cloud es parte de una política de seguridad porque permite tomar medidas antes de que se registren nuevos ataques”.
En 2020, los ataques informáticos crecieron de manera exponencial en todo el mundo, y América latina no estuvo ajena a esta situación. Es lo que explica que los gastos en seguridad ya estén por encima del 10 por ciento de los presupuestos de las empresas. Es prevenir un ataque de denegación de servicio pero también el ransomware, uno de los ciberdelitos que más creció y que tuvo en jaque a cientos de empresas, por solo mencionar a dos tipos. Y ante las necesidades de fortalecer la conectividad en las escuelas, el advenimiento de 5G y la previsión de una explosión de la Internet de las Cosas (IoT, por su sigla en inglés), la cosa toma muchísima más seriedad.
Acá es donde se abre la oportunidad para las empresas de telecomunicaciones que pongan el foco en la ciberseguridad como servicio a sus clientes pues la mitad de los consumidores abandonaría a un proveedor de servicios en línea si este sufriera algún tipo de violación de datos, según un estudio realizado por Kaspersky.
Díaz señaló que países como Perú y Colombia están muy activos en materia de ciberseguridad. El primero, porque venía bastante retrasado en la adopción de políticas orientadas en esa dirección de parte del sector privado. El segundo, porque se lo han tomado como algo realmente crítico. Y aunque las aplicaciones de IoT suelen verse más orientadas hacia determinados negocios, como la agroindustria, en aplicaciones de ciudades digitales o en el retail, también hay una evolución constante hacia el hogar, impulsado principalmente por el consumidor final.
“Un ataque en un hogar también puede provocar un gran problema porque las casas están cada vez más conectadas y pueden controlar el sistema de luces o de calefacción, o sacar fotos íntimas con las cámaras que pudieran estar instaladas. Vemos un crecimiento muy alto del lado de los consumidores”, señaló Días, quien refirió al mismo tiempo que esto es una oportunidad para que las operadoras de telecomunicaciones puedan ofrecer servicios de ciberseguridad.
Y no lo limitó a las grandes empresas de la industria sino que consideró que también puede ser una oportunidad para las empresas de nicho. “Pueden ser los grandes orquestadores. Hay que pensar en el hogar. Hay iniciativas donde hemos visto el IoT en mascotas, en relojes de seguridad para niños. Este orquestador tiene que ver a los hogares. La videovigilancia se vuelve cada vez más sofisticada. Una empresa de nicho puede ser un buen partner para los operadores de telecomunicaciones. Por el lado de consumo existe una creciente necesidad de brindar estos servicios”, aseveró.
El trabajo remoto continuará siendo una alternativa en la pospandemia, al 100 por ciento o en el marco de esquemas híbridos y flexibles, razón por la que las fronteras de la ciberseguridad se ampliarán de manera constante. No será suficiente con diseñar una política para las organizaciones, más allá del tamaño, sino que habrá que llegar al hogar también, en la visión de IDC. El hogar será un eslabón del proceso de transformación digital que atraviesan las empresas.
Por eso, Díaz apuntó que hay un crecimiento a atender, en paralelo a las nuevas necesidades y oportunidades que se presentan. Así como antes no se trabajaba de manera remota, hoy es una opción concreta que se debe atender porque aunque se baje de cuatro o cinco días de home office a dos o tres, “los ISPs van a tener que ver las necesidades que surgen en este nuevo escenario donde habrá que tener buena conectividad en el trabajo, en la casa, en las SD-WAN, porque estamos viviendo en espacios distribuidos”, alertó.
El año, finalizará, además, con tres países de la región con procesos concretos y en marcha de cara a 5G, Chile, República Dominicana y Brasil, y la expectativa que, en 2022, se inicien nuevos procesos. “Con 5G se van a expandir mis huellas porque las personas se van a poder desarrollar en cualquier lugar y eso obligará a asegurar los ambientes, a que hayan mayores procesos”, amplió.
Las minas conectadas, los vehículos autónomos para realizar determinadas tareas, conforman la avanzada de actividades que se operarán de manera remota, para lo que habrá que asegurar el funcionamiento de las redes, prevenir cualquier tipo de ataque, como también la información y los datos que circulan a través de ellas. Lo que obligará a profundizar sobre la conciencia del riesgo y a definir estrategias para prevenirlo, una oportunidad para que las telcos puedan generar nuevos ingresos de cara a los segmentos BtoB y BtoC.
