Al igual que la creación de su concepto, el nombre de TeleSemana.com estuvo profundamente ligado a la dinámica de los cambios de la época.
La clave era ser más rápidos en la entrega del contenido gracias a Internet, y sortear las restricciones físicas del papel y sus tiempos de impresión y distribución.
Se buscaba un nombre que explicara el nuevo concepto. Como la burbuja del puntocom era muy reciente, las primeras opciones fueron algunos nombres onomatopéyicos o poco convencionales, al estilo de Yahoo!, Google y AOL. Luego de algunas semanas lluvias de ideas algo cuestionables y frustración, e incluso de apelar a servicios online de generación de nombres, el proyecto permanecía anónimo.
Fue un momento de mucha frustración.
“El nombre nos parecía muy importante. Creíamos que era la clave en el corto plazo: pensábamos en el arranque y queríamos comenzar con mucha aceleración. Pensábamos que, al no tener aún una base de contenido, el nombre era crucial para que la gente se interesara”.
Al final, quedó claro que el nombre no podía ser una onomatopeya. “Nuestro nombre tenía que ser muy claro en cuanto a lo que estábamos ofreciendo: al sector al que nos dedicábamos y la nueva periodicidad que buscábamos imponer. Y allí nació el nombre de Tele-Diario”.
“Nos fuimos al extremo opuesto. Pasamos de querer ser muy creativos y sofisticados, a ser lo más simple, plano y llano que pudiéramos ser. En España —pese a que Rafael Junquera estaba en Miami en ese momento—, los programas informativos de televisión se llaman telediarios. Y es un nombre que a mí particularmente me resulta fácil de recordar”.
Esto recuerda que vamos a telecomunicaciones (tele) y que vamos a diario. Hicimos un logo y un newsletter de prueba. A la semana, rápidamente nos dimos cuenta que era inviable”. Era claro que debía ser semanal; Rafa debió conformarse con el cambio de frecuencia.
Esto rompió con todo el trabajo creativo que habíamos realizado con el nombre.
Para resolverlo, sin volver a pasar por todo el frustrante proceso de semanas nuevamente, quedó Tele-Semana (luego TeleSemana). Rafa procedió a testear el nombre. “Lo consulté con muchas personas de América Latina, y todos estaban de acuerdo en que era muy feo”. Con el tiempo, y visto en perspectiva, ha resultado como el cuento del patito feo, y con el paso del tiempo el nombre se ha convertido en un cisne.
Ahí comprendí que la gente se acostumbraba a todos esos nuevos nombres extraños de la web no porque sean buenos, sino porque sus servicios lo son. Lo valioso del servicio lleva a que se normalice el nombre. Para bien o para mal, la decisión fue esa.
Justamente, eso pasó con TeleSemana. Veinte años convalidaron esta premisa.
El plato
Con el logo, la situación fue sencilla. No había diseñador, ni dinero para contratarlo. El propio programador tomó esa tarea.
“La idea era hacer como un disco satelital —a pesar de que íbamos a hablar de telefonía móvil— con unas pequeñas ondas que salían, gigantescas, y el nombre “Tele-Semana” salido un poco de este plato satelital, como si estuviera proyectando el nombre.
Esa misma base se usaría también para los logos de TeleSemana TV, TeleSemana Radio, y TeleSemana Webinars. Ese logo sobrevivió hasta 2007 cuando fue reemplazado por el nuevo logo, que coincidió también con la inversión en un nuevo sistema de gestión de contenidos (y con la apertura de la oficina en Buenos Aires); cuando definitivamente el histórico PDF semanal quedó atrás para dar paso al nuevo portal completo de actualización diaria.
Sobre el logo actual, no hay demasiado que contar. “Es una pelotita, nadie sabe bien qué significa”, explica Rafa. “Pero como la gente ya lo ha visto tantas veces, no hay interpretación, simplemente, es la marca que es”. Y tal vez sea ése, posiblemente, uno de los grandes logros de una marca.
