Qué y cómo será la futura 6G es todavía una incógnita, y justo en este periodo inicial de definición todas las ideas son válidas para poder innovar y crear una nueva tecnología que sea mejor y más útil para la humanidad. Porque parece que hemos llegado al punto de inflexión donde lo que hacemos ya no es sólo una cuestión puntual para una sola organización u empresa, sino que todo tiene el carácter épico de apelar a todos los ámbitos de la vida, ya que todos nos afectamos los unos a los otros. O este parece ser un poco el discurso actual.
Y justamente la computación y las telecomunicaciones están en constante evolución, impulsando avances tecnológicos significativos en nuestra sociedad, de hecho son corresponsables de que haya una mayor conciencia global en cada acción individual. A medida que nos adentramos en la era de la conectividad 6G, se requiere una nueva forma de abordar los diferentes desafíos, tanto del sector como de la humanidad, aprovechando al máximo las capacidades de esta tecnología emergente. Y es en este contexto donde un equipo de ingenieros del King’s College London anuncia el inicio de una investigación pionera para explorar la computación inspirada en el cerebro humano y aplicado a las redes 6G.
La computación inspirada en el cerebro, también conocida como neuromórfica, se basa en el estudio de los principios de funcionamiento del cerebro humano y en la aplicación de esos conceptos a los sistemas computacionales. Esta forma de computación permite una mayor eficiencia energética, una capacidad de procesamiento masiva y una mayor adaptabilidad, características esenciales para el éxito de las futuras redes de telecomunicaciones.
El equipo de ingenieros de King’s College London explorará cómo aplicar los principios de la computación inspirada en el cerebro humano a la arquitectura y el diseño de las redes 6G. Esto implica el desarrollo de algoritmos y modelos de aprendizaje automático que se asemejen a la forma en que el cerebro procesa y analiza la información. Al aprovechar la capacidad de adaptación y la eficiencia energética inherentes a la computación neuromórfica, se espera que los resultados de esta investigación impulsen el rendimiento y la capacidad de las futuras redes de telecomunicaciones 6G.
