La computación cuántica promete convertirse en una tecnología de fuerte crecimiento en los próximos años, de la mano de la inteligencia artificial (IA) y de la madurez de la computación en la nube. También a partir de lo que traerán las futurísticas redes 6G. En números, la perspectiva es que, de cara a 2030, la computación cuántica se ofrezca como servicio para el 75 por ciento de los clientes empresariales.
Fue una de las conclusiones dadas por NTT Data en el marco de un encuentro de prensa llamado The future uncover en el que, además de abordarse los principios básicos de esta tecnología, se puso en discusión su relevancia en un escenario de posicionamiento de aquellas otras tecnologías con las que convive.
Aunque por estos días el concepto de la computación cuántica todavía se advierte como abstracto, la perspectiva es que su adopción impacte en las diversas actividades cotidianas. Así, “la electrificación de los medios de transporte se verá impacta por la computación cuántica. En 2028 el 50 por ciento de los fabricantes de vehículos eléctricos y baterías estarán utilizando la computación cuántica en sus procesos”, aseguró Evandro Armelin, director de Data & Analytics en NTT DATA Americas.
“La computación cuántica es una realidad pero no existen aplicaciones masivas concretas aún. Las inversiones actuales (en esta tecnología) rondan los 2.000 millone de dólares. Para IDC se pasará de 1.000 millones de dólares (en inversiones) en 2022 a más de 7.600 millones de dólares en 2027”, agregó. Anticipó, en este marco, que su ventaja radicará en que se ofrecerá en la nube.
Para el ejecutivo, la computación cuántica generará también ganancias en el corto plazo, aunque de menor impacto. La apuesta es por el largo plazo. En 2035 ya habrá un ecosistema de aplicaciones. Para llegar a eso, en tres a cinco años se verán los primeros casos de uso específicos, aseguró.
Su desarrollo se dará de la mano de la IA. En otras palabras, la computación cuántica consiste en una tecnología complementaria que permitirá generar beneficios “que hoy todavía no se pueden imaginar”, pero que en conjunto con la computación clásica y la realidad aumentada operarán de una manera nueva a favor de la sociedad.
Esas mejoras podrían observarse en una mejora de la calidad de vida, nuevos abordajes para tratar las crisis alimentarias y los desafíos demográficos, como también las cuestiones vinculadas con la agricultura y los cambios climáticos, para generar cultivos más resistentes o que se adaptan a las nuevas situaciones que atraviesa el planeta.
Se prevé, asimismo, que aporte capacidades “excepcionales” en salud y ciencias de la vida, a partir de la posibilidad de efectuar cálculos más eficientes en genómica y genética, entre otras áreas relativas a la biociencia.
En el caso del sector de las telecomunicaciones, Armelin anticipó que las novedades aplicarán a la gestión de las redes móviles. Hoy se está incursionando en la gestión de las redes 5G, tarea que permitirá acumular una experiencia tal que, hacia adelante, se pueda aplicar con el advenimiento de las redes 6G. Hace unos meses, la GSMA publicó una serie de recomendaciones para que el sector comience a indagar sobre este tema.
Esto, en paralelo a iniciativas tanto de parte de operadoras móviles como de hiperescaladores que están abordando la tecnología y sus potenciales usos.
En otras palabras, perspectivas para dentro de una década, pero sobre la que es necesario comenzar a trabajar en profundidad desde ahora. Tal como lo señaló Luis Quiles Ardilla, director en NTT DATA Americas y especialista en tecnologías disruptivas, “la computación cuántica aprovecha los límites de la física cuántica para crear una computadora”, lo que permitirá “encontrar resultados mejores para determinados problemas”.
